MELA

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Primer día de curso.

Este año, empiezo segundo de bachiller en el instituto Los Robles, el insti más pijo que mi madre pudo encontrar, pero también el único que se adaptaba a sus horarios. Llevo tres años aquí, y no puedo decir que me moleste. Todas esas películas americanas en las que a la nueva le hacen bullying y acaba casada con el badboy y dándole como cajón que no cierra, no encajan en absoluto con la realidad. Son bastante parecidos a los institutos públicos.

No soy del grupo de las estudiosas, pues a pesar de que mis notas son bastante aceptables, tengo otras prioridades en la vida. Siempre quise ser la normal, para no dar la nota, pero en este instituto todos dan la nota. Podría decirse que soy del grupo popular, si por popular entiendes los que tienen los padres menos estrictos del centro.

Mi madre trabaja como veterinaria en una clínica privada en Vigo, y como la ciudad es el paraíso de los instis privados, acabé en este.

No tengo novio porque tengo un cuelgue con el tío más sexi del instituto.
Ed tiene el pelo castaño, el más suave de este universo. Lo lleva con un corte moderno, de esos que se hacen los influencers, lo cual lo hace parecer más sexi aún. Le queda de puta madre. Para rematarlo, tiene esos ojazos azules y la piel más blanca que la blancanieves.

Me encuentro con Carla y Misa en la entrada, donde quedamos siempre para salir después de clases. Nos saludamos apenas, porque llevamos todo el verano viéndonos. No hay nada nuevo que contar.

Podría decirse que mi vida es superficial, lo cual posiblemente sea verdad, pero la prefiero antes que lo que había en mi anterior colegio.
Esos son secretos que no quiero que se descubran en este instituto.
No ahora que mi vida está bien.

El timbre suena, lo que me recuerda que todavía no he visto en qué clase me toca este año. Resignada a volver a empezar tarde el curso, voy hacia la conserjería a ver las listas, y entonces me lo cruzo.

Eduardo Conde en todo su esplendor.

Sus ojos azules están ligeramente achinados como consecuencia de su sonrisa de oreja a oreja mientras habla con Ian Fernandez.

Nadie entiende la amistad que tienen esos dos, pero es gracias a ella que Ian sigue en este instituto después de salir del armario en marzo.
Se peleó con Sergio y Jorge y el colegio le echó la culpa, pero cuando la cara bonita de Ed dijo que había sido cosa de los otros dos chavales, la jefa de estudios casi muere ahogada en sus propias babas.
Que podría ser su madre, por dios. Un poquito de decencia, señora.

Miro la lista y ahogo un gritito. Me ha tocado en su misma clase.

Este año no ha podido empezar mejor.

Subo a clase rápidamente, porque no estoy segura de qué clase me toca ahora, y entro como un camión en el aula. Por suerte para mí, el profesor todavía no ha llegado. Misa me hace una seña desde el fondo de la clase, donde me ha guardado un sitio a su lado, y sonríe.

- ¿Viste con quién nos ha tocado?- Su expresión pícara no me pasa desapercibida.- Eduardito, sí señor.- Baja la voz y añade.- ¿Viste el corte de pelo que se hizo? Le queda es-pec-ta-cu-lar. Maravilloso. Ojalá pudiera quedarme la mitad de bien.- Sacude su corta melena castaña.

Estoy a punto de replicar cuando pasan dos cosas.

Un profesor entra en el aula, acompañado de Ed, quien tiene cara de culpabilidad. El profesor pide silencio, y cuando consigue organizar la clase suelta algo que no me habría imaginado ni en un millón de años.

- ¿Carmela Domínguez Santos?- Me levanto de mi sitio sin entender nada.- Venga conmigo a dirección. El director quiere hablar con usted.

Salgo de clase con la expresión más neutra que puedo. No dejaré que descubran lo que vi. No me corresponde a mí contarlo, así que no lo haré. Pero no pueden saber que yo lo vi.
Nadie más estaba allí. Sólo yo... y él.
Llegamos al despacho del director sin que el profesor de guardia diga ni mu. Ed tampoco dice nada, sólo sigue ahí parado con esa cara de culpabilidad.

¿Qué cojones ha hecho?

El director se aclara la garganta y nos mira desde detrás de sus gafas de montura cuadrada. Suele ser un tipo enrollado, pero me da la impresión de que hoy no va a serlo mucho.

- Los he llamado porque Jose Miguez, de la tutoría de 1ºB dice que cuando ha sonado el timbre no estábais arriba todavía.- Puto chivato de mierda.- Normalmente, me contentaría con comentarle al señor Miguez que mire más por él mismo y menos por los demás, pero tengo a la junta de padres cabreados. Dicen que soy demasiado flexible. ¿Os lo podéis creer?

- Disculpa, dire, pero no entiendo por qué estamos aquí.- Me adelanto a Ed, verbalizando nuestras dudas.- Hemos llegado antes que el profe, entonces no tenemos falta, ¿Verdad?

- Pues mira, es una buena pregunta. Resulta que el colegio ha recibido un chivatazo de la guardia civil, diciendo que en el pueblo unos chavales agredieron a otro, un tema de drogas según parece, pero no podemos castigarlo porque eso sucedió fuera de nuestra jurisdicción. Pero la junta de padres no opina lo mismo, así que ha decidido que un grupo de los mejores alumnos de 2º de Bach se encargue de dar unas charlas por todas las aulas hablando sobre las adicciones. Una gilipollez, si se me permite, pero es lo que hay. Hoy os quedaréis en el aula de convivencia después de clase, y prepararéis con los otros alumnos lo que diréis. Se de primera mano que esto es injusto, pero mi puesto está en juego, y unas charlas no matarán a nadie.

- ¿Y qué se supone que pintamos nosotros en esto? Deberían encargarse los de mediación.

- Sois las mejores medias del curso. A parte, Eduardo, tenemos ese pequeño asunto...

La cara de Ed palidece. Asiente robóticamente y sale del despacho del director sin decir ni mu. El dire me dice que me puedo marchar y yo salgo de allí y me pongo a buscar a Ed.
Necesito respuestas.

Encuentro a Ed en la biblioteca, con la mirada perdida en la ventana, por la que se ve a nuestros compañeros de clase salir del edificio para ir al aula de química. Misa sonríe hacia donde estoy, y sé que después de esta extraña situación me acosará hasta saberlo todo. 

- ¿Qué te pasa?- Le suelto a Ed.- ¿Por qué has puesto esa cara?

- Es complicado.- Mi cara lo dice todo. Eso no es suficiente.- Mi padre vino borracho durante el verano y vandalizó la pared con el mural del día de las personas con discapacidad. Las cámaras lo pillaron y él lo negó, así que ahora el centro tiene el ojo puesto encima de mí. A la primera que haga, demandarán a mi padre.

- Vaya. Qué cabrones.

- Es lo que hay. Pero hay algo más.

- Dime.

- Este verano, yo... Me he dado cuenta de que te gusto.- Me pongo roja. ¿Acaso es tan evidente?- Y yo... bueno, quería decirte que a mí... tú me gustas un poquito.

- ¿Que yo qué ?- Ahora estoy alucinando. Esto no puede ser real. Mi yo interno está gritando en modo fangirl.- Eduardo Conde, ¿Yo te gusto?- Asiente mientras se acerca. ¿Qué va a hacer?

Me besa torpemente.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAA. Eduardo Conde, mi crush, me empuja contra la estantería y mete sus manos en mi espalda baja. Su lengua entra tímidamente en mi boca, y entonces yo tomo el control.

¿Estoy siendo su primer beso?

Estoy siendo el primer beso del chico más popular del instituto. Estoy besando al chico más codiciado del instituto. Le gusto.
De repente oímos cómo un libro cae al suelo bruscamente.
Me separo de Ed y me giro hacia el origen del ruido, y lo último que alcanzo a ver es una punta de la chaqueta de punto de Ian Fernandez saliendo de la biblioteca.

Tengo un secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora