¡ dos !

464 52 2
                                    

— No puedes ocultarte por mucho tiempo, Innie —Jisung le dijo con una media sonrisa y dándole de los dulces que había llevado esa mañana.

Jeongin tomó los dulces, abriéndolos y dejándolos en su mano para luego llevarlos a su boca.

— Sí puedo —había dicho con la boca llena, ocultando su rostro con su capucha negra y mirando a todos lados como si en cualquier momento fuese a parecer el dueño de sus pesadillas.

Seungmin abrió la puerta de golpe causándole un gran susto que le había sacado un grito y había hecho que lanzara sus dulces. Jisung comenzó a reírse sin poder evitarlo, observando el rostro entristecido de Jeongin al ver sus dulces esparcidos por todo el suelo del tejado del instituto.

— ¡Maldita sea, Seungmin, casi me hago pipí!

Kim sonrió burlón y lanzó su mochila al suelo para luego sentarse.

— Sigue buscándote —avisó sacando un empaque de galletas y dándoselo—. Lamento asustarte y hacer que tiraras tus dulces.

— ¿Qué voy a hacer? Tarde o temprano va a encontrarme —tomó las galletas sin rechistar y llevó una a su boca tan rápido como las había abierto.

— Sigo pensando que deberías sólo decirle que fue una apuesta —Jisung habló y tomó una galleta.

Seungmin asintió de acuerdo.— Creo que lo va a entender.

— Pero... ¿y si quiere golpearme? —abrió mucho los ojos con miedo al imaginarse un escenario donde Lee Minho golpeaba su rostro y le decía con palabras duras todo el asco que le daba.

— No va a golpe-

— De hecho creo que sí —Seungmin interrumpió—, se ve muy molesto. Yo que tú me preparo para una buena paliza.

— Ya, Seungmin, no lo atormentes —Jisung lanzó pedacitos de galleta al rostro burlón de su novio, quien le sacó la lengua—. No le oigas, dice puras babosadas.

— P-pero... ¿y si tiene razón? —murmuró temeroso, mirándolo con ojos acuosos— ¿Y si quiere golpearme, Hanji?

— Que no va a gol-

Fue interrumpido por el sonido oxidado de las bisagras de la puerta siendo abierta, alertando a los tres chicos de inmediato. Jeongin sintió su corazón comenzar un maratón dentro de su pecho al reconocer aquella cabellera marrón chocolate que se asomaba curiosa, e inconscientemente apretó las galletas en sus manos al ver aquellos ojos enfocarse en él.

— Creo que tu hora llegó —murmuró Seungmin levantándose y sacudiéndose el polvo, enviándole una mueca dolorosa.

— Hola... —Minho entró, mirándolos con ojos curiosos— ¿Puedo hablar con él? —le apuntó, haciéndole dar un pequeño brinco asustadizo— A solas...

── por una apuesta !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora