Sesión I

1.2K 57 22
                                    

Advertencia: No hay felicidad, solo dolor.

— Está bien, Eren, ¿desde dónde quieres comenzar? — Preguntó la mujer de una avanzada edad, sentada en el sofá de la sala mientras sujetaba una libreta junto a su lápiz.

Acostado en un diván, su mente fue bombardeaba con todos los recuerdos que le han atormentado por muchos años, los que no lo dejan dormir ni comer por días y ahora por primera vez tenía que soltar todos esos sentimientos enterrados.

Un nudo se formó en su garganta impidiéndole seguir hablando, esa presión en su pecho que conocía a la perfección volvió a aparecer para atormentarlo, sus ojos se cerraron tratando de buscar esa valentía para hablar y recordó sus palabras, inhaló y exhaló para reducir esa presión y cuando consiguió que ese nudo se deshaga dijo.— Bueno... todo comenzó con el nacimiento de mi hijo... y la muerte del amor de mi vida.

[...]

La dulce pareja había llegado al hospital por la tarde, el bebé se había adelantado unos días de la fecha prevista, aun así, no fue un impedimento porque ellos ya tenían todo preparado para cuando llegara el momento más esperado en esos últimos nueve meses. Apenas Mikasa había roto fuente, Eren se encargó de llamar a todas las personas más importantes para ellos. Todos llegaron antes del nacimiento y se encontraban en la sala de espera, impacientes y totalmente emocionados de ver al nuevo ser humano que les robaría sus corazones.

— Este bebé no llega y hemos estado aquí por casi diez malditas horas.— Mikasa se quejó porque todo iba muy lento, no podía ser paciente cuando se trataba del bebé que iban a tener.

— El doctor dijo que ya quedaba poco, tú puedes con esto.— Eren tomaba la mano de su esposa dándole fuerzas para que pueda seguir con el trabajo de parto.

— ¡Pero yo ya quiero tener a mi bebé! — Pataleo un poco como si fuera una niña molesta porque no le daban su dulce.

No había un día donde ella pidiera ya tener a su hijo, desde que se había enterado de que estaba embarazada, siempre se preguntaba cómo iba a lucir, qué rasgos iba a heredar, aunque sus ojos negros eran muy preciosos junto a sus rasgos orientales, anhelaba tanto que tuviera los ojos verdes de su esposo, eran tan hermosos como si tuviera un gran bosque dentro de ellos, veía toda la pasión y energía de su personalidad en solo su mirada, quería ver que su hijo tuviera esa misma intensidad.

— Lo tendrás, amor, solo aguanta un poco más.— Llevó su mano hasta sus labios para depositar un beso y ella logró calmarse gracias al trato de su amado.

Segundos después la puerta fue abierta y ambos dirigieron su mirada a la persona que estaba entrando a la sala. El corazón de ambos se calentó cuando vieron que se trataba de la madre de Eren, quien se apresuró para llegar donde Mikasa para una abrazo, mostrándole su apoyo en un momento como era el darle al mundo una nueva vida.

Tomó la silla más cercana para tener una pequeña conversación con la mujer que pronto sería madre.— Cariño, ¿cómo te sientes?

La mirada de frustración de Mikasa delataba su ánimo.— Horrible, el bebé no quiere llegar, es como si se burlara de mí porque sabe que ya quiero tenerlo.— Dijo mientras frotaba su barriga.

Su mano se deslizó por su suave rostro y sus ojos la miraban con amor.— Bueno, eso es normal, eres madre primeriza, suele durar más de lo esperado, pero cuando ya tienes a tu bebé en brazos olvidas todas esas horas que pasaron solo para amarlo.

Se sentía muy amada por la forma en que Carla siempre la cuidaba, siempre tan cálida y amorosa desde el primer día que la conoció.— ¿Así te sentiste con Eren?— Le preguntó sobre cómo fue para ella dar a luz.

Tú puedes solo | EremikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora