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K O R E

—¿Esto es necesario?

—Absolutamente sí —Lyna se observaba sin parar en el espejo de su habitación mientras yo simplemente permanecía cruzada de brazos— Tienes que conocer a mi chico, ¿O es que no te interesa?

—¡Claro que me interesa Lyna! No digas tonterías —protesté— Es solo que no estoy de humor para conocerlo, y no quiero ser borde. Encima es una barbacoa en la piscina y...

—Y van a ir amigos suyos —continuó mi frase dándose la vuelta hacia mí, me quedé con la boca abierta al ver lo jodidamente sexi que se le veía ese bikini azul oscuro— Te aseguro que son guapos, y necesitas sacarte al señor Collins de la cabeza.

—¿Tenías que mencionarlo? —protesté poniéndome en pie y dispuesta a salir de la habitación, pero Lyna me atrapó del brazo en mitad del camino— Venga Lyna, por favor...

—No me hagas llevarte a rastras —su tono autoritario— Ahora mismo estás poniéndote el traje de baño negro que te compré y vas a acompañarme.

Gruñí— En estos casos te odio.

Lyna sonrió y tomando el conjunto negro me empujó hasta el interior del baño para cambiarme. Cuando salí con solo el pequeño traje de baño y me observé en el espejo me quedé sin palabras. La verdad era que no me quedaba nada mal, pero los moratones aún eran visibles por mi rostro y cuerpo blanco, lo que me hizo recordar los sonidos de los disparos que acabaron con Lion. Aparté la mirada.

—No pongas esa cara —Lyna suavizó su voz y tomándome de los hombros me hizo mirarla— Te ves perfecta, y de verdad necesitas salir. No pienso dejar que te encierres, quiero que la antigua Kore vuelva y hoy va a ser ese día, vas a beber, a divertirte y sobre todo a tirarte a alguno de los invitados. Lo necesitas.

Me eché a reír— Estás loca. Anda, vamos.

Luchar contra ella era imposible. Así que había desistido casi al momento de mi idea de negarme. Lyna tenía razón, necesitaba distraer mi cabeza después de todo lo que había sucedido. Yo nunca me había involucrado tanto en la muerte de alguien, y ahora era la causante directa de la muerte de Lion.

Aunque sabía que Lupo era un profesional y que de ninguna manera me vería perjudicada, mi cabeza no paraba de darle vueltas a aquel momento, el sonido de los disparos y el olor a pólvora y sangre.

Di gracias que Lyna insistiera en conducir, su argumento era que conocía mejor el camino, y yo no pensaba rebatirlo de ningún modo. No quería arriesgarme, me hallaba en pésimas condiciones para conducir, incapaz de centrarme en nada.

Por todo el camino Lyna me contó más detalles sobre su viaje en Paris, y aunque por momentos procuraba prestarle atención, mi mente viajaba a esos ojos azules a cada segundo, torturándome.

—Resulta que al final no me gustó tanto, quitando los lugares icónicos, París me resultó muy aburrido —decía mientras aparcaba— A mí eso de hacer turismo y caminar no me gusta, para mi suerte no me resultó complicado convencerlo de que nos quedásemos todo el tiempo en la cama.

—Sí. —asentí, sin tener ni idea de lo que hablaba, dolo observando la fachada de la gran casa. No tenía nada que envidiarle a la de Misha.

Gruñí nuevamente, molesta por no parar de recordarlo— Ey, Kore, ¿me estás escuchando?

La miré— Lo siento, lo siento Lyna —pasé mis manos por mi rostro— Vamos, necesito beber y dejar de pensar. Creo que te haré caso y me tiraré a alguno, lo necesito.

Lyna sonrió con amabilidad— Pues vamos amiga. A sacarte al Sr. Collins de la cabeza.

Nos bajamos del coche y entramos en el jardín principal. Todo olía a flores y estaba muy bien cuidado. Para cuando llegamos a la gran puerta de roble apenas tuvo que tocar el timbre una vez antes de que se abriese.

One More Light | Misha CollinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora