Capitulo 3

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Estamos en quiebra hijo - susurro la señora Zheng.

Queeee!!! Se escuchó el grito ahogado del Omega Yang Yang, sorprendiendo a los presentes.

Que estás diciendo madre, eso no puede ser posible, si el hospital está funcionando bien - exclamó agitado el alfa, sonreía por dentro, debería trabajar mejor como actor, se le da un poco la actuación.

Mmmmmju - suspiro profundo el alfa mayor - eso es lo que estamos haciendo creer hijo.

Estamos teniendo un mal momento, hice un mal negocio y estás son las consecuencias, ya no podremos vivir como ricos.

Tu padre y yo hemos decidido darles a ustedes dos el apartamento que adquirimos recién casados, se que no es mucho, pero tendrás donde vivir hijo.

Tendrás que buscar trabajo, pero queremos que sean felices en su nidito de amor, así como lo fuimos nosotros hijo, lo que teníamos pasará a manos de la persona con que hice el negocio.

Ese era el plan, irse a vivir en el pequeño apartamento, reliquia para sus padres, quienes empezaron todo desde abajo.

Con arduo trabajo llegando hacer lo que son hasta el día de hoy, donde el tenía que mantenerlo con el sudor de su frente, con el sudor de su trabajo.

El acepto con gusto, se sentía más que honrado vivir en el lugar donde sus padres empezaron su felicidad, con su arduo trabajo de médico, sabía que ganaba muy bien, le alcanzaría para mantener al Omega y su cachorrito.

Habian hablado con un amigo para que les ayudará, el, al enterarse no se hizo esperar en colaborar, ya que una vez el lo perdio todo también por confiar en su Omega en aquel tiempo más que en sus padres.

Estaba feliz que si amigo ayudará de esa manera a su hijo y también orgulloso que el alfita confiara en sus padres más que en nadie.

Ellos no eran destinados, pero tampoco el podía dejar abandonado al Omega que embarazo durante su celo, su lobo estuvo de acuerdo no podían dejar tirada su responsabilidad de padre.

Pero al parecer alguien no todo muy bien la noticia, eso no era lo que el deseaba, sus planes se estaban viniendo hacia abajo.

Tanto fue su enojo, su rabia, que provocó su fuente se rompiera a sus siete meses de embarazo, los señores Zheng y su hijo se preocuparon tanto y lo llevaron a su hospital.

Tuvo su parto normal, un hermoso y bello niño de cabello castaño, un alfa al igual que su padre, un maldito alfa especial, uno que parecía más un Omega.

Yang Yang se enojo tanto, se hizo el dormido para saber que le decía el médico a los Zheng, se llenó más de odio de coraje al escuchar que su hijo era un alfa y defectuoso todavía.

Ni siquiera era uno normal para poder engañar ah alguien más oh venderlo alguna familia de dinero, estaba enojado con el mismo por buscar oro encontró cobre, se decía así mismo.

Algo sin valor, sin sentido para el, eso sí que no lo permitiría el, no quería pasar más vergüenzas y humillaciones de las que a vivido.

No quería volver a la vida que tenía antes, lleno de insultos, de burlas, de maltratos, le había costado hacerse de renombre, el no había nacido para ser así.

Le daría a los Zheng dónde más les dolíera, por burlarse de él, de Yang Yang, nadie se burlaba, les haría pasar dolor así como el que él, pasaba desde que llegó a la ciudad.

Tendría que esperar hasta que todos se durmieran, para hacer su cometido, porque se habían quedado los tres con el para cuidarlo, dio una sonrisa psicópata, no sabían todavía con quién se habían metido.

Pasaba de media noche cuando despacio se levantó, registro la bolsa de su maldita suegra, apenas pudo encontrar un poco de dinero pero lo tomó.

Se dirigió a dónde estaba la cunita del bebé, alzó al cachorrito en sus brazos, en vez de causarle alegría, sintió enojo, irá y rencor, de nada le había servido quedar embarazado sino había obtenido lo que quería.

Ah cachorro maldito, a primeras horas de nacido y ya traes la mala suerte incorporada no me sirves para nada, no siquiera para venderte, nadie querria un cachorro defectuoso cómo tu.

Solo serás un estorbo en mi vida y futuros planes, pero tampoco dejaré que tú seas feliz con tu padre, si yo no lo soy tu tampoco, así que muérete y si llegas a vivir nunca me busques porque te odio - le susurro al bebe.

Minutos antes de dejarlo en un callejón oscuro con tal que no arruine sus planes de casarse con un hombre rico.

Al instante el bebé empezó a llorar fuerte, sus primeros minutos de vida y ya estaba sufriendo, el desgraciado de su madre lo había abandonado sin ningún abrigo, sin su ropita, lo había dejado tal como vino al mundo, el se estaba congelando.

Su lobito se sintió herido, al sentir el odio y el rechazo de su mami, se sentía muy mal, si su mami no lo quería, sentía que nadie más lo haría.

Pero las deidades y la madre luna, jamás dejaría a uno de sus pequeños hijitos abandonado a su suerte.

Quizás fue la suerte, casualidad u obra del destino, que a esa hora de la madrugada hubiera alguien que anduviera en la calle y pudo escuchar los gritos de llantos de dolor y frío que daba el pequeño cachorrito.

Esa persona iba algo triste a su bar no le hiba muy bien que se diga, todo había ido de pique, luego de la muerte de su Omega destinado, todo se vino abajo para el.

No hayaba que hacer, si en este mes no tenía venta tendría que cerrar, quedaría en la quiebra, el no quería vender el lugar lo habían abierto con su Omega.

Quería conservarlo, como un recuerdo de un hermoso amor, esa noche hacía más frío de lo normal, el llevaba puesto un abrigo que tejió su Omega para el.

Hiba dentro de sus pensamientos, aún se sentia debastado y desolado por la muerte de su Omega, a pesar que había Sido hace un tiempo atrás, eso provocó que su lobo se durmiera por años.

Hasta que una madrugada dónde hiba caminando de regreso, casi a una media cuadra de su casa, pudo volver a sentir como su lobo se despertaba y se puso alerta, cuando de repente escucho un grito desgarrador.

Un llanto lleno de dolor, corrió hacia el lugar de donde se escuchaba que venían los llantos de un pequeño cachorrito.

Su corazón dolió al ver que en el puro suelo, estaba tirado un bebé sin ropa, quien sería tan desgraciado como para dejarlo de esa manera.

Cachorro nuestro - decía su lobo moviendo su cola y aullando de felicidad había perdido toda esperanza de ser padre.

Él sonrió con sus ojos llorosos al poder volver a sentir a su lobo años después de la muerte de su pareja.

Si nuestro - sonrió se quitó su abrigo lo más rápido posible, y envolvió al hermoso cachorrito en el y tomándolo en sus brazos lo arrulló con mucho amor, lo aperfumo , con su aroma de menta con chocolate amargo.

Al parecer el cachorro de bebé también le gustó, lo acepto como su padre ya que su llanto se calmó y se acomodo en sus brazos.

Era tan pequeñito, tan hermoso, tan suavecito, que encajaba perfectamente en una sola de sus manos.

Ah ambos les dio ternura al ver una tierna sonrisita en su cachorrito, la felicidad era tan grande en sus corazones, pero debían llevarlo al hospital.

Tenían que llevarlo ah revisar, un pediatra debía examinarlo para que no le sucediera nada malo, no sabía cuánto tiempo había pasado el cachorro así en esa fría noche.

Wang Ayanga un alfa soltero, alto, guapo, risueño, de ojos chocolate, cabello castaño, muy amable y de buen corazón, el era dueño d un bar, el y su lobo fueron quienes encontraron al bebé abandonado.

Ambos lo habían adoptado en sus corazones como su hijo, como su cachorro, habían ido al hospital para hacerle sus rutinas médicas.

El médico pediatra que estaba de turno esa noche se quedó admirado, cuando el alfa coloco al bebé en la camilla.

El cachorro lloro tan fuerte y amargamente, lloraba con sentimiento, lo preocupo a ambos, Ayanga lo tomo de nuevo en sus brazos tiernamente y eso hizo que el cachorro se calmará un poco pero sus sollozos eran tan lastimados.

Fue ahí cuando Ayanga le comento al médico la situación en que lo había encontrado, así el entendió que el pequeño a temprana edad tenía un trauma, miedo hacer abandonado de nuevo.


Un Alfa que parece Omega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora