Rompiendo reglas

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—¡Escúchame un maldito momento, Potter! —gruñó Morgan que no se había visto venir la reacción de la bruja.

Sabía que iba a enfadarse pero, demonios ¿Acaso no le había dicho que era muy importante que confiara en él? ¿Qué le siguiera el juego? Joder, sintió la sangre resbalar por la comisura de su boca y maldijo nuevamente el derechazo de aquella mujer que parecía poquita cosa y que tenía la fuerza de un jodido luchador de sumo.

—¿Por qué? —se sacó del bolsillo de la sudadera una bolsa que parecía ser un saco para guardar galeones, la abrió, apuntó con la varita y dijo —Accio veritaserum —sonrió — interesante ¿verdad? este hechizo nos salvó el culo unas cuantas veces gracias a Hermione. Ron, ábrele la boca.

—¿Pero qué haces? —miró a Hermione que estaba medio acurrucada en el pecho de Malfoy —Hermione ¿Qué te dije? —preguntó completamente serio —¿Qué te dije antes de entrar aquí?

Es muy importante que confíes en mi —respondió ella.

—Obviamente no lo has hecho —resopló él en respuesta.

—¿Por qué iba nadie a confiar en ti, Atwater?

—¿Y por qué no, Malfoy? —escupió el Inefable —si confían en ti hasta ese punto —espetó mirándoles a él y a Hermione en una clara alusión al abrazo que se estaban dando — ¿Por qué no en mi? Tú les has dado durante toda tu vida cientos de razones para que desconfíen. Yo no les he dado, a ninguno de ellos, ni una puta razón

—Ahí tiene razón —dijo Ron alzando las cejas con una mueca de conformidad —¿Qué? —levantó las manos de forma defensiva cuando escuchó bufar a Hermione —es verdad.

—¿Por qué estabas aquí? —preguntó Harry que seguía con el frasco de veritaserum en la mano y no había dejado de mirarle en ningún momento —¿Por qué la trajiste a ella?

Morgan frunció el ceño y le miró, sin dejar de observar de reojo a Malfoy que había recuperado su varita.

—No hablaré delante de Malfoy si no suelta la varita —murmuró entre dientes.

Harry ni siquiera se giró a mirar.

Expelliarmus

—¡Hey! —Draco hizo amago de ir hacia él para recuperarla pero Hermione le retuvo.

—Habla —continuó Harry.

—Era un cebo.

—¡Maldito hijo de puta!

Draco decidió que, al fin y al cabo, no necesitaba una varita. Se desprendió de los brazos de Hermione y se lanzó hacia él al mismo tiempo en que lo hizo Weasley.

—¡Suficiente! —Harry les dejó congelados en el camino y ambos le miraron con ojos de odio ya que era lo único que podían mover —¿Por qué?

—Adalid Rymer

—Pensaba que la tenías ubicada —alzó una ceja y sus ojos verdes centellearon —cuando fuimos a por ella había desaparecido, convenientemente.

—Hice que le dieran el soplo, pero no sé dónde fue. La tenía vigilada y esperaba que se encontrara con su hermano, pero la perdí.

—¿Por eso me has usado? —preguntó Hermione, dolida.

Draco y Ron gruñeron.

—Sí

El Inefable la miró con el rostro impertérrito, pero ella pudo ver, en sus ojos oscuros, cientos de cosas que no decía. No solo le creyó, si no que, por algún motivo, se asustó de aquella intensidad. Era como si, sacudió la cabeza intentando pensar con claridad. No, era imposible.

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