AU (Universo alterno)

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Día 6: AU (Universo alterno) Sherlock x Liam!vampiro

Este one-shot lo tenía planeado desde hace mucho y ha crecido más de lo que pensé así que se publicará en dos partes, esta y la que corresponde al día libre de la tabla. 

Me inspiró bastante Le sang de mon prochain de la Femme, así que dejo el video arriba. De antemano, ¡gracias por leer!


     A lo largo de su vida, Sherlock Holmes se había convencido de ser capaz de resolver cualquier problema que se le presentara. Poseía inteligencia y habilidades deductivas de sobra para ello, por lo que nunca se vio abrumado por un asunto más de lo necesario. Entraban y salían de su mente, con menor o mayor emoción dependiendo de su grado de dificultad. Al final solo quedaba algo de hastío y mucho de aburrimiento. No esperaba que esta rutina cambiara dentro de un futuro próximo.

     Sin embargo, ahora daba vueltas por su habitación ―a medias incrédulo y a medias emocionado―, mientras se preguntaba cómo exactamente debería proceder para capturar la atención del hombre rubio cuya existencia descubrió hace 48 horas. Aun veía aquellos ojos rojos en la oscuridad cuando estaba a punto de quedarse dormido; era como un sueño que se deshacía al intentar atraparlo.

     Hace dos días simplemente fue a un bar. Se sentía frustrado de no tener nada en que ocuparse desde su reciente graduación, y John Watson, su compañero de habitación, le dijo que saliera al menos por una hora. Había estado vegetando entre la cama y el sillón durante casi una semana antes de aquello; conforme pasaban los minutos más se le antojaba inyectarse alguna sustancia, algo que pusiera su cerebro a chisporrotear de nuevo en tanto decidía qué rayos hacer con su vida.

     ―¿Quién se cree que es para darme consejos? ―había estado refunfuñando durante todo el camino. La noche se volvió lo bastante helada como para hacerle estornudar, de manera que se conformó con el primer sitio abierto que vio.

     Detrás de una puerta acristalada con luces rojas sobre el umbral, halló una barra medio vacía. Pidió un whisky y en lo que se lo preparaban sacó un cigarrillo. De repente, un pequeño altercado a su izquierda rompió la atmósfera calma:

     ―¡Ya basta, te dije que no te creo! ―exclamó una mujer cuyo rostro no veía. Estaba sentada a su lado, y al darse la vuelta bruscamente para levantarse, derribó encima de su brazo la copa que había estado bebiendo―. ¡Ah! Maldita sea, lamento eso, yo...

     Soltó el cigarrillo para sacudirse mientras la desconocida continuaba disculpándose y discutiendo con su compañero. «¿Ves lo que causas? Todo porque te niegas a escucharme», decía aquel mientras ella sacaba un pañuelo del bolso rojo que traía y se lo entregaba. Sherlock lo recibió a regañadientes. Utilizó la última pizca de autocontrol que tenía para evitar comenzar una pelea.

     ―Nunca más le hago caso a John en algo ―escupió luego de que aquel par se fuera apresuradamente. Se sacudió la manga húmeda lo mejor que pudo y lanzó el pañuelo a un lado. Solo entonces recordó su whisky, que ya estaba listo encima de la barra.

     Se bebió la mitad del vaso y chocó el cristal con un golpe encima de la madera. Incluso su cigarro se había caído al suelo, comprobó al mirar hacia abajo. La noche no podría empeorar.

     Rato después, al terminarse la bebida y el nuevo cigarrillo, notó algo extraño. Una sensación de mareo que no podía atribuir al alcohol estaba manifestándose desde las esquinas de su mente. Observó la palma de su mano y parpadeó; su vista también comenzaba a nublarse. Echó un vistazo discreto a su alrededor: como era normal, a medida que avanzaba la noche, el número de clientes se incrementaba y ahora estaba lleno hasta dónde abarcaban sus ojos.

Tú y yo estaremos bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora