OCTAVO CAPITULO.- "¿Vamos a una discoteca?"

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Ya casi se me ha pasado la furia de la semana pasada, de Eduart, creo que ya podría verlo a los ojos sin sentir que las mejillas me arden del enojo que siento, hasta podría hablar con el sin gritarle y restregarle en la cara que me decepcionó.

-Oye ¿vamos a una discoteca hoy? - me pregunta Bed.

-No... es que tengo trabajo, ya sabes- miento.

-Pero es sábado, sal un rato- me propone.

-Bueno, esta bien- cedo por fin. La verdad es que tiene razón: debo salir de vez en cuando.

-¡Aleluya! he logrado sacarte y sin un libro en la mano- se burla de mi por decima vez.

-Si... como sea te veo hoy con las chicas ¿si?- le dijo.

-Okey ¿a las diez?- propone, antes, hace mucho tiempo, ibamos a las 8;40, pero en cambio ahora ya vamos a las diez, así son las cosas, siempre cambian.

-Si, esta bien- le espeto y cuelgo rápidamente.

No me apetece salir pero debo de dejar de pensar en el, en Eduart pero es casi imposible y, cuando por fin dejo de pensar en el, viene a mi casa para saludarme... para saludar a mi hermano.
Bueno, ya paso toda larde, no hice nada más que pensar el porque si debería ir a la fiesta, para no pensar en Ed, para no pensar mas en Ed, me repito cada sierto tiempo.

Creo que ya debería empezar a cambiarme, mmm... ¿que puedo ponerme?

Busco en mi armario algún vestido que usar y me decido por uno negro con tirantes cruesos y la parte baja pomposa y en capas como de tul, unas botas negras si tacón, que me llegan a las pantorrillas. Si, así estoy bien, el pelo recojido y sin maquillaje, lo detesto, aparte que no se ponermelo.

Escucho que alguien toca la puerta, lo que me indica que ya han venido mis amigas a recogerme, les dije que podía ir yo sola en mi coche, pero Maya me dijo que no, porque iban a emborracharme y no podría conducir, yo las mande a la mierda pero luego se lo llevo a quien sabe donde, asi que por ahora no tengo coche.

-Hola- les digo cuando entran a mi sala.

-¡Apurate! ya va ser muy tarde- me dice Bed cuando me ve.

-Asi voy- respondo.

-Ni de coña- interrupe Maya.

-Si, asi no vas- me señala Nataly con la mano.

-No, asi voy- respondo decidida, no quiero un nuevo luck.

Se miran unas a otras y ya se lo que va a pasar.

-No- niego con la cabeza para hacerles entender que no van a vestirme.

-Mira, si no te gusta, te arreglas de nuevo y listo- me dice Maya.

Asienten las tres y me miran de cuerpo completo, revisandome.

-Aver... el vestido esta bien, y también... no sólo eso- dice Nataly con desaprobación mirando mi cabeza y mis pies.

-No entiendo que tiene de malo mis botas, ni mi pelo, es una coleta- le respondo.

-Esta del asco, ambos- dice Bed.

-Si... ya se, tengo unos tacones en el maletero, somos de la misma talla- propone Maya, mas que una proposición es como una orden.

-Aver...- le digo poniendo los ojos en blanco.

-Ya, ve por ellos y yo vere que hacer con este desastre- dice Nataly mirando mi cabeza muy concentrada, le frunso el ceño cruzandome de brazos.

-Mierda, no me lo creo- dice Bed sorprendida, todas dejan de hacer lo que estuviesen haciendo y se voltean a mirarme.

-¿Que?- le pregunto, pero al instante me doy cuenta de lo que se fijan, es el puto maquillaje.

-¿Por que no llevas nada en la cara?- pregunta Bed con desaprovacion.

Me agarra de los ombros y me sienta en el sofa, antes de que pueda decir algo, saca una bolsa de maquillaje de su enorme cartera, me pasa un lápiz negro pero niego en la cabeza, ella parece atónita, me dibuja una pequeña línea en mis párpados, ambos. Saca el rimel y me lo pasa por las pestañas. Uau, se siente raro que me rosen de esa manera las pestañas.

-Listo, aqui estan- entra Maya, pero suelta las botas de tacon, que hacen un ruido fuerte en el piso de madera.

-Amiga te ves guapísima- dice con admiración, ya me han risado el pelo, que ahora esta suelto y me han maquillado con lapiz de ojos, rimel y un pintalabios opaco.

Busco un espejo y me veo, si no esta tan mal.

-Vamos- me dice Nataly y me tiende una mano.

Okey, puedo hacer esto.

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