FIN

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K O R E

Era el gran día de Lyna, y todo parecía ser un caos. La noche anterior ella nos había obligado a Diana y a mi a dormir en la casa de Jared. La estilista que la prepararía también se encargaría de nosotras, así que desde esa mañana temprano, todo en la casa era un gran jaleo.

La boda iba a ser en unos jardines de flores que Jared había alquilado para la ceremonia, y el resto de los festejos serían en la propia casa. Empleadas corrían de un lado a otro, preparando todo lo que aún faltaba por estar terminado. El medio día se acercaba y a mi ya me habían vestido, peinado y maquillado.

El cuerpo aún me dolía, los restos del accidente seguían ahí, pero ya no eran tan dolorosos como antes. Busqué a Diana por la casa, quería asegurarme de que estaba bien, y la encontré en la habitación de Lyna donde se estaba arreglando.

Me quedé asombrada al ver el hermoso vestido blanco, se veía como una princesa en aquella hermosa prenda. Su pelo ya estaba recogido de manera elegante, pequeños tirabuzones adornaban todo el conjunto. Casi me echo a llorar.

—Lyna...estás increíble —ella sonrió, nerviosa, podía ver como temblaba. Mis ojos pasaron por toda la habitación y me detuve en Diana, frunció el ceño— Por Dios, como odio ese vestido.

Diana hizo una expresión de tristeza— ¿Tan mal se me ve?

—Te queda demasiado bien —negué— No me gusta.

Lyna se echó a reír— No le hagas caso, Diana, es su lado protector. Kore, deja a tu hermana en paz y ven aquí, necesito que me digas que estoy haciendo lo correcto. Me siento como un flan.

Me acerqué a ella, sosteniendo sus manos— ¿Cómo puedo yo responder a eso? ¿Desde cuando soy yo la que da buenos consejos? —me reí, dejándola notar que estaba bromeando— No sé si es lo correcto Lyna, pero sé que estás perdida y repugnantemente enamorada de Jared. No creo que esté mal este paso, es lo que siempre has querido.

Ella tomó una fuerte respiración, volviendo a sonreír— Vale. A la mierda, me caso. Es un hecho.

Le di un apretado abrazo— Va a salir todo bien, ya verás.

La maquillaron y, tras tomar un pequeño tentempié para aguantar el largo día hasta la tarde, nos metimos en el coche que nos llevaría al lugar de la ceremonia. Salir del coche fue toda una hazaña, el vestido pomposo de Lyna era hermoso pero poco práctico. Logramos sacarla de una pieza entre Diana y yo, y la tomé del brazo para ayudarla caminar.

Siempre apoyándola, le di una sonrisa reconfortante que ella pareció aceptar. Cuando estuvimos frente al largo pasillo de invitados, sentí que su agarre se aferraba a mi más fuerte.

—Tranquila —le susurré, ella sonrió, pero no lo estaba en absoluto— Respira profundo.

Caminamos por la alfombra sobre el césped, la música nupcial llamó la atención de todos los invitados, que se pusieron de pie para recibirla. La emoción se sentía en el ambiente, miré hacia el altar, donde un nervioso Jared se aguantaba las lágrimas de emoción. A su lado, Jensen parecía quedarse dormido en cualquier momento, no pude evitar negar suavemente. Él nunca iba a cambiar.

Entonces mis ojos se encontraron de frente con los de Misha, mi pulso se aceleró. Desde el hospital no lo había vuelto a ver, y me costó respirar al mantener fija su mirada. Lo detallé rápido, llevaba un traje azul oscuro, casi negro, y aunque estaba perfectamente arreglado, podía notar en sus ojos que estaba cansado.

One More Light | Misha CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora