Introducción

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Se escuchaban gritos de auxilio, camino tranquilamente hasta donde se escuchaba aquella voz. - "Espera, conseguiré ayuda, no te muevas". - dijo con preocupación.
Regreso por el mismo camino de vuelta.

Al entrar a su hogar, sonrió ampliamente al hombre sentado en un gran sofá de piel.- No me digas. - dijo el hombre, y sonrió aún más amplio, como si fuera posible.

- Si, otra más.- contestó para después tomar su ya conocida arma y salir casi chillando de emoción.

Está era la tercera vez que su esposo la dejaba hacerlo, y la primera vez que lo haría ella sola.

¿Le emocionaba?

Por supuesto, a quien no le emociona su primera vez, quien no disfrutaría del sufrimiento de otro...

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