Amor entre cámaras

Ataque de pánico

POV Elizabeth

-Bien, se ha quedado más que dormida, pero te envía un beso-Scarlett aparece-¿Has ordenado ya?

-No, no quería pedir por ti.-extiendo mi celular-Encontré estas opciones en internet.

-Bueno, solo quedan abiertos lugares de pizza-asiento-¿este?

-Ese entonces.

Ella extiende una sonrisa mientras me levanto para poder marcar y hacer el pedido.

La mujer detrás del teléfono no hablaba inglés, lo cual me hacía tener que pedir todo en italiano, volteo para encontrar a Scarlett haciendo el mejor esfuerzo de no reírse de mi. Le doy un guiño tratando de decirle que soy increíble hasta en esto haciendo que ella al final ría por mi mala pronunciación.

Estaba cambiada, llevaba unos pantalones blancos de tela, sueltos y una blusa corta de tirantes, los pies descalzos y su cabello corto de lado dándole un toque salvaje.

La mujer detrás del teléfono comienza a repetir muchas veces algo haciendo que vuelva mi atención a la orden. Una vez lista, cuelgo y Scarlett ya esperaba con un par de copas y una botella de vino.

Mientras esperábamos la comida ella hizo una conversación muy amena, la forma en que me contaba como había sido ser, hasta ahora, la única cara femenina entre el equipo de superhéroes que habían conformado.

La comida llego y mientras ambas comíamos la deliciosa pizza que había elegido ella, las copas de vino comenzaban a sumarse con facilidad y ahora compartíamos la pequeña mesa del centro, con 2 botellas vacías y otra por debajo de la mitad.

Scarlett tenía un gusto exquisito por los vinos, eligiendo cosechas deliciosas y sofisticadas. Pero parecía que la única que llevaba el beber el vino con calma era yo, ya que ella ahora se encontraba divagando un poco y contando cosas más personales, como el crecer en New york, y lo sofocante que era en muchas ocasiones la fama, los paparazis y el odio que imparten las personas sin motivo alguno.

-Creo que he hablado muchísimo sobre mí. Perdón, debo parecer una maniática.

-No, no...tal vez un poco-ambas reímos-¿Sabes? Creí que eras diferente.

-¿Cómo que diferente?-dice con un mohín en su rostro y la frente fruncida-Vamos, dime.

-No lo se. Eres, ya sabes-pasa la lengua por sus labios limpiando el vino que resbala por ellos-Bien, eres, por mucho, de las mejores actrices de Hollywood, tu carrera es impresionante y tal vez creí que serias algo arrogante o eso.

-Creo que debería ofenderme sobre eso, pero me parece justo que pensaras eso después de dejarte plantada en el set.

-No debes preocuparte, tus motivos tendrás-veo su sonrisa desaparecer y esconderse detrás de la copa-Creo no debí decir eso. Yo, creo que he abusado de tu hospitalidad, es muy tarde y estoy haciendo que te desveles-me levanto del sillón-Es mejor que me vaya ahora.

-Vaya, no he notado la hora-checa el reloj en su mano-más de media noche. ¿Estas segura de irte sola?

-Si, claro. No le temo a la oscuridad-sonríe poniéndose de pie-Supongo que te vere mañana.

-Si, no faltare de nuevo-me acompaña hasta la puerta-Me encanto conocerte, aunque todo el tiempo hablamos de mi.

-Bueno, la próxima hablaremos de mi, ¿trato?-asiente una vez que estoy fuera-Fue agradable conocer a la verdadera Scarlett Johansson.

Extiendo mi mano, ella la analiza con una sonrisa torcida, toma su labio inferior entre sus dientes haciendo que sus mejillas se contornen rojas.

Ahora es entendible porque es la mujer perfecta según las revistas.