Esta es una recopilación de los mejores onet shots de fanfiction sobre Sailor Moon con los personajes de Naoko Takeuchi.
Las historias pertenecen a los diferentes autores de Fanfiction sobre mi pareja favorita de Sailor Moon.
Ya saben que en mis...
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by Rosse Tenoh Chiba
Mientras todos se dirigían a sus casas, ella se quedaba ahí mirando hacía un punto muerto. Acababa de enterrar a su hermano, la última persona que le quedaba con vida. "Ya no" se corrigió.
No quería despegarse de su tumba, a pesar de que solo había derramado una solitaria lágrima desde que le anunciaron su muerte; y no es que no amara a su hermano, era todo lo contrario, pero en los últimos meses ella había llorado más de lo que lo había hecho en toda su vida y no quería hacerlo más. Se preguntaba si su hermano estaría conforme con su decisión, recordando las palabras dichas por éste: "Llorar no va a revivirlos". Y era verdad, así que se felicitó por ser fuerte y no llorar.
- Serenity. Al escuchar que la llamaban, salió de su trance y al hacerlo se encontró con los ojos violeta de Hotaru, la novia de su hermano. Debía estar destrozada, al igual que ella, sin embargo, la miraba cálidamente, tratando de reconfortara. -Ven a casa conmigo.
La petición de Hotaru era amable y, estaba segura, de muy buena fe, pero ella no tenía ganas de tratar con nadie, quería estar sola. Además, no es que Hotaru le cayera mal, pero no la había tratado lo suficiente como para confiar en ella, así que se negó. Su cuñada, resignada, se dirigió a la salida del cementerio y se fue.
La peliplanta se quedó allí parada, tratando de asimilar lo que sería de su vida ahora que no le quedaba nadie.
Decir que ese año había sido malo, era quedarse corto. A su madre le habían diagnosticado cáncer a principios de este, y como estaba muy avanzado, no se pudo hacer nada por ella y había muerto después de tres meses. Luego la siguió su padre, quien al parecer no pudo soportar la soledad y el vació que dejó su amada esposa, dejándose morir.
Aún después de sus pérdidas, se consolaba diciendo que tenía a su hermano, quien compartía con ella su dolor y la animaba a seguir. No había dejado de llamarla ni un solo día para preguntarle cómo estaba; y curiosamente cuando contestó la llamada en la que le anunciaron su muerte, había dicho: "Hola Sammy"
A veces, Serenity se preguntaba cómo volvería a amar a alguien, si al parecer la muerte estaba enamorada de todo aquel al que ella quería. Se sentía tan perdida que no notó cuando la lluvia comenzó a caer, y aun cuando está arreció, no se movió.
Se encontraba empapada cuando sintió que alguien la cubría con un paraguas y colocaba una chamarra sobre sus hombros. Tal acto la llevó a girarse para ver quién era, encontrándose con el azul profundo de los ojos de Endymion, el jefe de su hermano.
Ninguno de los dos habló en varios minutos. Solo se miraron fijamente el uno al otro, tratando de descifrar los pensamientos de cada uno, hasta que Endymion decidió romper el silencio.
- Llora Serenity, te hará bien.
La peliplata negó con la cabeza. No quería llorar y nadie la obligaría a hacerlo. Endymion suspiró. Era tan cabeza dura como su difunto hermano, quien tampoco lloró en el funeral de sus padres, temiendo que metiera esa idea en la cabeza a su hermana.