CASO 4: PRISIONERAS 1/2

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Narra: Nuria Alercón 

"...La mente es infinita. Me pusiste en una celda oscura y solitaria, y para ti ese es el final, para mí es el comienzo, es el universo, hay un mundo ahí y soy libre.

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Comenzaba un nuevo año, no sé por qué, pero enero siempre me ha parecido muy bonito, el clima era favorable y también este mes los gimnasios incrementan su clientela, —¿Por qué será? — risas.  Pues la cuestión es que yo volvía al GYM para hacer un poco de entrenamiento de defensa personal, ya que nunca se sabe que te puede deparar el destino. Con mi trabajo estaba descansando desde mi último caso en noviembre (Leer caso 2) pero ya necesitaba activarme, cuando entré a mi apartamento lo primero que hice fue darme una ducha muy relajante y  después, solo con ropa cómoda puesta me tumbé en el sofá, estaba pensando en Daniel, él es un compañero de la agencia con quién suelo tener encuentros ocasionales y la última vez que tuvimos sexo fue hace tres semanas, tengo gustos diversos no me ajustó a ninguna etiqueta, me gustan las chicas y hombres, por un momento se me pasó por la cabeza masturbarme...y cuando empecé a meterme la mamo por mi short, sonó el celular... —Mierda— dije en voz alta.

—¡Aló! — contesté.

—¡Buenos días! Por favor con la Señorita Nuria Alarcón— no reconocí la voz.

—¡Hola! Buen día, si, con ella habla— dije.

—Detective, la llamó desde el juzgado, necesitaríamos contratar sus servicios para una investigación muy delicada, si estuviera interesada me gustaría concretar una cita con usted para poder explicarle y esta demás decirle que los honorarios serían muy generosos— La voz del hombre me dejó muy intrigada, seguimos hablando un rato más y quedamos de acuerdo en vernos en el juzgado, me citó para las 3 de la tarde y que preguntará por Humberto Moreira.

Allí me presenté a la hora pautada, estaba súper intrigada, ¿Qué misión me podrían encomendar a mí un juzgado?, ¿Y por qué no buscan a la policía? Muchas preguntas me asaltaron mi cabeza, duda que pronto serían disipadas.

Después de encontrarme con el Sr. Moreira, estuvimos hablando de la Misión:

—Tenemos un problema, según la denuncia por parte de la enfermería de una entidad penitenciaria, creemos que en dicha cárcel se está cometiendo delitos tanto de contrabando de drogas como de prostitución, pensamos que tanto reclusas como dirigentes del propio centro están involucrados y ya ha habido alguna muerte por sobredosis, los medios de comunicación y opinión publica ya empiezan a hablar del caso y nosotros no tenemos absolutamente ninguna prueba, solo las sospechas de la encargada de la enfermería, la doctora Rosa Torres— me explicó el hombre. 

—Ok. Pero ¿Qué quieren que haga yo? — le pregunté.

—Simple, pensábamos en introducir un agente de incógnito como reclusa para llevar a cabo investigaciones desde dentro, el problema es que nuestras agentes pueden ser reconocidas por algunas presas y podían correr ciertos peligros y fue cuando pensamos en usted.

—¡Vaya! Usted dice "Simple"— dije tomando una respiración. —Veamos si lo entiendo, quieren que entré de incógnito en una prisión de mujeres e intente averiguar quién mueve los hilos del tráfico de droga y el de prostitución— me paré de la silla y empecé a caminar en círculos —Dígame una cosa, ¿Con que respaldo cuento? —

—Con la doctora Torres, es la única que sabemos que no está involucrada ya que fue la única que denunció ella está al tanto de la mucha o poca información que tenga, así que ella estará pendiente de usted mientras se dedica a recaudar información— me decía el Sr. Moreira. Todavía seguía con mis dudas.

Oscuras IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora