3• complete stranger

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Flores amarillas que reposaban sobre los jarrones de porcelana, pinturas enmarcadas en madera y caballetes con lienzos que recorrían el angosto pabellón; eran solo una parte de los decorados que se apreciaban en el jardín de eventos D' Artist. Aquel recinto estaba colmado de gente dedicada a las artes visuales, quienes observaban cada uno de los adornos que Freddie Mercury había elegido con antelación.

—Bonito lugar, Fredd—Dijo Roger examinando cada rincón de aquel jardín, sacudiendo su incómoda prenda índigo, pues detestaba vestir formal.

—¡Sabía que te iba a gustar, querido! —Mencionó el moreno postrando su delicada mano sobre el hombro del rubio, quien puso distancia en cuanto notó aquella acción.

Freddie se disculpó con el muchacho y después se dirigió a la entrada para recibir a los invitados que iban llegando. El muchacho de ojos claros tomó asiento en un taburete que estaba a un costado de la barra coctelera, extrayendo un cigarro de su saco. En realidad, no era un fumador activo, más bien lo hacía para distraerse, pues no estaba tan a gusto en aquel lugar lleno de gente desconocida.

—¡Quiero presentarte a unos amigos!

Meddows saltó de susto y miró mal a Freddie, quien ignoró aquel gesto para continuar con su presentación.

—¡Ellos son Brian y Linda!

—Disculpa, ¿te he visto antes? —Preguntó la muchacha sacando a Roger de sus pensamientos.

El mencionado no pronunció palabra alguna y miró a Linda de forma extraña para después dar media vuelta e ir hacia la mesa de bocadillos.

—¿Lo conoces, Freddie? —Cuestionó el azabache mirando al diseñador.

—¡Oh, su nombre es Roger! —Respondió el hombre de tez morena observando al rubio desde su lugar. — Estudiamos en la misma universidad y compartimos departamento por un tiempo, pero luego se fue y me dejó solo.

Linda y su amigo de la infancia cruzaron miradas confusas por lo que Freddie estaba diciendo, sin embargo, el parsi decidió continuar la conversación al notar que sus amigos tenían ciertas dudas con respecto al chico de ojos claros.

—Mi querido Roggie es una buena persona, solo que tiene problemas para socializar con la gente.

El rizado decidió apartarse de sus amigos y dirigirse a la mesa de postres.

Roger por su parte, estaba observando los platos de trufas. No podía decidir si consumir los de sabor chocolate o aquellos que contenían pequeños trozos de cereza. Minutos después, optó por tomar un tazón de dulces ácidos y volver a su butaca, pero justo cuando se giró para retomar su camino, logró divisar a Brian.

—Veo que no te agrada estar aquí—Comentó el hombre de rulos intentando entablar una conversación con aquel muchacho.

—¡Es algo que a ti no te incumbe! —Señaló el rubio a punto de irse, pero el mayor extendió su mano para saludar.

—¡Soy Brian May!

El blondo no respondió y fulminó a Brian con la mirada, mientras el contrario observó sorprendido por aquel gesto. Después de unos segundos, el más alto bajó su brazo al darse cuenta que el rubio no le devolvería el saludo y asintió con la cabeza, dando a entender que respetaba su decisión, aunque, a decir verdad, se había molestado por el comportamiento de aquel muchacho, pero descartó la idea de hacer una observación. Después de todo, y aunque Freddie decía conocerle, Roger Taylor era un completo desconocido para el hombre de treinta y tres años.

Tiempo después, Freddie se acercó con Linda para hacer un brindis por el éxito de aquel evento. La muchacha se unió a Brian abrazándole por la cintura y Roger observó la escena circulando los ojos, pues el gesto de aquel dúo le pareció ridículo.
Un repentino silencio se apoderó del recinto y Freddie tuvo que intervenir levantando su copa con champaña.

Oscuro DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora