Spy x Family | One-Shots

IV - Suficientemente bueno.

Como cada noche; el silencio reinaba en el 128 de Park Street, Berlint. Tal y como el dueño de casa lo prefería.

La niña, durmiendo.

El canino de la casa, recostado en la habitación del rubio en busca del amor que toda la familia le proporcionaba al perrito todos los días.

Su mujer, dormida igualmente en la habitación de al lado. Sus ronquidos eran silenciosos, a diferencia de los de su hija adoptiva la cual incluso desde dos habitaciones podía oírsele roncar como un animal salvaje.

Pero a Twilight no le importaba mucho tener que escuchar a aquella niña roncar como cada noche. Llevaba más de dos años con ellas, estaba acostumbrado a oír los guturales sonidos que producía la infante mientras dormía.

Como cada noche, se había sentado en su escritorio leyendo los reportes de misión proporcionados por Handler aquel día. Todas se basaban en lo mismo: recolecta información, no hagas preguntas.

Así había sido desde que trabajaba para WISE.

Así había sido incluso antes de volverse marido y padre de familia.

Y así asumía que sería hasta el final de sus días.

Pero esta noche era diferente a las demás. Los párpados del espía se sentían pesados, aún después de beberse un café para mantener la vigilia durante la noche.

Ugh... La mente de Twilight maquinaba de forma ineficiente esa noche. Había sido un largo día de trabajo para Loid Forger, y por consecuente, para el propio Twilight. Desearía que Handler me diese menos trabajo...

Cuando comenzó a ver borroso fue que supo que no podía continuar su noche en vela. Por mucho que fuese su rutina, el cuerpo mismo ya no le daba para mucho más. Apagó la lámpara de noche, dejó los reportes en el cajón de siempre y se metió a la cama.

El alivio lo invadió de la cabeza a los pies. A pesar de ser un colchón barato, podía sentir como la tensión del día se iba siempre que se recostaba en este.

Se tapó con el cubrecama hasta el cuello antes de cerrar los ojos definitivamente.

A pesar de todo, el espía se sentía satisfecho.

Satisfecho de su vida, su familia y su trabajo.

Se sentía bien de poder cambiar al mundo de esa forma, de tener a su hija y a su esposa esperándolo cada noche... Se sentía bien, de ser suficientemente bueno para ellas.

Y de repente...

BOOM!

El espía abrió los ojos de par en par, sorprendido por la repentina explosión. Se encontró sin embargo con su habitación completamente en llamas, los cristales de la ventana completamente rotos y en su escritorio, lo que parecían ser los restos de una bomba. Salió de un salto de la cama para dirigirse a la entrada de la habitación, esquivando por mers suerte una viga en llamas que cayó sobre su cama.

Lo habían descubierto.

¿Cómo? Se había asegurado de mantener el perfil bajo desde el primer día, ¿Habían sido Yuri y la policía secreta? No, incluso podía decir que estaba en buenos términos con su cuñado a este punto. ¿Desmond lo había descubierto de algún modo? Imposible...

Fue entonces que el desgarrador grito de su hija lo sacó del trance, haciendo que su piel perdiese todo el color de golpe.

Se dio vuelta para ver el pasillo, igualmente prendido en llamas. Se adelantó hasta la habitación de su hija, rezando porque nada le hubiese pasado, solo para encontrarse con la pequeña hecha bolita en su cama mientras al lado de esta estaba el cadáver de su perro aplastado por una viga en llamas.