Incipiente interés: Sha HuaLing x Liu MingYan

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Sha Hualing se levantó silenciosamente de su asiento. Por fortuna eligió uno en la parte trasera del salón de ceremonias por lo que su ausencia no fue notada por muchos. No que estuviera incómoda por ver así crush de adolescencia, Luo BingHe, casarse con otro hombre, Shen QingQiu; sino porque de sólo pensar en cómo sería el trabajo con la ausencia de Luo BingHe, puesto que trabajaban en la misma oficina, sumado a las oportunas vacaciones de Mo BeiJi, el estrés la perseguía.

Su vida adulta no estaba yendo como lo planeó, pero prefería soportar antes que retractarse de su decisión de abandonar la oportunidad de heredar la compañía de su padre, luego de una discusión con éste. 

Sha Hualing admitió que ese tipo escurridizo, Shang QingHua, tenía bien ojo para organizar eventos, dado el magnífico lugar que consiguió para celebrar la boda: una exquisita residencia antigua, con jardines amplios y pabellones preciosos. Recargándose en una columna y dando una casual mirada al estanque donde carpas multicolores nadaban en paz, encendió un cigarrillo. No le gustaba el olor ni el sabor, mas era la única manera en que nublaba lo suficiente la vista para pensar con calma. Sacó, después, de su bolso su celular y siguió leyendo la novela web que por error descubrió a Luo Binghe leyendo. 

Haca años, tras conocer al susodicho, creyó que algún día podría acostarse con él. Ahora leía un romance homosexual cuyos protagonistas le recordaban incesantemente al par que en ese instante estaba contrayendo nupcias. Ella se consideraba bastante sensual, joven y apta para conquistar a quien deseara; mas tenía estándares demasiado altos: la razón por la que siguiera soltera.

Unos minutos después atisbó por el rabillo del ojo a una persona acercándose, quizá un empleado, por lo que no le prestó mucha atención. No obstante, cuando se paseó a su alrededor tomando fotografías, hizo una mueca. No era la primera vez que alguien usaba la misma técnica barato para intentar propasarse con ella, por lo que se puso en guardia. La figura pasó frente a Sha Hualing y fue directo al estanque: una chica. Delgada, alta, el vestido largo y lila de tela vaporosa que acentuaba miembros delgados, cintura estrecha y una figura elegante. La reconoció como otra de las invitadas, la acompañante de uno de los tantos colegas de Shen QingQiu, quien resaltó por llevar un cubrebocas. Tuvo la oportunidad de escuchar algunas teorías al respecto, sin embargo Sha Hualing no le tomó importancia.

Dispuesta a dejarla ser, retomó su lectura. Si algo podía resaltar de la lectura era su sorprendentemente ingenioso porno, seguido de su prosa casi poética, un contraste interesante que hacía parecer arte a una de esas escenas dub-con con fetiches varios. Dió una calada profunda, dejó salir el humo y resopló, divertida, en con el mini teatro al final de capítulo.

—Siento molestarte. —Escuchó de pronto una voz femenina—. ¿Podría pedirte una favor?

Era la chica de antes. Sha Hualing contestó con pereza. 

—Mi nombre es Sha Hualing y no, no te daré mi número.

Casi quiso reír con el prolongado silencio de la otra parte. Le dió un vistazo y ante el semblante imperturbable de la joven su humor se agrió. 

—Mi nombre es Liu MingYan —habló ella al tener la atención de Sha Hualing—, y me ayudaría mucho si pudieras tomarme una foto. 

Resoplando, Hualing guardó su celular, con el cigarrillo en la boca, y extendió la mano. Liu MingYan le entregó su celular y se alejó unos pasos. Sin una pose extravagante, la luz natural y su donaire nato, aún sin mostrar por completo su rostro el cuadro era encantador. 

De mala gana Hualing tomó la fotografía y MingYan se acercó para recuperar su dispositivo móvil. 

—Si tu novio quería verte, debió venir contigo.

Liu MingYan alzó las cejas.

—No tengo un novio; es para mi maestra. Ella no pudo asistir, pero insistió en ver mi vestido. 

—¿Las otras también? —preguntó sin pensarlo.

—Oh, no; esas son para uso personal.

Aunque indagar más sobre ese «uso personal» sonó tentador, Sha Hualing no deseaba verse entrometida. Mientras la otra examinaba las imágenes, ella decidió que era momento de volver. La lectura podía esperar y sacar a fuerzas una conversación con una desconocida no formaba parte de su naturaleza.

—Como sea. —Sha Hualing apagó su cigarro y se lanzó una menta a la boca—. Tendré un sermón si el Sr. Loto Negro no me ve ahí para compartir su felicidad de tener, por fin, al Inmortal Shen entre sus brazos. 

Liu MingYan titubeó.

—¿Quiénes?

—Los hombres cuya boda nos estamos perdiendo.

La otra sacudió la cabeza.

—No, no; los otros, ¿El Inmortal Shen...?

—¿Y el Loto Negro? —Liu MingYan dijo «sí» y Sha Hualing tarareó—. Oh, los personajes de un libro.

Añadió luego de un rato, mirando al horizonte:

—Un libro danmei.

Comenzó a caminar hacia el lugar de la ceremonia, escuchando el taconeo cadencioso seguirle de cerca. 

—¿Es una buena historia?

Sha Hualing se encogió de hombros.

—¿Supongo? Es entretenida; no sé mucho sobre análisis literario... Me gusta el drama.

Los ojos de Liu MingYan se entrecerraron en una sonrisa pero no dijo nada, hasta que llegaron a las puertas del salón.

—Sha HuaLing, ¿podría tener tu número ahora?

Ahogando la maldición que estuvo a punto de salir de su boca ante la repentina propuesta, la aludida levantó el dedo índice y con voz meliflua y cantarina respondió:

—A Ling'er no le interesan las chicas.

Así se escurrió de su vista, con el olor de tabaco mentolado y un contorno de caderas. Liu MingYan tampoco estaba interesada en las mujeres, pero encontrar a alguien que leyera su obra le emocionó de más. Todavía faltaba el banquete, así que de alguna manera podría conseguir la información de contacto de la otra chica. A pesar de que las personas como Sha HuaLing y ella no encajaban, MingYan creía que algo bueno saldría de conocerse.

Observó por última vez la foto que tomó de la otra fémina, recargada en una columna, con el vestido de vibrante color carmín y el aura de una demonesa; antes de entrar justo cuando los novios estaban por sellar su matrimonio con un beso. 

Flufftober 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora