⍤⃝♡ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟎

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Takemichi se removió en las suaves mantas de la cama, sentía su cuerpo pesado, pero bien. Una extraña mezcla de dolor y confort.

—¿Mamá?- sintió como una pequeña mano le jaló la sábana, se la quitó del rostro para ver a la intrusa. -- ¡Mamá!

Emma gateó más cerca del Omega para después dejarse caer sobre él, fue rodeada por dos brazos grandes y protectores, amaba mucho esa sensación.

—Buenos días mi pequeña.- Takemichi acarició la espalda de la cachorra y ésta sólo ronroneó, usando toda su fuerza de voluntad y aguantando el dolor en sus caderas.

Se sentó en la cama con la pequeña en brazos, Emma tanteó el pecho del mayor y Takemichi solo sonrió alzando la camisa que tenía puesta. Jadeó un poco cuando ella chupó uno de sus pezones, estaban algo doloridos.

Recordaba todo lo que había pasado en la noche anterior, una parte suya no podía creer lo que había hecho y se moría de vergüenza. Su parte más instintiva estaba regocijaba y ronroneaba a gusto, estaba feliz, podía sentir el calor en su cuello, un poco de ardor, no tenía que ser un genio para saber que era el causante de ese calor.

Takemichi sonrió mientras abrazaba a su pequeña, ahora tenía un alfa y una cachorra, estaba muy feliz con eso. Ya quería contarle a su madre, él pelinegro abrió los ojos sorprendido, no había hablado con su madre desde hace meses.

—No puede ser...- La última vez que habló con ella fue poco antes de que Mikey y Emma aparecieran en su vida.

Ella no le molestaba mucho sabiendo que se la pasaba trabajando en la guardería, siempre esperaba a que él fuera el primero en llamar o enviarle un mensaje.

—Pensará que la estoy ignorando.- se lamentó, había estado tan ocupado estando al pendiente de Emma y las demás cosas que habían pasado, que había olvidado por completo a su madre.

Lo peor del caso era, ¿Cómo le explicaría que estaba amamantando a una cachorra y tenía una marca de alfa?, Le daría un infarto a la pobre.

—¿En que tanto piensas?, Puedo sentir tu angustia.- Takemichi alzó la vista encontrándose con su alfa, tenía una bandeja en la mano, tenía comida en ella y un frasco de pastillas, supuso que era para el dolor en su cuerpo.

Tragó saliva sintiendo su boca seca, además le dolía un poco la garganta, se sonrojó al suponer porqué tenía ese mal.
Miró como el alfa se acercó y puso la comida sobre la mesita de noche.

—¿Y bien?- preguntó el rubio mirándolo con una ceja alzada, solo negó suavemente ante su respuesta y aceptó la pastilla con el agua que le ofrecía.

—Estaba pensando en mi mamá.- Takemichi se sonrojó, con vergüenza en su sistema por mencionarla hasta ahorita.— ella estará muy preocupada por mí, creo que hasta pensará que me ha ocurrido algo malo.

Mikey sonrió, algo burlón y Takemichi lo miró mal por eso. Suspiró mirando a su pequeña, Emma le miraba con sus grandes y hermosos ojos miel, le parecían las mejores joyas del mundo.

—Entonces vamos a visitarla un día de estos, solo hay que sacar el tiempo.- el pelinegro se sorprendió por eso, sabía que el rubio hablaba en serio, pero aún así tenía algo de miedo que no le fuera caer bien su mamá o al revés, que a su mamá no le cayera bien su alfa.

—¿Estás seguro?- Takemichi preguntó, y abrió la boca para recibir la tostada que le ofrecía él alfa, era gracioso la idea de ser alimentado y alimentar al mismo tiempo.

—Claro que sí, es mi suegra después de todo.- Mikey no lo admitiría, pero una parte suya tenía miedo, no sabía, ni tenía idea de cómo era la madre de su pelinegro, pero solo esperaba llevarse bien con ella.

ʚ 🖌 ɞ  ¿𝐌𝚊𝚖á͟? 𝐌a͟i͟𝐓a͟k͟e͟  .. ꒱ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora