Enfermedad.

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-¿Mmm?-Onodera trató de mover nuevamente su brazo derecho, aquel que estaba usando para limpiar las ventanas. Ventanas que no dejaban ver hacia afuera, pero a Ritsu le gustaba la limpieza así que siempre estaban brillantes.

-¿Qué pasa?-Trató con todas sus fuerzas de levantar su brazo pero no funcionaba, por lo que lo golpeó contra la pared para ver si reaccionaba pero tampoco funcionó.

Onodera comenzó a sentirse mal, su cara se puso roja y, de golpe, su temperatura se elevó considerablemente. Sus piernas le fallaron y terminó tirado en el piso mientras temblaba ligeramente. Su respiración se volvió errática y empezó a sudar.

Sintiendo que las pocas fuerzas que le quedaban lo iban a abandonar, hizo un esfuerzo sobrehumano para poder levantarse a buscar el teléfono. Marcó rápidamente el número que su novio le había enseñado y esperó hasta que él contestara.

-Ta-Takano-san...-Apenas alcanzó a llamarlo por su nombre cuando su cuerpo lo obligó a caer sobre el suelo, dejando el teléfono de la casa colgando y una fuerte voz al otro lado que lo llamaba.

-Tienes fiebre de nuevo

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-Tienes fiebre de nuevo...-Takano miró preocupado el termómetro, al tiempo que colocaba un paño húmedo sobre la frente del castaño.-¿Cómo te sientes?-

-Mi brazo...-Onodera trató de mover su brazo derecho de nuevo, sin resultado alguno.-No se mueve.-Las lágrimas cubrieron sus ojos y bajaron por sus mejillas, el temor de perder su extremidad se hizo presente.

-No llores.-El pelinegro peinó el cabello húmedo del menor hacia atrás y luego le dio un besito en la mejilla.-Estarás bien, yo te curaré y mejorarás, te lo prometo.-

-No lo siento...-Onodera sorbió su nariz y trató de limpiarse las mejillas.-Tengo miedo.-

-Todo estará bien.-Takano se levantó de la silla al lado de la cama y fue a buscar algo dentro de su maletín.-Estarás bien.-Sacó una jeringa de entre el maletín y la golpeó varias veces, haciendo sonar un poco el vidrio.

Onodera abrió los ojos al escuchar ese sonido, para después incorporarse con ayuda de su brazo izquierdo y ver que el pelinegro venía dispuesto a inyectarle esa cosa de nuevo.

-Ta-Takano-san...-Se echó hacia atrás, golpeando su espalda con la cama. Negaba con la cabeza mientras observaba aterrado a su novio.-Por favor no, no otra vez.-

-Es por tu bien.-El mayor dejó la jeringa sobre la mesita de noche para después tomar a Ritsu de los hombros y acostarlo lentamente sobre la cama de nuevo.

-Pe-pero... siempre duele mucho, por favor, no me duerma.-El pequeño negaba con la cabeza al tiempo que su presión bajaba y su piel se ponía cada vez más pálida.

-Dolerá más si no te duermo.-Takano agarró la inyección y la ubicó entre sus dedos para poder colocársela a su novio.

-¡No!-Onodera golpeó la mano del mayor con su brazo bueno, haciendo que la jeringa volara en el aire y se estrellara contra el suelo, consiguiendo que el líquido en el interior se esparciera por todo el piso.

Los secretos de mi novio.➖Sekai-Ichi Hatsukoi.➖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora