1

9K 613 52
                                    

—¿Qué es esto, Jennie?

Frente a ella, su esposa, con quién llevaba cinco años casada, se limito a suspirar de forma cansina, sin alejar el sobre que le tendía sobre la mesa.

Lisa la miraba, confundida, y sin tomar el sobre.

¿Acaso Jennie se le había adelantado?

¡Si se suponía que el tema de la adopción sería una sorpresa!

—Lalisa, solo léelo.  —dijo Jennie con una voz suave.

Arrugo el ceño levemente, decepcionada un tanto de que Jennie le hubiera llamado por su nombre y no por los dulces sobrenombres que a veces le decía y no usaba desde hace meses. Lisa sabía que las cosas no estaban bien, no era idiota, llevaban peleando por lo menos desde hace seis meses por cualquier estupidez, además de que no habían hecho el amor desde hace dos y eso la estaba asustando demasiado.

Porque, por mucho que peleará con Jennie, Lisa la seguía amando, así como sabía que Jennie la amaba.

Unas peleas eran algo normal en una relación de pareja, ¿no es así?

Aunque claro, pelear cada día hasta por qué no había papel higiénico en el baño no era normal.

Sus manos picaron mientras sostuvo el sobre.

Sumando el tema de que las peleas y de que no se habían tocado de forma carnal, estaba la frialdad, el vacío, la indiferencia. Como Jennie trabajaba en una empresa de construcción y Lisa era pediatra, apenas tenían tiempo para verse o salir juntas, para tener un tiempo a solas.

¿Cuándo fue la última vez que salieron a cenar?

No lo recordaba bien.

¡Pero estaba bien! Pero ya era hora de solucionarlo y luego de haberlo pensado tanto, ¡Lisa tenía una idea maravillosa!

Se le había ocurrió mientras jugaba con la hija de Jisoo, Yeri, la pequeña le había dicho que debería darle un primito con el que jugar. Luego había recordado su época universitaria, cuando estaba saliendo con Jennie, y amabas habían dicho que una vez casadas llegaría el momento de adoptar un niño que alegrará sus vidas.

Con el paso de los años, esa promesa había sido olvidada, sin embargo, Lisa quería cumplirla ahora. ¡Un niño podría volver a acercarlas!

Y, al parecer, Jennie se le había adelantado.

¡Si ella también tenía los papeles de adopción que la trabajadora social le había entregado para que leyeran y se informaran del proceso!

Tranquilamente, saco lo que había dentro del sobre.

Arrugo los labios cuando noto que solo era un papel.

Sus labios temblaron al leer la primera frase, así que levantó la vista.

—¿Qué es esto, Jennie? —repitió con la voz quebrada.

Los ojos de Jennie, su esposa por cinco años, su novia durante tres años, la única mujer que había amado con tal profundidad, eran fríos, helados, indiferentes.

—Una carta de divorcio. Lo siento, Lisa, pero ya no te amo.

Apego. - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora