Capítulo O2

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Al divisar el Lusso empiezo a hiperventilar. El apremiante deseo de abrir la puerta y saltar del coche en marcha de Hoseok es difícil de resistir.

Él me observa con una expresión de ansiedad evidente en su precioso rostro, como si intuyera mi intención de salir huyendo.

Cuando aparcamos frente a las puertas, Hoseok rodea el vehículo, me agarra con fuerza del brazo y nos encaminamos hacia la entrada de peatones, donde Yoongi nos espera.

Va tan elegante como siempre, con traje y zapatos y el cabello negro perfectamente arreglado, pero su presencia ya no me incomoda.

No obstante, sí me sorprendo al ver que toma el relevo de Hoseok y me sujeta.

Tira de mí hacia él y me estrecha con fuerza. Éste es el primer contacto físico que he tenido con él. Afirmar que era distante conmigo sería quedarme muy corto.

—Jimin, gracias por venir —dice mientras me sostiene pegado contra sí.

No respondo nada porque no sé qué decir.

Están muy preocupados por Jungkook, y ahora me siento culpable e incluso más nervioso todavía.

Me suelta y me regala una leve sonrisa para darme seguridad, aunque no lo consigue.

Hoseok señala la carretera.

—Ahí viene el grandulón.

Nos volvemos y vemos cómo Namjoon llega en su Range Rover negro y derrapa hasta detenerse bruscamente tras el coche de Hoseok.

Saca su inmenso cuerpo del vehículo, se quita las gafas de sol y nos saluda con la cabeza sin decir palabra, como hace siempre.

Dios, parece enojado.

Apenas le había visto los ojos hasta ahora, siempre los lleva ocultos bajo esos lentes oscuros, incluso de noche o en interiores, pero hace sol, así que no entiendo por qué se los ha quitado. Tal vez quiera que todo el mundo sepa lo enfadado que está. Y funciona. Da miedo.

Respiro hondo e introduzco el código de la puerta para que puedan pasar. Me gustaría no tener que seguir.

Yoongi me insta a abrir el camino con un gesto, él siempre tan caballeroso, así que hago de tripas corazón y comienzo a avanzar en silencio por el aparcamiento. Veo el coche de Jungkook y advierto que todavía tiene la ventanilla rota.

El corazón me da un vuelco. Entramos en el vestíbulo de mármol del Lusso en silencio, excepto por el sonido de nuestras pisadas.

En mi estómago empieza a formarse un nudo y se me acelera la respiración. Han pasado tantas cosas en este sitio. Fue mi primer gran logro en cuestiones de diseño. Mi primer encuentro sexual con Jungkook tuvo lugar aquí, y también el último.

Todo empezó y acabó en este lugar.

Bang Chan levanta la vista de su gran mostrador de mármol curvo conforme nos acercamos y nos mira con una evidente expresión de cansancio.

—Hola, Chan —digo con una sonrisa forzada.

Me mira primero a mí, y después a los tres seres imponentes que me acompañan antes de volver a centrarse en mi persona.

—Hola, Jimin. ¿Cómo estás?

—Bien —miento.

De bien, nada.

—¿Y tú?

—Bien, bien —está receloso, sin duda tras haber tenido algún encuentro con los tres hombres que me escoltan, y a juzgar por la frialdad con la que me ha recibido, no fueron muy agradables.

My, myself & JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora