La Puerta del Diablo.

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Inspirado en la Puerta del Diablo.
Mito/leyenda salvadoreña.


       "NO IMPORTA cuánto améis. No importa cuánto os preocupéis por lo que amáis; vuestra maldición hará que lo perdáis todo cuanto os importa".

Taehyung, mientras observaba al joven Jeon Jungkook desde su posición, recordó aquellas palabras que su padre le había dicho. No obstante, codiciaba las cosas como un hombre cualquiera, aunque él no lo fuera. Antaño codició lo más divino y celestial, algo que nadie nunca había hecho y perdió la batalla por obtenerlo. Fue arrojado al infierno pero eso no le impidió caminar sobre el suelo de los mortales para codiciar otros bienes ajenos.

Aunque, en aquella ocasión, su avaricia no lo llevó a tomar un imperio, robar oro ni rocas preciosas y hundirse en una gran fortuna o disfrutar tanto los lujos como los placeres mortales, no... Esa vez, codició a alguien; a un hombre, a un mortal tan bello que su propia divinidad se vio sometida. Taehyung nunca había visto un mortal con semejante gracia; con ojos tan cautivadores, piel seductora y labios comparables a la ambrosía. 

Jeon Jungkook era el hijo menor de un mercader muy rico, a diferencia de sus hermanos mayores que heredaron el negocio de su padre, él pudo seguir sus sueños. A su corta edad, se había convertido en un tesoro nacional, su sublime talento en la danza lo llevó lejos y muy alto en tan poco tiempo; el joven Jeon, "el chico de oro", se convirtió en una estrella y en un bailarín muy famoso.

Corría el año 1906 cuando Taehyung y Jungkook se conocieron por primera vez. El bailarín había sido solicitado en la corte real para celebrar el cumpleaños del rey, que en aquel entonces, era Sunjong (quien años más tarde, se convertiría en el último rey del imperio coreano). Kim Taehyung era una persona importante para la corte, era el hombre más rico del país, incluso más que la familia real, por lo que le tenían respeto debido a su influencia.

Taehyung había ocultado su inmortalidad convirtiéndose en su propio abuelo, padre e hijo, y en el futuro sería su propio nieto. Década tras década, se cambiaba el nombre y asumía un nuevo rol. Solía manejar sus riquezas desde las sombras para no levantar sospechas de su nulo cambio físico a través de los años. De vez en cuando, se hablaba sobre su fortuna; ¿de dónde había salido? ¿Por qué era tan rico? ¿Por qué solía desaparecer con frecuencia? Pero quienes especularan acerca de su misteriosa forma de vida, recibían una maldición, por lo que pronto aquello se convirtió en un tabú social.

El joven Jeon Jungkook se presentó ante el rey, bailó una danza tradicional y fue aclamado por el público. Quien dijera que su baile no había sido cautivador, se convertiría inmediatamente en un ser falaz. Sin embargo, a pesar de la ovación de aquella noche, Taehyung fue el único que había sentido algo diferente. Algo más que codicia.

Se llevó la mano al pecho mientras el joven agradecía sus aplausos y la mantuvo allí cada vez que cruzaban sus miradas. Entonces, surgió en su mente una duda que le hizo ver el mundo de cierta manera... ¿Tenía el Diablo un corazón? ¿Podía el Diablo sentir más que soberbia y codicia?

Aquel día, fue el inicio de todo; de un amor tan intenso como verdadero, como el recordatorio de su, aparentemente, olvidada maldición.

Pero a Taehyung, a Lucifer, príncipe de las tinieblas, no le importaba aquello mientras no se cumpliera y pudiera desear a Jeon Jungkook más de lo que había deseado su libertad cuando en el reino de los cielos se encontraba.

Joseon, 26 de marzo de 1906.

Joven y estimado Jeon Jungkook;

Goosebumps (kth+jjk) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora