Cookie run-
Nada más que decir
I never thought
TW: esta es una reinterpretación de la historia de Licorice. Incluye mención de rechazo social, condiciones precarias. También cabe aclarar que es un WIP y un regalo para un amigo.
Mirando al pasado, jamás habría imaginado el lugar en el que se encontraba ahora.
Era un simple ser, una galleta ingenua y capaz de hacer de todo para encajar en algún grupo social. Nunca se rindió, siempre trabajó arduamente para encontrar un soporte, alguien con quien no sentirse solo nunca más, algo que lo hiciera reír y que la adrenalina cruzara por su mente, algo que le diera un mayor sentido a seguir corriendo.
Su ambición hace muchos años era simplemente... Ser un hechicero. ¡El más grande del mundo! Y así ser reconocido y admirado por aquellas galletas que tantas veces lo habían hecho a un lado, dejar un legado de su paso por este mundo. *Ser aceptado* en una academia de hechiceros, estudiar hasta caer dormido sobre los pesados tomos de las bibliotecas e intentar cuidarse físicamente fueron su rutina por varios años, ponía un esfuerzo inconmensurable para poder ingresar y tener una formación hecha y derecha, ser aceptado por sus posibles nuevos compañeros en un viaje lleno de magia y aprendizaje.
Y aún así... Por mucho que se esforzara... Las demás galletas seguirían minimizando sus esfuerzos por lograr su objetivo. Como si su sacrificio no mereciera algún tipo de crédito, como si sus intentos de avanzar en la magia no valieran nada.
Poco a poco todo el rechazo que por años aguanto de convirtió en un resentimiento y odio puro, ¿Por qué el no podía recibir aunque fuera un pequeño cumplido de la gente? Era (para si mismo) evidente que se esforzaba para lograrlo. Para los demás era una simple galleta que se la pasaba encerrado en su mundo, leyendo y sin saber mantener contacto visual o su "pelo" fuera de su cara. Alguien demasiado introvertido que aspiraba demasiado alto.
En una de esas alguien comentó que muy poca gente era capaz de dominar la magia oscura, esto llegó a oídos de Licorice y su razonamiento fue:
" Los practicantes de magia oscura son temidos y admirados por muchos... "
¡Eso era! Si no podía destacar en la magia " clásica " se convertiría en el mejor hechicero oscuro de la historia, el más temido y proclamado de sus tierras. Cayó nuevamente a encerrarse en su en ese entonces hogar, un espacio a las afueras de un pueblito, muy aislado y pequeño. Carecía de gran variedad de muebles y casi siempre estaba sucio, pero para Licorice eso ya no tenía importancia, solo necesitaba aprender todo lo que pudiera de aquellos tomos que tanto le costó robar de la biblioteca.
Jamás creyó que llegaría a robar algo en su vida, si necesitaba cosas intentaba pedir ayuda aunque sus súplicas fueran pasadas por alto y su trabajo mal pagado. Pero nunca robó nada, eso mancharía su futura reputación como hechicero.
Y pese a todo, ahí estaba. Leyendo fascinado sobre magos, hechiceros, brujos y criaturas de distintas índoles, todos cuyas grandes hazañas se basaban en causar el mal alrededor de otras galletas. Se sorprendió al notar que muchas de estas galletas no tenían un origen conocido, como si surgieran de la oscuridad.
- ¿Realmente fueron como yo? ¿Realmente... Fueron ignorados por todos antes de siquiera poder levantarse en contra del resto? Este lugar... ¿Habrá gente con quién pueda hablar?
Guiado por sus nuevas ilusiones empezó a hojear y leer más sobre distintas galletas que se habían convertido al mal. Fue ahí que encontró a la mayor eminencia del mal, Dark Enchantress Cookie, asombrado por sus hazañas empezó a buscar más información sobre ella, era increíble.
Ese sería su ejemplo a seguir desde ahora.
No fue hasta que se dio cuenta de que no era capaz de usar el mismo tipo de magia que ella que sus ilusiones estuvieron al borde de nublarse. De pronto una chispa se encendió en su cabeza, aún existían muchos tipos de magia, ¿No?
Corrió a buscar una vieja enciclopedia que antes usaba para estudiar, buscó en el índice principal " Capítulo VII. Tipos de Magia" y en el subíndice "Voodoo". Sus ojos se iluminaron, incluso más que cuando descubrió a su ejemplo a seguir, tal vez la magia con jellies o el uso de varitas y bastones no era lo suyo, pero crear muñecos no parecía tan complicado a sus ojos novicios. Corrió a buscar ropas viejas y desgastadas en su armario, amontonados cada pila de un lado para distinguir la sucia de la limpia.
Tomó lo que necesitaba antes de siquiera pensar en quien haría después de todo. ¿Alguien que lo haya molestado demasiado? Sonaba como lo más lógico en ese momento, intentó con todas sus fuerzas recordar sus facciones mientras tiraba de los hilos de las telas más desgastadas para sacarlos e irlos uniendo. Era complicado y sus manos salían levemente lastimadas, pero la adrenalina de la venganza y la emoción de un nuevo talento lo empujaban a continuar. Tomó un cuchillo, intentando cortar las temas lo menor posible, un hueso pequeño que tuvo que tallar se convirtió en una pequeña aguja y así, poco a poco sus materiales se fueron acomodando en la descuidada mesa.
Ya pasados unos días creó una representación más o menos exacta de a quién quería llegara el hechizo. Ahora solo quedaba darle una característica de la víctima o derechamente "remojar" el muñeco en un caldero lleno de pócima para mejores resultados.
En aquellos tiempos no tenía ningún tipo de guía para realizar cualquiera de los dos, así que decidió salir escondido por la oscuridad de la noche. El aire se sentía limpio y puro después de unos días sin haber salido de su "hogar", se encaminó hasta un arbusto de arándanos, tomando solo aquellos rojos y brillantes. Luego continúo su camino hasta la biblioteca del pueblo, dejando libros que jamás había devuelto, esa sería definitivamente su última buena acción, ¿No?
Finalmente llegó a la Academia, estaba desierta salvo una luz muy pequeña en una ventana abierta. Era su única opción para entrar, por ser la que más abajo estaba y de por sí la única a la que podría trepar.
Cuando logró subir, no encontró a nadie despierto, de hecho solo había una pequeña niña que aparentemente había caído dormida mientras ensayaba, pues el suelo estaba lleno de jellies fallidas y diversos libros que, a su parecer, no le servirían de nada con la magia que practicaba. De una u otra forma se sintió identificado, ¿Esa niña acaso se quería volver una hechicera? Suspiró, al parecer devolver los libros no iba a ser su última buena acción esa noche. Tomó la enciclopedia que planeaba quemar a los pies de la estatua del fundador, dejándola sobre el escritorio de la pequeña, quien realmente no pareció despertarse pese al sonido de las jellies crujiendo a los pies de Licorice.
Se escabulló hasta la biblioteca, "tomando prestado" cuantos libros de voodoo pudo, todo iba a su canasta con tanta rapidez que en unos pocos minutos ya estaba corriendo de vuelta a la habitación por donde había entrado. Tomó sus cosas y las bajó, no fue capaz de relajarse hasta que se encerró nuevamente a estudiar.
Ya a la mañana siguiente la pequeña Cream Puff veía con asombro una enciclopedia llena de apuntes y notas de un desconocido. Sus estudios progresaron mucho mejor deseo ahí en adelante, haciendo que pasara el examen para tener un ingreso total a la academia, porque, involuntariamente Licorice había ayudado a una pequeña a entrar a aquel lugar que el nunca pudo.
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One shits
אקראיOne shits de mierda, sin correlación entre ellos a no ser de un milagro.