Día 3: Saitama-Niigata (parte 2)

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Al menos el clima les favorece, ya que no trajeron bloqueador solar y ambos saben lo mucho que Tsukishima se quema al sol. Está inusualmente nublado. Aunque aún puede sentirse calor, no es el mismo tipo de calor seco que los dejaría como charcos de sudor después de un rato. 

Sacaron el balón del fondo de la cajuela y caminaron las pocas cuadras que había desde su onsen hasta la playa. 
 
La playa estaba mayormente vacía, solo unas cuantas personas alrededor, y para su fortuna, había una vieja red de voleibol colgando de dos postes abandonados. Yamaguchi sonrió y corrió hacia ella. A Tsukishima le daba algo de alivio verlo tan emocionado, no era como si no lo hubiera estado todo el año pasado que jugaron pero a veces estaba tan enfocado en sus tareas de capitán que parecía olvidar lo divertido que era sin tener que prestarle atención a un montón de adolescentes.
 
Calentaron un poco, porque al parecer los viejos hábitos nunca mueren y para cuando comenzaron a hacer unos pases, se dieron cuenta que no había vuelta atrás. Rápidamente se movieron a lados opuesto de la red, corriendo alrededor como cuando eran niños practicando en el patio trasero de la casa de los Tsukishima, las muñecas doloridas y el balón volando lejos con más frecuencia de lo que lo alcanzaban, esperando a que Akiteru regresara de la escuela y que la madre de Tadashi lo recogiera (o que la mamá de Tsukishima los llamara a cenar). 
 
Y así como así, es como si fuese aquel niño pequeño otra vez, ansioso de jugar porque quería pasar más tiempo con su hermano, que había dejado de pasar tiempo con él viendo películas para practicar, el niño que no podía recibir más de cinco veces sin que sus muñecas dolieran, su piel se pusiera roja y aun así estuviera rogándole a Akiteru por un pase más. Parece que había olvidado que al inicio de todo, el voleibol solo era una excusa para pasar más tiempo con él, para hablar en sus descansos y oirlo explicar el 'movimiento cool' que aprendió solo para intentar replicarlo después y acabar con un balonazo a la cara y sus lentes un poco mas chuecos que antes. El voleibol era divertido y un vínculo con su hermano. 

Cuando más tarde dos chicos se acercan y les proponen jugar, Yamaguchi le sonríe y él solo rueda los ojos porque por supuesto que diría que sí y por supuesto que Yamaguchi lo sabe. Yamaguchi regresa a su lado de la red con el balón en sus manos, listo para el primer saque, bastante emocionado. 

—Ten piedad con ellos— le recuerda con una inevitable sonrisa, puede ver a uno de los chicos darle una palmada en la espalda a su compañero, un gesto que dice algo parecido a "¿puedes creer esto?" Pero eso solo le emociona más porque si algo aprendió en sus años de prepa es que le encanta ver cómo cambia la mirada en los ojos de alguien cuando lo subestima a él o a su equipo, o en este caso, a Yamaguchi. Oh, como le encanta ver el momento en el que se dan cuenta que se debe subestimar a Yamaguchi. 
 
—No, no creo que lo haga— Yamaguchi casi canta antes de sacar. Incluso con el viento, el saque flotante de Yamaguchi es igual de desconcertante como siempre, si acaso, da un giro aún más impredecible antes de que cualquiera de los chicos tengan oportunidad de lanzarse a recibirlo. 

—¿Saben? Pueden sacar ustedes para que no acabe tan rapido— la felicidad y ligereza en la voz de Yamaguchi es algo que le encanta, con esa adorable sonrisa inocente no hay persona que pueda enojarse con él, su comentario pasa como inofensivo y tal vez un poco directo, Tsukishima sabe que lo dijo con toda la intención de doler, así que se ríe por Yamaguchi, solo un poco.

En ese instante, piensa que jugar con Yamaguchi es divertido. 

Yamaguchi es su segunda razón para seguir con el voleibol. Él fue el primero con el que compartió el gusto. Incluso si ya era parte de un equipo, antes de que Yamaguchi se uniera, este era solo su manera de decirle a Akiteru "mira, igual que tú" y no era cercano a ninguno de los niños del equipo, pero cuando Yamaguchi se había unido, se había aferrado a Yamaguchi tanto como Yamaguchi lo había hecho con él. Yamaguchi había estado demasiado entusiasmado por aprender (y era un adulador de primera, pero eso no es algo que Tsukishima vaya a tocar pronto) así que había sido fácil el seguir entrenando con él, hablando con él, saludándolo en los pasillos de la escuela, seguido de almorzar juntos, no mucho después estaban organizando pijamadas y en las mismas clases…pero el voleibol había sido la primera cosa en unirlos. 

15 horas || TsukiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora