- ¿Se ha dormido ya la niña? -se preguntó Ana sin quitar la vista de la carretera, pues obviamente no iba a girarse para comprobar qué estaba haciendo Luna, quién ya llevaba un rato sin pronunciarse.
- Parece que sí -comentó Mimi tras girarse para observar a su hija, a la que encontró con los ojos cerrados y la cabeza algo ladeada, pues todo indicaba que estaba durmiendo, algo más que habitual en ella cuando se montaba en un coche por más de media hora- Aunque con ella nunca se sabe, quizás solo se está haciendo la dormida -añadió avanzándose a Ana.
La rubia tenía el presentimiento de que su mujer quería comentarle algo sobre su hija mayor, por eso mismo le advirtió de aquello antes de que dijera nada. Luna no lo hacía con maldad, pero era cierto que siempre tenía la oreja puesta en todas las conversaciones, así que era mejor evitar hablar de aquello en el coche.
- Pues por si a caso no la vamos a criticar, aunque se lo merece porque ayer no guardó sus platos después de cenar -bromeó la morena captando el mensaje a la perfección.
- Está frita, te lo aseguro -comentó Mimi al ver que su hija ni se inmutaba ante aquello, pues era evidente que de haber estado escuchándolas habría salido a su defensa.
- Déjalo, ya te lo diré después, si tampoco es tan importante -respondió Ana queriendo dejar aquello a un lado, pues en el fondo solo quería desahogarse, por mucho que quisiese la rubia tampoco iba a poder resolver sus problemas con Lea- ¿Cómo estás? Supongo que ya con ganas de llegar, ¿no? -le preguntó a su mujer.
- Ni que lo digas -respondió esta- Este viaje cada vez se me hace más largo y más cansado -le explicó mientras bostezaba.
- Pero, ¿y lo bien qué lo pasamos? -le recordó Ana pensando en las dos semanas que tenían por delante- Son nuestros quince días de vacaciones relax total -añadió sabiendo lo mucho que iba a dormir y descansar en el pueblo de la rubia, pues todos los años eran iguales.
- Te recuerdo que Luna se va a despertar en algún momento -bromeó Mimi al escucharla. De acuerdo, eran unas vacaciones tranquilas, muy tranquilas comparadas con las que compartían con las hijas de Ana, pero la rubia sentía que hacía más de diez años que no descansaba por completo ni un solo día.
- Bah, pero si mi niña es la mejor -respondió Ana.
Las cosas habían cambiado muchísimo desde la primera vez que hicieron aquel viaje, hacía ya ocho años. En aquel entonces la pequeña solo tenía tres años y la pareja apenas llevaba unos meses saliendo, pero las fechas coincidieron para que surgiese aquel primer plan familiar sin las hijas de Ana. No lo iba a negar, aquello fue duro para la morena. Separarse quince días de sus hijas por primera vez no había sido nada fácil, pero estaba segura de que no el tiempo se iba a habituar a ello.
- Quiero el zumo -le pidió Luna a la morena.
- El zumo, sí -asintió Ana obedeciendo al instante, pues sentía que la pequeña la estaba poniendo a prueba a cada petición y pregunta, así que no se podía permitir fallar- ¿Dónde lo hemos metido? -se preguntó mientras trataba de recordar aquella escena en la cocina de casa.
- No sé -respondió la niña subiendo y bajando los hombros.
- Déjame ver -comentó mientras cogía el bolso de su chica, la cual dormía en el asiento del tren, totalmente ajena a lo que estaba ocurriendo a su alrededor- ¡Aquí está! -celebró al encontrar el zumo que reclamaba Luna- Toma preciosa -añadió al dárselo.
- Me tienes que abrir primero -le pidió devolviéndole la botellita.
- Ay, es verdad -rió Ana al darse cuenta de ello- Perdón, hija, es que aún estoy medio dormida -comentó mientras abría el tapón del zumo.
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Instituto La Colina | WARMI
FanfictionSegunda parte de la novela "La Clase de los Delfines". Ya han pasado nueve años desde que Luna y Aurora se conocieron en su primer día de colegio. En el recuerdo quedan ya los días en los que solo eran amigas, y no hermanas, pero ¿serán capaces de m...