Capitulo III

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- Relájate, Malena- camina de un lado a otro diciendo palabras sin sentido, bueno, tal vez si las tengan pero no logro entender.

Después de un maratón de lágrimas y lamentos, nos quedamos dormidas. Mi querida amiga me levantó de una manera un tanto, peculiar, aunque debería estar acostumbrada, me empujó del sofá haciendo que le diera un beso a la alfombra. Empezamos a gritar cualquier tipo de palabras mostrándonos "enojadas", al final-como las locas que somos- terminamos riendo. Y eso era lo que necesitaba para olvidar todo el torbellino de anoche.

Le conté todo con detalle, y sólo se concentró en lo que hizo Connor, esa es la causa por la que está así, tan molesta. He tratado de que lo deje pasar, porque si no, estoy segura que terminaré hecha un mar de lágrimas. Otra vez.

- Esta bien, Esta bien- dice calmada, asiente pausadamente, sentándose a mi lado. - Así que... Dylan regresó y dime ¿Sigue siendo un bombón o está más sexy?- hace un movimiento con sus cejas, añadan un empujoncito que da mucho que decir.

- No empieces Malena, tengo cosas más importantes en que pensar y hacer- me alejo y voy a la cocina para preparar algo de comer, mi estómago pide que lo alimente a gritos.- Es más, despega ese trasero de mi sofá y ayúdame.

La veo levantarse con pesadez y acercarse. Hace todo un show para llegar hasta donde estoy, es una dramática. Malena Duffy, irlandesa con su característico cabello rojizo y pecas visibles, que van descendiendo hasta su pecho, no dejemos atrás sus ojos miel y un cuerpo envidiable. Somos amigas desde la secundaria, sus padres se mudaron a Mayfield City por trabajo, al principio pensé que era como las chicas "populares" del instituto, pero vaya que me lleve una sorpresa cuando me defendió de esas arpías por un problema que no viene al caso. Desde entonces nuestra amistad se hace cada vez más fuerte.

Mi celular suena, limpio mis manos y voy a la pequeña mesa en medio de la sala. Dice desconocido, miro extrañada, pero contesto debe ser importante, nunca se sabe.

- Buen día, ¿Quién habla?- mi ceño se mantiene fruncido esperando que contesten.

- Hola, mi cielo- dejo salir el aire de mis pulmones, que no me había dado cuenta que estaba reteniendo.- ¿Podrías pasar por Sebastián al pre-escolar? Estoy saliendo para el hospital.

- ¿Es Marissa?- susurra un sí, me entristece escucharla así.- No te preocupes, tía Catherine. Me quedaré con Sebas toda la semana, sabes que me encanta estar con él.

Me agradece como siempre y cuelgo. Vuelvo con mi amiga, le comenté lo de Marissa mientras desayunamos, o más bien almorzamos. Es un ¿desayualmuerzo? Definitivamente que mi profesora de poesía le daría un ataque por escucharme decir eso. Después de arreglar todo y alistarme para buscar a mi sobrino, salimos del edificio, Malena debe ir a trabajar así que acordamos hacer una salida con los chicos como bienvenida para Dylan, insiste en que debo volver a verlo y saber porque regresó.

Dejo esos pensamientos de lado para dar paso a otros, más bien a otra persona, mi prima. Les cuento; Marissa es tres años mayor que yo, tenía una relación que a nadie en la familia le agradaba, muy tóxica para serles más específica. Cuando cumplió la mayoría de edad se fue a vivir con él, se llama Owen, meses después se enteró que estaba embarazada, la echó a patadas, literal, del lugar donde vivían. La apoyamos a pesar de su comportamiento, al nacer Sebastián creímos que cambiaría, pero no fue así, la situación se puso peor. Empezó a tomar alcohol y consumir drogas, me llamaba para buscar al pequeño, cuando llegaba al apartamento se encontraba sólo, por suerte ningún vecino se enteró de ello. Hoy la situación sigue siendo la misma, regresó Owen, quien sigue sin aceptar a su hijo. He estado a cargo de Sebastián desde que nació han pasado cinco años y ella no ha querido pasar mucho tiempo con su hijo, por no decir nada.

Sé la razón por la que la tía Catherine se dirige al hospital, Marissa ha caído en sobredosis y ya nos han avisado que si tiene una más es muy peligroso. Es su segunda recaída, he tenido muchas discusiones por su actitud, ni siquiera es una pizca de lo que era antes. Ver lo que hace sin importarle su bienestar o el de su hijo, me es suficiente para no ser igual, jamás haría tal cosa, por eso mi reacción a lo que dijo Connor.

Llego justo a tiempo, los niños y niñas están saliendo, corren hacía sus padres o esa persona especial para ellos. Espero a que salga, el pequeño que hace los días hermosos cuando está conmigo, pero no lo veo por ninguna parte, entonces miró hacia la puerta y la maestra me hace una seña para que me acerque. No dice nada sólo camina en dirección al salón abre la puerta de metal, pintada de amarillo pollito, dejando ver a Sebastián.

- Hoy estuvimos dibujando, no les pedí algo en específico, cuando les dije que me enseñarán su trabajo- habla buscando entre los papeles llenos de dibujos coloridos, me entrega una hoja con lo que podía describir era él, en una esquina oscura y otra persona alejada-, me entrego esto. No entiendo qué sucedió, siempre comparte con sus compañeros, canta, baila y, para tener tan corta edad, dibuja y colorea de maravilla. Se la ha pasado así todo el día.

- Tampoco sé que pasó, pero trataré de averiguarlo. Entiendo su preocupación, nunca lo vi de esta manera- me acercó cautelosa y me puse de cuclillas frente a él.- Hola, tesoro. ¿Te encuentras bien?

Con sólo escucharme se lanza hacia mí rodeando mi cuello con sus pequeños brazos y escuchó varios sollozos. Lo abrazo con fuerza, el espacio entré mis cejas desaparecer, esto me preocupa. Tomo la mochila y sin soltarlo salimos del lugar.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2023 ⏰

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