Día 4: Niigata-Bandai Asahi (parte 1)

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—Eres valiente, ¿sabes? —recordaba haberle dicho a Shoyo cuando eran los últimos despiertos. Tobio se dormía rápidamente cuando bebía, después le seguía Yachi, que se había acostado sobre el colocador y luego Yamaguchi, cuchareando el pequeño cuerpo de Yachi. Hinata ya había reclamado su lugar en el pecho de Tobio, usándolo de almohada, y Kei era el único aún en el sillón, sus piernas colgaban por el brazo del sillón debido a su altura.

—¿Qué hice para merecer un cumplido? —Shoyo rió.

—Irte a entrenar solo, lo respeto.

—Vamos juntos, Tsukki, vamos a patearle el culo a Tobio— Kei dejó salir una risa ante su comentario.

—No tengo interés en ello.

—Lo sé— Hinata le dio una palmada en el brazo, casi dándole directo en la nariz a Kageyama—. Pero aún así amas jugar, si no, no me hubieras dicho esto.

—Yo— resopló, no dispuesto a empezar una pelea, menos cuando estaba a punto de quedarse dormido—. Solo lo dije porque es cierto— ah, como odiaba que se le soltara la lengua cuando estaba ebrio, era la razón principal por la que pretende olvidar todo la mañana siguiente—. De alguna forma te admiro, y al rey— añadió, tratando de levantar su mano para revolverle el cabello a Kageyama. No le atinó a su cabeza—. La pasión y las ganas de seguir jugando. Yo no tengo eso en mí...por nada.

—Deberías de verte jugar— Hinata dejó salir una risita.

—Lo he hech—

—Sabes a lo que me refiero— le interrumpió. Grosero—. Tus ojos no brillan, ni haces como 'waaaaah' o 'síiii' pero haces— y procedió a imitar la manera en la que se ajusta los lentes y sonrió con un murmullo satisfecho.

—No me veo así— le dijo frunciendo el ceño, Hinata rió.

—¡Sí lo haces! —celebró—. Pero tal vez tienes razón, no tienes el mismo amor por ello como Tobio o yo— murmuró afirmativamente—. Pero eso no es malo. Solo creo que tienes tu propia forma de amarlo.

—¿Siempre hablas tanto cuando estás ebrio? Siempre lo olvido. —murmuró mirando al techo, y si estaba algo sonrojado eso se quedaba entre él y dios.

—Bueno, entonces no olvides esto, Kei— gruñó con el uso de su nombre. Hinata tenía la costumbre de llamarlos por su nombre cuando estaba ebrio pero de alguna manera, su tono amable le hace sentir como un libro abierto que Hinata lee a la perfección—. El voleibol es divertido, incluso cuando es difícil, tal vez es lo que lo hace hermoso y, ¡eres bastante bueno jugando también! ¡Aprovecha que pareces un poste de luz andando!

—Cállate— le dijo, pero salió más como una risa mezclada con sollozo, y no es capaz de mirar a Hinata ahora que sus ojos se están llenando de lágrimas y está aliviado de que el pelirrojo no se haya parado a verlo. Ahí, desparramado en el sillón de Yachi, lloró de nuevo, en silencio y mirando al techo, su cabeza llena de pensamientos sin sentido que no sabía dónde empezar a procesar, y no lo hizo, ya que se quedó dormido antes de decidir por dónde.

No estaba seguro si le alegraba el recordar la conversación la mañana después pero Hinata le sonrió con gentileza y él solo asintió, reconociendo sus palabras pero sin saber qué hacer con ellas.

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15 horas || TsukiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora