Secretos al descubierto

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NA: Poco a poco se irá yendo la intriga, pero al final lo bueno de una historia es que no sea taaan predecible ¿no? Espero que estéis disfrutando, escribo cada día solo por lo mucho que me está gustando a mi esta historia y por la necesidad de verla completa! Gracias por los mensajes y rr, los leo todos y agradezco cada like y cada nuevo seguidor.Estáis haciendo posible este fic.

Cuando Draco finalmente despertó eran las dos de la mañana.

Miró el reloj y se levantó, dándose cuenta de que se había dormido completamente vestido. Bueno, en realidad no se había dormido, Granger le había drogado, más bien, en contra de su voluntad.

Con la ropa arrugada y ligeramente somnoliento, salió de la habitación y decidió que buscaría algo de comer cuando empezó a rugirle el estómago.

Se dirigía a la cocina, iluminando el camino con la punta de su varita, cuando escuchó la suave y pausada respiración de la mujer en el sofá.

Se acercó a ella y la vio dormida, tenía papeles desperdigados por la mesa y el suelo y la varita tirada sobre la alfombra.

Sonrió sintiendo una extraña y repentina ternura.

Se arrodilló delante de ella para quedar a la altura de su rostro y susurró su nombre, retirándole de las mejillas y la frente el pelo que se enredaba a su alrededor.

—Mmmm —gimió ella moviéndose y entreabriendo los labios.

Oh, mierda.

Estaba enfermo, era un hecho comprobado ¿A qué persona normal le parecía erótico que una mujer dormida hiciera esos sonidos en sueños?

Obviamente a él.

Se tiró del pantalón para que no le apretara en la entrepierna y volvió a llamarla.

—Granger —dijo en voz baja —tienes que ir a la cama.

—Mmm —volvió a decir ella —Draco

Su nombre fue pronunciado con un ronco y gutural murmullo que hizo que toda la sangre de su cuerpo convergiera en el mismo punto.

Dejando escapar el aire de golpe decidió cogerla en brazos y llevarla el mismo a la habitación, ya que estaba abierta, de esa forma él podría comer algo y estar por la sala sin miedo a despertarla.

Tomada la decisión subirla a sus brazos fue algo relativamente fácil, pero entonces Granger apoyó los labios en su cuello y Draco sintió como se erizaba su piel al contacto de su cálida respiración. La cosa se complicó cuando ella movió la boca, como si estuviera hablando en sueños y un gruñido bajo quiso salir de su garganta.

Esa había sido la peor idea del mundo.

Rápidamente fue hasta la habitación de la mujer, abrió la puerta y la dejó sobre la cama apartándose antes de abalanzarse sobre ella como un animal, la tapó con la colcha, sonriendo cuando la mujer frunció el ceño murmurando seguramente molesta con el paseo y fue hacia la puerta. En la penumbra vio un papel en el suelo, lo recogió y lo dejó sobre un mueble. Apuntó con la varita para alumbrarlo, ya que le pareció ver el logo de San Mungo y, adulto o no, mejor persona o no, Draco Malfoy nunca había podido dejar a un lado la curiosidad. Sí, habría quien podría acusarle de cotilla y no andaría muy desencaminado pero, aunque era muy celoso de su intimidad, rara vez respetaba la de los demás si tenía la oportunidad de meter las narices en algo así. No es que él hubiera entrado allí con ánimo de hurgar en sus cosas, pero lo cierto era que le preocupaba más de lo que jamás admitiría la salud de Granger desde que se le había desmayado dos veces prácticamente en brazos. Así que, teniendo en cuenta que ella obviaba el tema cuando él preguntaba, puede que ese fuera el momento de enterarse de primera mano.

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