Ya lo publiqué en otro lado pero meh

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Estos son Ocs, los amo, también fue un trabajo. Fin.

Peter pertenece a my best friend

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Mi nombre es Walter Fischer, psiquiatra del manicomio “Doors to Heaven”. Últimamente los únicos sonidos que soy capaz de distinguir son los gritos de agonía y las súplicas de mis pacientes... De aquellos pacientes que no conozco, aquellos que no tienen un diagnóstico. Aquellos que mis nuevos jefes tiran en la casona como si se tratase perros enfermos.

“Recuerdo bien el día en que ellos llegaron... Me encontraba en mi revisión matutina en el área «Infanto-Juvenil», cuando una de las enfermeras a mi mando llegó solicitando mi presencia en el vestíbulo, donde un hombre que decía ser enviado por el Gobierno esperaba pacientemente.

La guerra había empezado hace apenas un par de meses, meses valiosos en los que Reino Unido  no había interferido realmente, pero al ver que los nazis utilizaban drogas con tanta facilidad decidieron contratar gente que pudiera usarlos... A cambio de grandes cantidades de dinero. Nosotros  estábamos en una crisis bancaria últimamente, más pacientes de los que podíamos manejar realmente, no podíamos costear los fármacos para todos y ellos estaban al tanto.

— ¿Señor Fischer? — fueron las primeras palabras del hombre. Una voz vacía, no poseía el carisma para convencer a nadie de realizar tales experimentos.

— Buenos días. ¿Qué puedo ofrecerle? — Respondí más que nada por educación. No tengo afiliaciones militares incluso en el día de hoy.

— Necesito hablar con usted sobre un tema de relevancia nacional. — Es lo último que recuerdo de nuestra charla. ”

Y ahora estoy aquí, acomodando las jeringas, moviendo los frascos llenos de pastillas, tomando una botella de belladona. No soy fan de envenenar gente, pero la mayoría de mis pacientes consideran pertinente el uso de este letal veneno, que ingenuos son.

Levanté la cabeza de mi paciente, atado a una silla con distintas correas apta evitar ataques o movimientos bruscos. Sus antebrazos expuestos, al igual que un par de instrumentos para mantener su boca abierta en el momento de darle los fármacos. Un poco de esto, un poco menos de aquello, no hay que repetir los errores anteriores... Oh, cuantos errores he cometido, mi libreta parece cada vez más llena de anotaciones para evitar la muerte por Sobredosis...

No pude evitar sonreír mientras llenaba las jeringas, aún podía recordar las callejuelas bañadas en el olor de tabaco y alcohol barato.

“ — HEY! Walt, tiempo sin verte. — Un joven alegre, ojeroso y de pelo descuidado, cualquiera diría que es un simple vagabundo y no un adulto joven con una vida desenfrenada. Peter.

— Nos vimos hace un par de horas, idiota. Estabas hasta las venas de alcohol. — En ese entonces disfrutaba hacer bromas, burlarme de mi mejor amigo para subir un poco mi propia autoestima. Patético.

Conocí a Peter en un callejón después de una fiesta, estaba tirado junto a otros drogadictos al borde de tener una sobredosis. Yo, que en ese entonces no sabía que aquello era costumbre, llame a una ambulancia para que vinieran a buscarlo, fue el único al que me pareció decente rescatar, en parte por ser el más joven ahí, por ser una mente más moldeable aún.

Tenía los brazos llenos de marcas de pinchazos descuidados, siempre estaba cansado de día y despierto de noche, muchas veces llegaba a desmayarse por eso mismo. El se convirtió en mi compañía y yo en su “protector” en caso de incidentes. ”

Solté un suspiro cuando el sujeto empezó a soltar espuma por la boca, otro caso fallido, otro sujeto malgastado. Tomé mi libreta y empecé a anotar los síntomas del paciente y los fármacos utilizados, estaba empezando a convulsionar y la espuma de su boca se hacía cada vez más y más y más densa.

— Pareces un paciente con rabia... ¿Te ha mordido un murciélago últimamente? — Supongo que en eso no cambié, sigo disfrutando de la ironía como en aquel entonces. — ¿Tu amigo no vino a salvarte? ¿Es en serio?... No confíes nunca en nadie que diga que va a salvarte.

El hombre cerró los ojos con fuerza, sus quejidos, sus lamentos se hacían cada vez más presentes en la habitación. A esta altura estoy acostumbrado, ya no me da asco, nunca fui alguien que apelará a la desdichada y ambigua moralidad. Cuando estás en una guerra cosas así son irrelevantes, cada vez más vacías e irrelevantes, cosas como el amor, la ya dicha moralidad y la compasión no son válidas en un lugar donde gobernantes se disputan territorios como en los tiempos antiguos, no piensan en su gente, solo saben lo que es el poder.

Cuando el hombre dejó de moverse lo solté, revisé su pulso y lo levanté, ahora tengo que deshacerme del cuerpo hasta que me traigan un nuevo soldado en el cual experimentar.

— Señor, alguien viene a verlo... No parece ser del gobierno. — Mi asistente interrumpió mi paz, no esperaba visitas aquel día.

— ¿Cómo luce? —

— Pues... No parece del todo cuerdo, es ojeroso... Tal vez es un vagabundo. —

— Oh... Dile que voy en seguida. —

Esa descripción no podía calzar con quien no fuera Peter, nuestra amistad se había acabado tiempo atrás, no recuerdo precisamente como... Solo sé que... No estamos en buenos términos.

Dios, oh Dios, no quería recordar eso. Ahora tengo el estómago revuelto.

“ — ¿ES EN SERIO, WALTER? Conseguiste una beca del Gobierno, ¡OH QUE AFORTUNADO DE TI! —. Recuerdo su voz enfurecida, había postulado a esa beca para poder pagar mis estudios y conseguir sacar a Peter de ese lugar. Quería darle las buenas nuevas por mi propia cuenta, pero al parecer el no estaba muy feliz. Yo... Ni si quiera había tocado esa carta con anterioridad.

— ¿Qué?... Peter, esa beca, ¿Estas seguro de que es para m- — Me llegó una bola de papel a la cara, mi beca estaba arrugada pero no rota, la levanté con las manos temblorosas, intentando no romper el importante papel. Por lo mínimo el sello y la dirección postal estaban a salvo.

Empecé a temblar, la rabia me estaba consumiendo, había hecho tanto por el, lo había cuidado y sacado de esos callejones, lo había tratado como a un hermanito menor. Hice tanto por el y de esa forma me pagaba... No aguanté más y exploté, no en golpes si no que en palabras e insultos hacia su persona.

— YOU LITTLE SHIT, ¡¿SABES LO MUCHO QUE ME COSTÓ TENERTE AQUÍ?! HE USADO TODO MI DINERO PARA MANTENERTE A TI. CON TUS DROGAS CON TUS INVITADOS, CON TU MALDITO COMPORTAMIENTO. NI SI QUIERA TRABAJAS, SOLO ERES UN MALDITO MANTENIDO. HURENSONH, ERES UN MALDITO SCHWEIN. —

Lo llamé cerdo y salí de la casa con mi poco dinero, la ropa que llevaba puesta y mi ropa. Había adelantado parte de la renta, así en caso de irme Peter no estaría desamparado. ”

Me duele la cabeza de solo recordarlo, pero tengo que mantener mi profesionalismo y continuar. Me levanté y caminé por los pasillos hasta la oficina en la cual me esperaba mi antiguo compañero, a quien casi considere mi hermano menor.

Abrí la puerta y entré en la habitación, vi a un hombre un poco menos delgado que el Peter que yo llegue a conocer, un poco menos ojeroso y con el mismo pelo de vagabundo, una oleada de recuerdos me golpeó.

— Winston. —

— Fischer... El pescador que le tiene miedo al mar. — Sonreí, tiene la extrañeza de entender mi humor irónico y no burlarse de ello... Bueno, la sigue teniendo, incluso después de tantos años. Extrañaba aquello, en el fondo, muy al fondo de mi corazón.

De todas formas tenía un mal presentimiento.

— Sabes... Ha pasado mucho tiempo desde nuestra pelea. Me enteré de que estudiaste medicina y que al parecer este es tu centro... ¿No? —

— Sí... Han pasado muchas cosas últimamente... La crisis de los estadounidenses nos afectó mucho... Tuve que hacer muchos movimientos para poder mantener a mis pacientes en este lugar. —

— Ya veo... Al parecer estás colaborando con el Gobierno, ¿No es así?... Walter, esto va en contra de cualquier principio humano. —

— Dejar a mis pacientes en la interperie y en lugares de tortura también va en contra de los principios humanos. Además ellos, a diferencia de alguien, si reconocen y agradecen cualquier tipo de ayuda... No voy a permitir que ellos mueran por una guerra inútil y mucho menos por no aceptar el apoyo monetario de otros. No me importa mancharme las manos si es por ellos. —

One shitsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora