Sesión VII

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— ¿Cumpliste lo que te propusiste la semana pasada?

Una pequeña sonrisa adornó su rostro.— Se sintió surrealista caminar por los pasillos donde estuve toda mi adolescencia.

Se veía orgullosa de la nueva novedad.— Has dado un nuevo paso que significa mucho, ¿qué hiciste en la visita?

— No mucho, miré mi antiguo casillero y el de Mikasa, estaban justo al lado del otro y recordé las conversaciones que tuvimos, las pegatinas que les poníamos para decorarlos, también las veces en que los profesores nos pedían distancia por nuestra poca discreción.

Volvió a sentirse como un adolescente sin preocupaciones y que solo le importaba su linda novia. Tal vez al principio fue algo extraño el lugar, había cambiado todo, pero con los minutos pudo reconocer cada pasillo e instintivamente llegó a sus casilleros.

— No lloré al recordarla, al menos no mucho como suelo hacerlo. Sonreí como un idiota por un largo rato.

— Me comentaste que la última vez que lo habías visitado fue en una reunión de exalumnos, ¿las emociones fueron diferentes a la de ahora?

— Demasiado diría yo, esa vez tenía mucho miedo de reencontrarme con ellos. Cuando los volví a ver, estaba feliz, me la pasé muy bien, pero igual me sentía muy solo.

A pesar de que había gente a su alrededor, creía ser el único en ese gran salón del instituto. Todos estaban alegres, le contagiaban la felicidad, pero no podía reír por sí solo, no era capaz.

— Perdí la comunicación con todos, excepto con Armin que siempre será como un hermano, pero no sabía sobre los demás y sus vidas. Cuando me contaban sobre ellos, era como ver a personas totalmente diferentes.

— ¿Cómo fue la noche? ¿Tuvieron roces entre ustedes?

— Fue una noche con muchos sentimientos, en cada momento me culpaba por haberlos abandonado y también no paraba de comparar sus vidas con las mías. Era estar en un lugar grande, con personas que conoces sus rostros, pero nada de sus vidas, me sentía muy solo en ese lugar y todos esos días en general.

— Estoy suponiendo que pasaron más cosas aparte de la reunión para que tuvieras ese pensamiento.

— Sucedieron muchas cosas antes y durante la reunión.— Sus manos pasaron por su rostro, frustrado al revivir esos días.— Hisashi estaba creciendo y cambiando su actitud, todos en la reunión se veían felices con sus grandes vidas y yo tenía muchas cosas en mente.

[...]

Eren antes no se consideraba un gran cocinero, pero gracias a los años y la práctica, pudo mejorar sus habilidades en la cocina. Solo eran Hisashi y él, como todas las noches en los últimos 12 años.

Colocó una gran porción de espaguetis a la carbonara en el plato y gritó el nombre de su hijo para que viniera a comer, pero no tuvo ninguna respuesta. Sin esperarlo, fue hasta su habitación y sin tocar la puerta, la abrió, encontrando a su hijo acostado jugando en su teléfono al mismo tiempo que se reía.

Notó su presencia y al instante se quitó el auricular.— Hisashi, suelta eso y ven al comedor, la cena está lista.— Se apoyaba en el marco de la puerta.

— No puedo ahora, estoy jugando con unos amigos.— Le contestó sin despegar sus ojos de la pantalla.

— Tu juego y tus amigos pueden esperar, ven a comer.— Hizo una mueca de disgusto y eso le desagradó.— Hisashi...

— Está bien, está bien.— Repitió soltando su teléfono.

Ambos fueron al comedor y tomaron asiento. Últimamente, las noches se habían vuelto silenciosas entre ellos, bueno, más por parte de Hisashi. Eren quien notaba todos los cambios, sabía que en cualquier momento llegaría a ese punto, aunque no se esperaba que sería tan rápido.

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⏰ Última actualización: Mar 19 ⏰

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