Capitulo 4

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El médico con mucho amor y suavemente le susurro palabras de aliento al cachorrito.

Mi niño - empezó a susurrarle - se que a pesar que eres pequeño ya entiendes y sabes lo que te a pasado, pero no tenga miedo cachorrito.

Tu nuevo papi no te va abandonar, solo queremos examinarte para asegurarnos que estés bien, estuviste un tiempo en el frío.

Eso ayudó mucho, ya que el bebé empezó a calmarse y dejo que su papi, lo pusiera en la camilla, pero se aferro tanto a un dedo de la mano de Ayanga.

Algo que hizo que tanto médico, enferma presente como Ayanga, sonrieran con ternura y arrullaran al bebé.

El pediatra lo había examinado completamente, toda clase de estudios, no le importaba gastar en el cachorro lo poquito de dinero que le quedaba.

El quería que su hijo, estuviera bien, después veria que vender oh qué hacer para mantenerlos a ambos.

El médico le informo que todo estaba bien por el momento en el, pero que su pequeño bebé no era como los demás, el era un cachorro muy especial y peculiar.

Al principio Ayanga estaba algo confundido, no entendía ah qué se refería el médico con eso, pero después quedo sorprendido y sin palabras, jamás imagino conocer a otra personita asi.

El conocía a alguien perfectamente, con la misma condición que su ahora hijo, pero ellos se habían alejado.

Ya no tenían comunicación, pero realmente el medico lo dejo sin palabras también.

Señor Wang su cachorro es un alfa, pero uno muy peculiar, un cachorro especial, tanto en su aroma como su apariencia.

Doctor Tao no entiendo exactamente lo que me quiere decir.

Señor Wang su cachorro es un alfa pero con cuerpo de Omega, debe cuidarlo mucho y darle sus vitaminas.

También le puedo decir que es un bebé prematuro, no sabemos cómo puede esto afectar en su desarrollo.

Me quiere decir que mi bebé alfita puede quedar embarazado.

El médico sonrió al ver que por fin su paciente entendía lo que decía.

Exactamente señor Wang, todo en él físicamente grita Omega pero su lobito es un alfa, cada mes me gustaría que lo trajera para hacerle sus chequeos.

Gracias Doctor Tao.

Ayanga tomo con mucho cuidado y amor a su cachorrito que estaba envuelto en unas mantitas de algodón color blancas con azul rey.

Eran unas que le había regalado el pediatra de su bebé cuando supo toda la verdad.

Así mismo también le dio unas latas de leche y unas pachitas para que tuviera mientras llegaba el otro día y podría comprar lo necesario.

Le aconsejo que hiciera todo legal, al salir del hospital con la medicina de su bebé, fue rumbo a dar parte a la policía, dónde paso bastante tiempo hasta casi la tarde del siguiente día.

Ya que ellos debían esperar si había alguna denuncia de robo de bebé, llamaron a la trabajadora social, quién quería tomar en sus brazos al cachorrito.

Pero este no se dejó tomar en brazos, lloraba fuertemente y se aferro a la camisa de su papi, sollozando con mucho dolor.

No quería lo dejarán de nuevo, no quería apartarse de su nuevo papi, de ese rico aroma a chocolate, que se había vuelto su favorito.

A los demás no les quedó de otra que dejar que el señor Wang Ayanga se quedará con el bebé en brazos, pero debía pasar mínimo unas 12 horas en la estación.

Al ver que nadie había puesto una denuncia, ni nada ellos decidieron que sería mejor que el bebé se quedará con el señor Wang.

Más s al ver la forma en cómo este lo cuidaba con mucho amor y ternura, el bebé se aferraba con todas su fuerzas a el.

El alfa estaba emocionado, al tener un hijo, siempre fue su sueño, pero lamentablemente su pareja destinada murió de un paro al corazón el día de su boda.

Su lobo estuvo todo este tiempo alerta, no quería que nadie le quitará su cachorrito, había pasado a comprar ropita para el bebé.

Llevaba unos botes de leche y unas pachitas que le habían regalado en el hospital.

Con eso había logrado darle su lechita al cachorrito cuando estuvieron esperando los papeles de adopción.

El bebé en s,i no fue adoptado, la trabajadora social con un abogado habían echo que el bebé fuera registrado como su hijo de sangre.

Al llegar a casa ambos se acostaron en la cama y colocando a su bebé en su pecho ambos quedaron dormidos hasta altas horas de la madrugada que les dio hambre.

Ese día el bar no se había abierto, el le llamo a sus empleados que tomarán un descanso por una semana, mientras buscaba la manera de mejorar su situación.

Durante ese tiempo lo aprovecho para estar al pendiente de su bebé, su habitación la transformó ahora en su ropero había un poquito de ropa de bebé.

Su mesita de noche se podía ver un termo y unos latas de leche para prepararle a su cachorrito, al otro lado tenía un mueble donde habían pañalitos, toallitas húmedas y unas cremitas para el cuidado de la piel de un bebé.

Disfrutaba el tiempo observando a su hijo, el le estaba dando las fuerzas necesarias para poder luchar, debía sacar abante su negocio y así tener para darle todo a manos llenas a su cachorrito.

Otra sorpresa para el, era que su adorado y bello hijo, no podía dormir sino era en su amplio y cálido pecho, cuando cocinaba oh trabajaba en su computador debido tenerlo en sus brazos.

Había tomado un mueble para convertirlo en cunita, mientras conseguía dinero para comprarle una muy bonita, le coloco un edredón para que se sintiera acolchonado.

Unas sabanitas de bebé para que se sintiera cómodo, pero había Sido más el trabajo y el tiempo invertido adaptándola, que su bebé no quiso ahí, solo lo coloco y empezó a llorar.

El bebé solo quería estar cerca de el, en sus brazos, en su pecho, quizás los latidos de su corazón eran como una melodía relajante para el cachorro.

Sonrió orgulloso al verlo dormir tan relajado en su brazo, mientras que con el otro había estado trabajando en su computadora.

Solo se podían escuchar los soniditos tan suaves de la respiración de su amado y adorado cachorrito, desde ese día su lobo también se volvió sobreprotector.

Wang Yibo, era un bebé que había medido 30 cm, el día de su nacimiento y pesando 4 libras, a pesar de ser un bebé prematuro, sus órganos estaban bien, al parecer el amor que le brindo el alfa mayor, le daba fuerzas para luchar.

Su cabello castaño, sus labios color cereza, sus ojitos color miel, habían echo que Ayanga se enamora de nuevo.

El cachorrito de león, como lo había bautizado su papi, debido a la fuerza que traía para luchar con todo desde pequeño, había echo imaginarlo un rey león, era por eso que le decía así, por su valentía, por su fuerza, por su carisma.

El bebé se sentia tan cómodo, tan feliz, tan emocionado, tan cálido y amado, que cuando dormía tan relajado por la confianza que le dio su papi.

Ayanga podía notar en ocasiones como había una sonrisita de medio lado en los pequeñitos labios.

El bebe estaba tan feliz que inconsciente dejo salir por primera vez su dulce y exquisita aroma de jazmín con gardenia y al final unas pequeñas notas cítricas.

Ayanga y su lobo estaban encantados al percibir el dulce aroma de su cachorrito a tal punto que cerraron sus ojitos disfrutando que su bebé estaba muy feliz y cómodos con ellos.

Por un momento Ayanga abrió sus ojitos en sorpresa, al sentir esas pequeñas notitas cítricas en su bebé, esa aroma que jamás en su vida olvidaría, ese crítico olor que en un tiempo antes de conocer a su destinada lo volvía loco.

Observó detenidamente a su bebé, no podía ser posible que su bebé, fuera hijo de esa persona, no creía que esa persona fuera tan despreciable, no eso no fuera posible.

El lo conocía a la perfección, era su forma de ser tan dulce y tiernas a pesar de ser alfa, que lo había cautivado, por muchos años fue posesivo con el, no quería que nadie se le acercará.

Sabía muy bien que ellos no eran destinados, sabía muy bien que una relación alfa con alfa era mal visto ante la sociedad tan maldita que había en estos tiempos.

Solo espera que los tiempos cambiará, porque al saber cómo era su bebé, tenía un presentimiento que su hijo tendría un alfa como destinado.

Suspiro profundo, hoy que su lobo había despertado y tener a su bebé a su lado, estaba algo preocupado, porque en ocasiones el mismo se sorprendía pensando en ese hermoso alfa que lo había enamorado cuando joven.

Sabía que el también tenia interés por el, porque por más que disimulara el buscaba el contacto con el, pero tenían miedo a desafiar la naturaleza, desafiar a la madre luna, porque ella había echo un alma gemela para ellos.

Lo más sorprendente fue que sus destinados eran gemelos, cuando su Omega murió, el se alejo de ellos porque sabía que a pesar de saber la verdad que eran gemelos, el y su lobo se pondrían furiosos pensando que era su Omega.

Esa era la naturaleza alfa, el aprendió amar a dos personas a la vez, pero dejo a un lado, enterró los sentimientos de ese hermoso alfita por amor a él y respeto a su destinada.

Y ahora su bebé tenía la misma condición y en su aroma había algo conocido también, algo que estaba haciendo que su lobo volviera a recordar aquellos sentimientos enterrados.

Pero no podía volver a buscarlo, era mejor dejar las cosas como estaban, era mejor dedicarse a su cachorrito, ya no tendría corazón para nadie más, se dedicaría en lleno a su leoncito, así rey león, al dueño de su corazón, al dueño de sus quincenas y de sus abrazos.

Sería el almohada humana de su bebecito, de ese pequeño y maravilloso bebé que sonreía aún dormido, esa belleza que no dormía sino fuera en sus brazos y en su pecho.

Se sentía orgulloso, de ser importante para alguien, de tener un motivo para seguir luchando en la vida, tenía que cambiar su forma de vivir, porque de ahora en adelante tenía a alguien que seguiría su ejemplo y el quería ser el mejor papá del mundo, quería ser el héroe de su Yiyi.


Un Alfa que parece Omega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora