Capítulo 7

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Invernalia, aparte de ser un reino independiente, era considerado como un lugar pacífico. La reina Sansa mantenía a todos a raya, no confiaba en otras casas, pero aún así, se hacía tiempo para intercambiar correspondencia con las mismas, puesto que no era aconsejable, a veces, mantenerse al margen de los asuntos exteriores.

Hacía unos días había recibido una carta de su hermano Brandon, informándole acerca de las visitas que recibiría. Sus sobrinos: Alerie, Sandor y Elinor, se quedarían un tiempo en Invernalia, la primera llegaría junto a Tyrion, los otros dos serían acompañados por su niñera, Berta. Sansa estaba al tanto de la educación de los pequeños y ya contaba con un maestre, además de que contaba con la presencia de otros alumnos para que no se sintieran aislados.

Los primeros en llegar fueron Sandor y Elinor. Berta los ayudó a bajar, al menos al varón, la niña casi nunca quería que la ayudaran a bajar de un carruaje o un corcel.

—Ya están aquí, su majestad –Le avisaba, el maestre Edric Mormont, quien iba tras la reina hacia donde estaba el oscuro carruaje.

—Al fin –Fue lo primero que le salió a Sansa al verlos -, no saben cuánto esperé este momento..., soy su tía Sansa Stark, reina del Norte.

Los niños sólo asintieron sin saber qué replicarle.

—¿Cómo está su madre? –Pregunta en un intento de iniciar una bella conversación, más que nada porque había testigos y pretendía causar una buena impresión como tía.

—Aún no sabemos qué hacemos aquí –Le dice Sandor.

—Sí que sabemos –Le contesta Eli a su hermano -, hay problemas en Aguasdulces y nos obligaron a venir para que no nos pasara nada.

—Eres muy inteligente –Resalta, Sansa -. Aún recuerdo el día que naciste, llegué justo a tiempo. Una cosita tan pequeña –Recuerda, emocionada -, decían que no tenías chances de sobrevivir y fue la primera vez que tu padre le rezó a los siete dioses..., no me separé de tu madre en ningún momento –Sonríe. Sin embargo, a Eli no le pareció un relato conmovedor, ni siquiera a su hermano que jamás había escuchado aquella historia de cómo su hermana "casi muere".

>> Él será su nuevo maestre, Edric Mormont –Lo presentó Sansa, más que nada para cambiar de tema. A los niños les sorprendió que, éste maestre, no era un anciano que apenas podía caminar como lo era Piper. Edric estaría en sus cincuentas y tenía el cabello rojizo entrecano.

—¿Cuántos años tiene? –Pregunta Sandor.

—¡Cállate! –Le reprende su hermana. Sansa no pudo evitar sonreír, le recordaba a su relación con Arya.

—Está bien –Responde el maestre Mormont -, soy lo suficientemente mayor para ser maestre, y lo suficientemente joven para ser el alma de cualquier fiesta... ¿Sus padres los hacían tener clases con otros niños? –Los dos asintieron –Bien, porque aquí no solemos dividir a los nobles de los humildes, contamos con una escuela.

—Será mejor que pasen, les enseñaré sus dormitorios –Ve a Berta esforzándose por bajar las pertenencias de sus señoritos -, maestre, por favor, ayúdela.

—Sí, su majestad.

Sansa no estaba acostumbrada para nada a los niños, la última vez que estuvo frente a uno se trató de su primo Robin Arryn, y las cosas no habían ido bien. Además, tratándose de hijos de Arya, pensaba que serían difíciles de controlar, a menos que su hermana haya sido severa y no resulten tan complicados.

—Ésta será su recámara –Les enseña. Era una de las más grandes, tenía dos camas bastantes distanciadas y una cortina marcaba la separación de cada espacio que le correspondía a cada uno -. Pensé que te gustaría éste lado porque está cerca de la puerta –Le explica Sansa a su sobrina -, tu madre me contó que eres bastante escurridiza y sueles tener sed a horas de la madrugada.

Cacería de Reyes {Got Fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora