Capítulo 13

53 3 0
                                    

—Te quiero.

Siento unos labios carnosos que conozco muy bien acariciando los míos mientras me despierto. Abro los ojos y veo el hermoso rostro de Jungkook.

—Despierta, precioso.

Me desperezo.

¡Qué gusto!

Parpadeo y caigo en cuenta que está vestido. Mi cerebro inconsciente toma nota de que con Jungkook ya vestido no hay peligro de que me arrastre por todo Seúl en una de sus carreras matutinas de castigo.

—¿Qué hora es? —grazno.

—Tranquilo, sólo son las seis y media. Tengo que recibir a unos cuantos proveedores a primera hora. Quería verte antes de irme —se agacha, me da un beso y me inunda el sabor de su aliento mentolado.

¿Proveedores? ¿Qué clase de proveedores? Corto esos pensamientos por lo sano.

Es demasiado temprano y, si de verdad son las seis y media, es demasiado tarde para correr veintidós kilómetros por Seúl, así que los proveedores me importan un pimiento.

—No me hace falta tener los ojos abiertos para que tú puedas verme—protesto mientras tiro de su espalda para que vuelva a mí.

Huele increible.

—Ven a desayunar conmigo —me levanta de la cama y me agarro a él con mi cuerpo desnudo y mi estilo habitual de chimpancé.

—Me vas a arrugar la ropa —dice en absoluto preocupado mientras me saca del dormitorio y me lleva a la cocina.

—Pues suéltame —contraataco.

Sé que no va a hacerlo.

—Nunca.

Sonrío satisfecho y absorbo cada gota de agua fresca que desprende.

—No necesito que me folles como recordatorio. Puedes venir a comer.

—Esa boca —se echa a reír—. Lo siento. De verdad que necesitaba verte antes de irme.

Me pongo tenso en cuanto lo dice. Bueno, de hecho, en cuanto dice lo siento.

¡Mierda! Había olvidado su crisis nerviosa de medianoche. Bueno,no es que se me haya olvidado, es que mi cerebro consciente no la ha procesado aún.

—¿Qué pasa?

Ha notado que me he puesto tenso de repente. Me sienta en el frío mármol pero no me sorprende como la otra vez. Estoy demasiado ocupado buscando en mi mente el mejor modo de abordar el asunto.

—Anoche te despertaste —digo.

—¿Sí? —frunce el ceño y no sé si se siente aliviado o decepcionado.

—¿No te acuerdas?

—No —se encoge de hombros—. ¿Qué te apetece desayunar?

Me deja en el mármol y va hacia la nevera.

—¿Huevos, un bagel, algo de fruta?

¿Ya está?

—Dijiste que me necesitabas —lo dejo caer, a ver si lo capta.

—¿Y? Es lo que digo estando despierto —replica sin apartar siquiera la vista de la nevera.

Pues no, parece que no lo ha captado.

—Me pediste perdón —me pongo las manos debajo de los muslos.

Vuelve de la nevera.

—Eso también lo he dicho estando despierto.

My, myself & JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora