Antes de ti

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En diciembre de 2021, sin yo saberlo muy bien, hice amigos. Haber no es que no tuviera amigos antes, obviamente si, los tenía, éramos un pequeño grupito, todas chicas, juntas desde que el destino nos puso en la misma clase cuando teníamos doce años. Ahora a nuestros dieciséis años, seguimos siendo amigas. Algunas nos quedamos en el mismo instituto, otras se fueron a perseguir sus sueños a otro lugar, pero seguimos siendo una piña.

Un buen día, un chico apareció con una de mis amigas a la hora del descanso. Me acerqué un poco extrañada y al llegar con mi amiga esta presentó al nuevo.

- Félix, Michelle. Michelle, Félix. - Dijo feliz mi amiga Amber.

- Emm. Hola. - Saludé.

- Hola. Encantado. - Respondió.

Tras ese día Félix empezó a juntarse con nosotras. A él se le unió Peter, un amigo mío de la infancia. Fue una grata sorpresa. Resulta que había decidido volver de su Erasmus en Francia. Según él, no terminaba de encajar allí.

Amber era una chica un poco más alta que yo, de pelo corto castaño y ojos marrones, pero era preciosa, un poco torpe en los estudios y bastante intensa. En cambio Peter, era de estatura media, fuerte, moreno, de ojos marrones y pelo castaño. Tenía una personalidad más apaciguada. Lo cual en ocasiones me llevaba a pensar que de bueno era tonto.

El nuevo curso escolar pintaba bien. Cuando las clases empezaron, pensaba que tenía más probabilidades de sacarme la lotería que de tener un año interesante, pero todo eso empezó a cambiar cuando conocí a Ander, un chico muy majo que coincidió por primera vez conmigo en clase. Él era alto, jugaba fútbol y tenía un carácter muy simpático y alegre. No era la cumbre de la belleza, pero si estaba mejor que el promedio de gente que asistía a mi instituto. Al principio apenas intercambiamos unas pocas palabras, estábamos sentados uno al lado del otro y quiera o no, eso me medio obligaba a hablar con él.

Compartíamos muchos gustos y era el típico chaval que le caería bien a cualquiera. No tardé mucho en tenerle confianza.

De igual forma Félix también se empezó a acercar a mi. Él también era moreno, castaño y de ojos marrones. Tenía complexión media y una personalidad de oso amoroso.

Yo bien inocente y feliz me fui de vacaciones de Navidad pensando que me había hecho dos nuevos amigos. Pero no mi ciela, a lo largo de Enero empecé a sentir algo. No quería decir que estaba enamorada, pero si que alguien había captado mi atención y, siendo honestos, era obvio que si quería podría ser recíproco.

Llegando finales de este mes una carta llegó a mis manos. Abrí el sobre intrigada y nada más leer las primeras palabras, se me formó un nudo en la garganta. Tragué y respiré hondo para poder despejar la mente.

" Hola Michelle. No te vas a esperar lo que te voy a decir, pero es algo que llevó ocultando desde que te conocí. Tenía miedo a decírtelo por tu reacción, pero hoy me armé de valor para demostrarte lo que siento. Me gustas."

Félix

Literalmente me quedé en shock. No es la primera vez que se me declaran, pero nunca había sido un amigo.

Procesé la información, redacte mi respuesta y fui a buscar al remitente para entregarle la carta.

- ¡Félix! - Llamé al peli castaño de ojos marrones.

- ¿Michelle? ¿Qué haces en este pasillo ahora? Se supone que eres un año mayor que yo. Aunque yo soy más alto. - Se río ante la comparación.

- Vengo a darte esto. - Le entregué la carta. - Cuando tengas tiempo, léela. - Nos despedimos con un abrazo y me marché a mi clase.

Suelo ser buena respondiendo a declaraciones, pero esta vez le pedí ayuda a Ander. Quería ver su reacción y confirmar mis sospechas. Efectivamente tenía razón, esto puede ser recíproco, pero voy a seguir acechando desde las sombras.

"¡Vaya! No me esperaba esto. Realmente agradezco tus sentimientos. Me encanta como eres y la forma en la que me haces reír, pero ahora mismo no siento nada que no sea una amistad. Espero que esto no afecte a nuestra relación. No quiero perderte."


Michelle

Me sentí un poco egoísta al responder, pero era lo que sentía. Mi corazón estaba ocupado por otro... O eso creía.

Dos meses más tarde comencé a perder interés en Ander. Cambié de sonreír al ver un mensaje suyo a empezar a sentir un dolor en el estómago. Tras pensarlo muy seriamente llegué a la conclusión de que en realidad no estaba enamorada. Lo estaba confundiendo con la amabilidad y curiosidad que me transmitía él.

Decidí que lo mejor para ambos sería cortar por lo sano. Dejamos de hablar. Ni él me buscó, ni yo le escribí. Aún así, tenía un gran sentimiento de culpa. Yo no estaba enamorada, pero él sí. Tal vez lo ilusioné y le dañé.

A finales de marzo volvió a intentar algo, pero cuanto antes se olvidara de mi, más fácil sería que pudiera seguir adelante. Él volvió con su grupo de amigos medios populares, y yo volví con el mío, pero de nuevo, había otra cara nueva, o no tan nueva. Era el novio de Amber.

Ese chico que digamos no había entrado del todo bien en la vida de mis amigas. Nunca olvidaré cuando en un viaje estuvimos discutiendo con él por llamada mi mejor amiga Marina y yo.

El susodicho se llama James, es muy alto, Delgado y con una personalidad que aún tenía que descubrir. No nos dirigimos la palabra hasta que pasaron como dos semanas de habernos conocido correctamente. Teníamos como una regla no escrita: "Tú por tú lado, que yo voy por el mío".

Obviamente a Marina la tenía informada de todo lo sucedido, ya que era una de las del grupo inicial que se marchó a estudiar a otro centro.

Cuando le conté sobre Ander, ella se puso muy feliz. Decía que era el indicado para mí, que era educado, inteligente, leal, amable, todo lo que está en mis expectativas, pero al contarle que había dejado de hablarme con él casi me mata. Le gustaba tanto que le había apodado el chico romántico. Aún así respetó mi decisión.

- Michelle, si no te gusta, no te gusta. No te vas a obligar a estar con alguien que no amas por el sentimiento de culpa. - Dijo Marina en un intento de hacerme sentir mejor.

- Lo sé, pero ¿sabes lo incómodo que va a ser estar en clases? - Me lamenté.

- Ya lo sé tía, pero la vida sigue. Como dices siempre: " Tu ten fe en la Universidad ". - Me reí ante su comentario.

Los meses pasaron y resulta que James había madurado, ya no era aquel chiquillo de trece años que tenía la misma edad mental que un bebé de tres. Ahora había crecido y se había vuelto un poco más hombre. Solo un poco, aún tiene dieciséis y a sus neuronas todavía les falla de vez en cuando la lógica.

Con el paso de los meses también pasé de año, diecisiete ya. No me imaginaba lo que esta nueva edad traería. " Un año más, un año menos, ¿qué más da? ".

Un día normal de mayo, Amber me invitó a ir a una fiesta en el pueblo con ella. Me sorprendí ante su propuesta ya que somos amigas, pero no tenemos esa gran afinidad. Le dije que sí y acto seguido me añadió a un grupo en el que estaban Peter, James, Amber y un número desconocido. Ahí me dieron toda la información acerca de cuándo y dónde encontrarnos. Quedamos el Sábado, osea, mañana, a las seis de la tarde en el parque. Una vez todo claro me fui a dormir bastante ilusionada con la fiesta.

Los "casi algo" sí duelen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora