Cuando tocaron la puerta de la sala, la mujer se levantó de su asiento para abrirla y cuando vio a la persona que tocaba, no se sorprendió, más bien esperaba volver a verlo.
— Hola... estoy aquí para mi sesión de la semana.— Eren saludó tímidamente y ella le permitió pasar.
— La semana pasada dijiste que esto era una estupidez.— Fue hasta su escritorio y tomó su libreta porque en cualquier momento diría algo que la ayudaría para su terapia.
— Lo sé y desde ese día no he dejado de pensar en mis palabras.— Se acostó en el diván que ha estado casi por un mes.
— No debes pedir perdón, muchos pacientes tienen las mismas reacciones y es mi deber aclarar sus mentes.— Tomó asiento para iniciar la terapia.— ¿Qué pasó por tu mente en ese momento?
— Enojo, demasiado y eso era quien estaba hablando, no yo. No pude contratarlo y la única solución que vi posible fue irme lejos.
— ¿Es normal en ti dejar salir ese enojo?
Se quedó callado unos segundos, recordando toda su vida, hasta que llegó a una sola conclusión.— Siempre fui impulsivo, hacía todo sin pensar en las consecuencias de mis acciones, nunca me importó esa peculiaridad mía, hasta que por mi impulsividad lastimaba a la gente que amaba.
— ¿Y su esposa?, ¿ella era igual de impulsiva?
Le dio gracia su pregunta.— Claro que no, era todo lo contrario, siempre calmada en todo momento. Ella era quien me hacía entrar en razón cuando me dejaba llevar por mis impulsos.
Recordó como de adolescentes, tomaba su mano cuando estaba a nada de meterse a una pelea, no decía una sola palabra, su mirada era suficiente para decirle que no lo haga o si no, ella estaría sumamente decepcionada de su comportamiento.
Para Eren, lo que pensaba Mikasa sobre él, era muy importante.
— ¿Y su hijo es impulsivo como usted o calmado como su madre?
— Hisashi es... una mezcla muy extraña de los dos, pero dejaba salir mi lado en un momento específico.
[...]
Padre e hijo paseaban por los pasillos del supermercado. Mientras Eren empujaba el carrito de compras, Hisashi se agarraba de su camiseta porque temía separarse un solo momento de su padre y perderse en esos largos pasillos.— Bebé, ¿de qué quieres tu cereal?— Le preguntó y él volteó a ver todas las opciones. Se tomó unos momentos para pensarlo y señaló uno de chocolate en la tercera repisa.— Lo que tú quieras.— Lo tomó y lo puso en el carrito con lo demás.
Hisashi se dio cuenta de que su padre no tuvo que ponerse en puntillas ni usar un banquito como él hacía para alcanzar las cosas en repisas altas.— Papá, ¿por qué eres tan alto?
Le sorprendió su repentino pregunta, pero su curiosidad nunca le ha molestado.— Bueno, esto es de familia, tu abuelo y tío también son muy altos.— Los dos siguieron caminando para comprar lo necesario.
— ¿Yo también seré alto como ustedes?
— Claro que sí, recuerda que tu madre también era alta, es obvio que serás tan alto como nosotros, hasta más podría decirlo.
— Pero en la clase de hoy nos enseñaron que no siempre los hijos se parecen a sus padres, ¿y si no soy tan alto como tú o mami?
Le pareció tierno que se preocupará si se iba a parecer a sus padres o no.— Bueno, entonces no pasará nada, seguirás siendo mi precioso hijo.— Sus dedos se hundieron en su cabellera, despeinándolo.
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Tú puedes solo | Eremika
FanfictionEl alma de Eren se destrozó en mil pedazos cuando el amor de su vida, Mikasa, murió después de dar a luz y debe reunir todos los fragmentos para aprender a vivir sin ella, mientras cuida a su hijo. Créditos al arte de la portada a @RAKJI__ en Twitte...