El día más doloroso de su vida conoce a alguien especial. Alguien que lo hará sentir cosas que nunca antes sintió y que se volverá importante. Tan importante que querrá volver a verlo una y otra vez, aunque tal vez no debería...
+𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘤...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La mente de Jimin quedó en blanco total.
¿Qué clase de broma era esa? ¿Jungkook muerto? ¿Desde el viernes? Por Dios, acababa de verlo hacía un día.
Se molestó demasiado, pensó soltar algo indignado por lo que acaba de decir de su propio hijo pero entonces, pensó en que un padre jamás podría bromear con la vida de su propio hijo y vio bien al padre de Jungkook. Vio lo destrozado que estaba. Lo mal que se veía con sus ojos rojos y ojeras grandes debajo.
Pero no podía ser cierto. Era simplemente imposible.
—El velorio y entierro fueron el fin de semana... —continuaba hablando el hombre en un hilo de voz quebradiza.
Jimin no lo soportó, no lo comprendió. Comenzó a negar desesperado, alejándose de la puerta.
—Es mentira —soltó sin aliento, mirándolo a los ojos pero no encontrando nada más que dolor en los ojos de ese hombre.
—Ojalá hubiéramos tenido un contacto para comunicarnos contigo y avisarte, pero todo... todo sucedió tan rápido. Que...
—No es cierto —negaba una y otra vez, una parte suya negándose a creer y otra parte rompiéndose, recordando cómo de triste se veía Jungkook y como de frío se había sentido al tocarlo.
El padre de Jimin solo siguió hablando, como entendiendo que estuviera en negación. Intentando calmarlo pero Jimin no lo escuchó, tenía una revolución en su mente, pensamientos chocando entre sí y el nudo de su garganta que no lo dejaba respirar no ayudaba. Lo único que escuchó fue cuando el hombre dijo en donde supuestamente lo habían enterrado, Jimin se giró sin siquiera despedirse y corrió de inmediato en dirección a ese cementerio. Ese conocido cementerio.
Llegó en un taxi y corrió recordando con claridad donde había dicho que estaba. No quería aceptarlo, quería irse porque una parte suya se negaba ante la horrible idea de que Jungkook, su Jungkook, estuviera ahí. Pero al mismo tiempo, lo buscó ahí su nombre, lápida por lápida.
Y, lo encontró.
—Lo siento.
Jimin se giró de inmediato, su pecho se apretó con dolorosa fuerza cuando vio a Jungkook ahí.
—Estás aquí —soltó—. Tu papá dijo-
—Él te dijo la verdad, Jimin —susurró con dolor—. Sabes que en realidad no estoy aquí.
Sus esperanzas se esfumaron cuando se acercó y lo agarró de la mano, su mano era helada pero de una forma inhumana, todo Jungkook se veía inhumano ahí parado inmóvil, lo único con vida en él era sus ojos llenos de lágrimas.