4

5.5K 519 107
                                    

—Lisa, ¿Qué demonios te pasa?

Lisa miró a Jisoo con una mirada impasible mientras le metía un palito de helado a Yeri en la boquita. La hija de Rosé se había enfermado los últimos días debido a la ola de frío que azotaba la ciudad, y no era la única: ese día, Lisa tenía una agenda llena por lo menos durante una semana más.

No le importaba demasiado, porque Lisa amaba a los niños.

Siempre había querido un niño dentro de su familia, y el sueño de adoptar uno seguía metido en su cabeza a pesar de la inestabilidad con Jennie.

Inestabilidad. Como si fuera eso. Como si estuvieran pasando un mal momento y no hubiera pedido el divorcio oficialmente tres días atrás.

En esos tres días, Lisa no había tenido noticias de su esposa, pero no la iba a llamar para presionarla.

Lisa conocía a Jennie lo suficiente como para saber qué decisión iba a tomar finalmente.

—Tose, cariño. —le pidió dulcemente a Yeri, que obedeció.

La hija de Rosé que había sido producto de su exnovio Hueningkai, era un encanto con todo el mundo. Era educada, bonita y tierna, criada por sus dos padres a pesar de que no estuvieran juntos, ya que todavía conservaban una gran amistad aun cuando hubieran sido novios en el pasado.

Hueningkai no era un padre ausente como muchos solían pensar. Llamaba a Yeri cada noche preguntando cómo le fue en el día, y cuando Hueningkai estaba en casa, le ponía total atención a su hija. Además, conocía a Jisoo, la actual pareja de Rosé, y no ponía reparos en que Jisoo pasara tiempo con Yeri.

—Has estado comiendo helado a escondidas de Jisoo, ¿no es así, enojona? —se burló dulcemente Lisa de la pequeña niña, que enrojeció por la culpa y la vergüenza.

—No me cambies el tema. —reclamó Jisoo detrás de ella —. Lisa, demonios, ¿Cómo se te ocurre...? ¡Jennie no merece ninguna oportunidad! ¡Te engañó con su asistente!

El breve recuerdo de ver a Jennie tomándole la mano a Irene en su oficina, hablándole al oído mientras provocaba que se riera, causó una punzada de dolor en su corazón, pero fingió una indiferencia que no sintió para que Jisoo no siguiera regañandola.

Lisa nunca se había considerado a sí misma como una persona celosa, no, así como Jennie. Mientras Jennie era toda posesividad y gruñidos, Lisa era calma y silencio porque Jennie nunca le había dado motivos para dudar de ella en esos ocho años que estaban juntas.

No hasta ahora.

—Bronquitis aguda. —le dijo a Jisoo —sólo descanso, mucho líquido y acetaminofén para bajar la fiebre.

Jisoo murmuró por lo bajo mientras comenzaba a abrigar a Yeri.

—Deberías firmar sus tontos papeles. —regañó Jisoo —y deshacerte de ella. Le pides la casa, dinero y la mandas al diablo.

—Jisoo... —dijo Lisa con la voz seca —sigue siendo mi esposa y la mujer que amo. Tú no lo entiendes, así que te lo diré de una forma fácil: Jennie me sigue amando, lo sé, sólo tiene que darse cuenta de eso y la ayudaré para que luego no se arrepienta por haberse divorciado.

—¿Arrepentirse? —farfulló Jisoo con rabia tiñendo su voz —. ¿Cuándo Jennie Kim se ha arrepentido de algo?

Nunca. Jennie era una persona que pensaba bien las cosas antes de hacer algo. Si le estaba pidiendo el divorcio, no era por una decisión apresurada, sino porque tuvo que pasar semanas pensando en si era lo correcto o no.

—Y si realmente te ama —agregó Jisoo tomando en brazos a Yeri —entonces que se dé cuenta sola y te pida de rodillas perdón. ¡Te ha humillado! ¿Dónde demonios está tu orgullo, Lalisa?

Apego. - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora