I, ¿cuántos jarrones puede llevar una Anya?

3.8K 123 45
                                    

El 128 de Park Street, Berlint, era un desastre cada tarde de jueves. Lo había sido desde hacía ya dos años, y lo sigue siendo hasta el día de hoy.

Llantos, gritos, golpes y súplicas de freno. Los vecinos más de una vez habían sido tentados a llamar a la policía por el miedo que causaban los gritos de la menor de la casa gritando en negación por lo que parecía ser abuso doméstico puro. Los chismes no se hicieron esperar los primeros días, ¿Qué era acaso lo que el modélico Doctor Forger escondía tras la fachada de esposo y padre del año? ¿Estaba amenazada la pequeña Anya como para no gritar por auxilio ante aquellas situaciones de aparente brutalidad paternal? ¿Cuál era la postura de la pobre Yor ante el accionar de su esposo...?

—¡No quiero! — chillaba una joven de largo cabello rosa de tan solo siete añitos, ocho según el registro, corriendo por las habitaciones y golpeando los muebles con su cuerpo por error mientras su padre la perseguía de aquí para allá por la casa con un libro de álgebra bajo el brazo. —¡No me puedes obligar!

—Pequeña... ¡Vas a ver, mocosa! — el cansancio se notaba en los gritos de Loid Forger. Dos años haciendo esta misma cantinela, cada semana con un libro diferente bajo el brazo y cada vez con menos preocupación por lo que pensaran los vecinos hacían incluso al espía más valioso de WISE perder los estribos.

—¡Por favor deténganse, van a romper algo! — las advertencias eran inútiles a este punto, bien sabía Yor, pero con el show de los jueves la casa de los Forger se había vuelto un campo de guerra. Nada importaba, no habían límites, siempre y cuando Anya se pusiera a estudiar. Incluso Yuri y Franky en sus visitas se habían sumado al bando de Loid para lograr que Anya estudiara. No hace falta mencionar, su participación no fue fructífera en absoluto. De hecho, Yuri contribuyó con un florero hecho a mano para su hermana a modo de compensación por romper uno de los libros de Anya en una de las tantas persecuciones.

Los sonoros ladridos del canino de la casa hacia los dos contrincantes no se hacían esperar. Su capacidad de clarividente le permitían saber perfectamente como iba a acabar la situación, con Anya estudiando y Loid tomando un antiácido, por lo que en su mente sólo podía pensar que este extraño comportamiento de sus amos era innecesario, cuanto menos.

Desde fuera, parecía un caso de violencia doméstica severa. ¿Desde adentro? Era simplemente esperar a que Anya dejara sus deseos de lucha contra el estatus quo y se pusiera a encontrar X.

Así había sido por dos años. Y así sería hasta que Anya se decidiese por tomarse en serio los estudios. Y tampoco podían culparla; al menos a ojos de su amiga Becky, pues no sólo había sido la estudiante más joven de la academia Eden en recibir una medalla Stella, sino que gracias a su desempeño académico en idiomas el año anterior había sido acreedora de una segunda medalla. Y si te lo preguntas, querido lector, sí. Fue casi imposible sacarla de su modo "Anya Starlight" por dos semanas.

Pero, ¿Qué hacía distinta a esta ocasión de cualquier otra?

—¡No! ¡Yo sé que voy a arreglármelas sin la estúpida álgebra! — reclamaba Anya, rodando ágilmente debajo de la cama de su madre a modo de evadir a su padre. Siempre puedo leer la mente de Becky. Ella es muy buena con las matemáticas.

—¡Cuida tu lenguaje, jovencita! — Loid levantó la cama del suelo para revelar a la pequeña chihuahua que tenía por hija, dando la señal para que esta corriera por el bien de su entretenimiento. Dejó caer la cama abruptamente al suelo, sólo para seguir corriendo tras de su hija. A este paso, va a conseguir otro Tonitrus si su actitud no mejora.

Me van a volver loca, pensaba la matriarca del hogar mientras comenzaba a prepararse un poco de té. Llevaban bastantes horas en la misma situación, para sorpresa de Yor. Normalmente, o Loid o Anya se habrían rendido de pelear después de los primeros quince minutos de correteo. Pero hoy habían alcanzado tres horas de discusión, entre las mañas de Anya y su poca disposición a aprender, el círculo infinito había empezado y Yor estaba a cinco minutos más de abrir una botella de vino para pasar el mal trago. —¡Loid, ten cuidado con la cama! ¡Anya, no corras así, vas a romper el jarrón que me regaló Yuri!

El jarrón de Yuri.

El jarrón junto a la cama de Yor.

Cama que Loid acababa de tirar como la tapa de una maleta.

El golpe de la cerámica contra el suelo de madera no se hizo esperar. Seguido de la caída de Anya por la sorpresa y un súbito silencio.

Acababan de romper el jarrón artesanal de Yuri.

La urgencia y enojo de padre e hija fue inmediatamente reemplazada por un miedo incontrolable. Apenas oyeron el jarrón caerse, supieron que habían cometido un gravísimo error.

La atmósfera entera de la casa se transformó en el momento en que el florero se rompió. Bond dejó de ladrar súbitamente, mientras sus visiones cambiaban a unas mucho más... Siniestras en comparación. Loid se quedó paralizado del terror, mientras Anya buscaba una forma de interpretar la situación. La mente de su padre estaba en blanco, y si quería ahorrarse imágenes bastante gráficas al leer la mente de Bond, no le quedaba de otra que protegerse en la cabeza de Loid mientras en su propio cerebro empezaba a resonar una y otra vez una sola oración proveniente de su madre:

Les dije que no rompieran nada.

Loid y Anya tragaron saliva simultáneamente, mientras que Yor se acercaba con aparente calma a los dos. La pequeña se abrazó a las piernas de su padre, aterrada por la creciente e intimidante aura asesina de su madre...

—¿Q-Qué hacemos ahora, papi? — preguntó la ojiverde a su no-progenitor con miedo.

—Silencio. — acalló Yor, enojada como pocas veces lo estaba. Esto hizo que los dos tragaran saliva, a la vez que Loid agarraba el hombro de Anya en busca de comfort.

—... Ha-Hazle caso a tu madre, Anya... — dijo Loid, cerrando los ojos. La esperanza estaba perdida, la operación STRIX había sido un fracaso...

Y todo por un jarrón.

—Huh... Hoy los vecinos están más ruidosos que de costumbre — mencionó una de las vecinas de la familia Forger, mientras desde el departamento de arriba se oían improperios que nunca habrían pensado escuchar de la calmada Yor.

***

—¡Auch! ¡Auch! — se quejaba Anya en medio del recreo, mientras Emile picaba el enorme chichón en su cabeza. Hasta parecía que le había salido un tercer cuerno.

—Emile, deja eso. — regañó Damian, volviendo de la cafetería junto a Ewen con una lata de refresco fría para el chichón de Anya. Becky miraba con odio al joven de prominentes paletas, haciéndole cariño en la cabeza a su amiga para aliviar un poco el dolor. —¿se puede saber qué te pasó para que estés así?

—¡Algo que me merezco al 100%! — fue todo lo que el grupito pudo sacar de Anya, mientras la pequeña empezaba s beberse el refresco en lugar de ponérselo en la zona hinchada.

Un espía, una asesina, una telépata y un clarividente. Los miembros de la familia Forger eran de todo menos normales, pero era necesario para todos ellos actuar con naturalidad si querían mantener aquel techo y cuatro paredes que habían construido; no como parte de una mentira, sino como miembros de una familia.

Fin...

Loid: ¿¡Se puede saber por qué me mandaron a dormir al sofá si ni siquiera compartimos cuarto!?

Sip! Javi empezó a escribir one shots de Spy x Family en su tiempo libre... La madrugada, para calmar su necesidad de más material de su familia favorita. No esperen mucha lógica detrás de esto, y tampoco le cuenten a Kou. Simplemente es un proyecto humilde y sin mucho propósito mientras me ahogo en tareas y con mi trabajo. No sé si deban esperar una continuación... Pero eventualmente habrá muuucho Twiyor.

Y Kou, si estás leyendo esto... Ya me voy a dormir, no debes recordarmelo.

Los amamos <3

Spy x Family | One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora