Cuándo no estás tú

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- ¡Tú puedes Armando! -Se escuchó por tercera vez aquella voz escandalosa.

Armando se exasperó. Le había dicho muchas veces a esa niña que no tenía que animarlo tanto y menos cuándo solo eran entrenamientos, pero ella parecía no entender.

- Tendré que hablar de nuevo con ella. -se dijo- ¡No puede seguir haciendo esos escándalos!

- Tu novia vino de nuevo. - se escuchó la voz burlona de su compañero de equipo, Yaten Kou. Y sí, eso era lo que más le molestaba, que sus compañeros de equipo se burlaran de él.

- No es mi novia. - respondió muy serio.

Su negativa hizo que Yaten riera con más ganas. Él bien sabía que la muchacha no era nada suyo, sin embargo, que él se empeñara en dejárselo claro siempre, le causaba gracia.

- ¿Por qué no la invitas a salir? Tal vez así quede conforme y te deje en paz. -Agregó Nephrite, quien también reía divertido.

- Si hace eso no se la quitará nunca de encima. - rebatió Jeidite.

- O quizás suceda todo lo contrario. -concluyó Yaten- Tal vez conocer la verdadera personalidad de Armando ayude a desencantarla.

Después de esa charla, que les había costado una reprimenda del entrenador pues se distrajeron de la práctica, Armando decidió que intentaría probar la estrategia de sus amigos.

La invitaría a salir y le mostraría su peor cara, con suerte eso la haría desistir. Sí, correría un pequeño riesgo pero después de todo ¿Qué tenía que perder?

Esperó a la chica por media hora en la puerta del instituto, preguntándose ¿por qué se tardaba tanto en salir? ¿No se suponía que las clases habían terminado ya? Comenzaba a desesperarse cuándo al fin la vio salir en compañía de dos chicas más. Tal hecho le desagradó, no quería que nadie más se viera involucrado en lo que pensaba hacer, después de todo sólo pretendía saciar el interés de la chica, no tenía ninguna otra intención. Suspiró resignado y se acercó al trio.

- Hola ¿Bunny verdad?

La chica se le quedó viendo con sorpresa y Armando aguantó las ganas de bufar. No era la primera vez que le hablaba y ella siempre tenía la misma reacción.

- Sí...

La respuesta tan poco audible no ayudó a que se le quitara el mal humor, sin embargo, se obligó a ser cordial.

- ¿Podemos hablar?... -el pelinegro miró a las otras chicas y añadió- ¿En privado?

La mirada ilusionada que la chica le regaló al oír sus palabras provocó un deje de remordimiento en él, pareciera que ella había estado esperando una oportunidad cómo esa.

Las amigas de la rubia la miraron con complicidad.

- Nos vemos luego Bunny. -dijeron, alejándose rápido.

- ¿Siempre son así? -preguntó Armando viendo a las chicas alejarse.

- ¿Así cómo?

- Olvídalo, ha sido una pregunta tonta.

La rubia asintió en respuesta, y se quedó viéndolo expectante. Él nunca antes se había detenido a mirarla de verdad, por lo que el brillo en la mirada de la chica lo sorprendió, parecía que esos orbes celestes ocultaban un secreto y él de repente quiso descubrir cuál era.

- ¿Y bien? - preguntó la muchacha y al ver que él la seguía observando sin dar ninguna respuesta, se sonrojó. A Armando le pareció adorable ese sonrojo y dejó de ver como un sacrificio el invitarla a salir.

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