CASO 1: ESPOSA INFIEL 1/2

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Narra: Óscar Cáceres

"...antes de serme infiel, piénsalo muy bien porque yo también puedo serlo. Con la diferencia que tú buscas con quién, yo sólo elijo" ...

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—Sr. Óscar, tengo la seguridad que mi mujer me está engañando con otro y me gustaría contratar sus servicios para desenmascararla. ¿Puedo contar en usted? — preguntó el hombre de unos 56 años de edad aproximadamente. El Sr. Domínguez era empresario y estaba casado desde hace 6 años con Alejandra una chica de 33 años.

—¡Claro! Sr. Domínguez, para eso necesitaré que por favor me proporcione una foto reciente de su esposa entre otra información— le iba diciendo mientras en un papel colocaba el precio de mis honorarios.

Me llamó Óscar Cáceres, soy blanco de ojos pardos, de estatura metro setenta de aspecto cuidado ya que voy al gimnasio regularmente, tengo 34 años. Por esas circunstancias de la vida elegí ser detective privado ya que siempre he sido una persona muy curiosa y aventurera, ya en pleno ejercicio de mi profesión mi vida fue poco emocionante,  no pasaba de descubrir casos de infidelidades y algún que otro asunto de estafas o hurtos menores, ¡Ba! Hasta mi vida sexual se volvió aburrida e insípida ya que con el tiempo que te lleva las vigilancias y los horarios locos no tuve muchas oportunidades para poder intimar con chicas.

Desde que dejé de comerme las verdes como dicen, me tocó un cambio, ya que me asocié con una empresa que se dedicaba a captar clientes con peticiones más extravagantes y excitantes.

Mi primer caso fue el de Alejandra, la petición fue hecha por su marido que sospechaba que su mujer le era infiel con otro hombre, así que tuve que vigilar por un par de días a la chica, seguirla a todas partes y moverme como una serpiente lista para atacar, obtuve tantas fotos como videos posibles y/o cualquier prueba que demostrara las sospechas del Sr. Domínguez, pero hasta ahora no había nada en concreto.

Después de semanas, un martes a las 10:36 de la mañana, del mes de julio hacía un calor infernal, estaba en la oficina ojeando el expediente que me habían pasado del caso. Alejandra, mujer de 33 años sin hijos, casada con un empresario que apenas estaba en su casa, las fotos mostraban una mujer imponente, con un físico espectacular, rubia, metro setenta cinco, ojos azules, cabello largo y lacio, no me cansaba de ver su foto desde que me la proporcionaron, me parecía una mujer sumamente hermosa, y pues no me extrañaba que su marido sospechara de la infidelidad. ¿Quién será el afortunado?, pensé. ¡Claro! De ser así.

Mi vigilancia consistía en estacionar mi automóvil frente a su chalet a una distancia prudente y esperar movimientos, los primeros fueron habituales, salir de compras a tiendas de ropa cara, peluquería, tiendas de arte etc... Yo la seguía siempre sin que se percatara y sacando fotos de todos sus movimientos y así durante unas semanas hasta que ¡Puff! una noche, un sábado para ser específicos, ella estaba sola ya que su marido había salido de viaje, salió alrededor de las 11:15 de la noche, llevaba un vestido negro, con un escote pronunciado y ajustado al cuerpo que a través de el se le insinuaban unas braguitas pequeñas y juraría que no llevaba sostén, la Sra. Domínguez estaba realmente sexy. Así que sin tanto suponer me imaginé que hoy se iría a ver a su amante.

Acto seguido, escogió su auto deportivo rojo y empezó a conducir a las afueras de la ciudad, después de una media hora de autopista entró en una zona residencial y se estacionó frente a un chalet, en el se veía una luz tenue encendida, así que suponía que había alguien que la estaba esperando. Alejandra no espero que nadie abriera la puerta y entró con su propia llave. — Showtime— dije tomando la cámara de video y estudiando el perímetro de donde me encontraba, tenía que entrar a la casa.

Oscuras IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora