OBEDECE MIS DESEOS 2/4

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—Por favor señora no haga eso— traté de no perder los estribos. —Es usted muy hermosa pero no soy un hombre fácil de convencer —mentí, esto me recordaba al caso de Alejandra y Dalma, quién no se resistiría a esas bellezas y esta no era la excepción. Emily se veía una mujer encantadora, exquisita. Parecía un volcán en erupción.

—Podré convencerlo para que cambie de opinión y le aseguro que no se arrepentirá, ¿No me diga que no le gusta lo que ve? —me dijo con su voz seductora abriendo la bata completamente, ¡Diossss! Estuve a punto de desmayarme, aquel cuerpo era fenomenal, llevaba ropa íntima negra, su vientre era muy plano, su cintura pequeña, grandes caderas y unos senos grandes y muy firmes.

—Claro que me gusta, es usted una mujer muy bella. Pero en realidad no puedo...— volví a mentir.

Ella se sentó sobre mí, quedando sus piernas arrodilladas a cada lado de mí, sus bellos senos chocaron con mi rostro, era un espectáculo único, estaba recién bañada, aún su piel estaba húmeda, desprendía un olor muy agradable, subí la cara para verla e inmediatamente sus labios chocaron contra los míos en un beso muy apasionado. Su lengua era muy caliente y la sabía mover muy bien.

—¿Te estoy convenciendo? —me dijo susurrándome al oído y besándome el cuello.

—Lo estoy pensando —dije haciéndome el duro.

—Pues tendré que ser más persuasiva —Dijo estas palabras y comenzó, fue como un cambió de luces, tenía luz verde...ella comenzó a besarme nuevamente, se movía muy sensualmente sobre mi cuerpo, se retiró un poco hacia atrás para quitarse la bata, sin dejar de verme a los ojos, comenzó a quitarse el brazier muy lentamente, sus senos quedaron al aire libre, eran grandes, redondos y firmes, los tomé entre mis manos, los apreté sutilmente y me los lleve a la boca para chuparlos y morder sus rosados pezones. Comenzó a desabrochar mi camisa, se bajó del mueble y se arrodilló nuevamente a mi lado, pero esta vez fue para quitarme el pantalón. Tomó mi pene con ambas manos y comenzó a lamerlo muy suavemente sin dejar de verme, en su cara se veía reflejada el erotismo que estaba sintiendo.

—¿Te gusta Óscar, te estoy convenciendo? —Ella sabía que si lo estaba haciendo.

—No puedo negarlo, ahora soy yo quién está en tus manos, eres una mujer muy divina y sensual, eres como un volcán en erupción— mi cuerpo se estremecía con cada caricia de sus delicadas manos.

Sus mamadas aceleraron con mis palabras, succionaba mi pene con mucha fuerza, se notaba que le gustaba hacerlo, era toda una maestra, se detuvo de repente, se puso en pie y se quitó el blúmer que era lo único que le quedaba de ropa. "Qué cuerpo tan escultural tiene", pensé mientras la veía.

—Óscar, no aguanto más, mi cabeza va a explotar, quiero sentirte dentro de mí, quiero que me hagas explotar de pasión — me dijo con la mayor voz de excitación y desenfreno. Al escuchar eso me paré y busqué en mi bolsillo derecho del pantalón un condón, rápidamente me lo puse, me quité lo que me quedaba de ropa y me volvía a sentar en el mueble. Ella volvió a subir sobre mí, tomó mi pene con una mano y lo introdujo en su vagina, es verdad estaba muy mojada y caliente. Inmediatamente comenzó a moverse, yo a la vez hacía lo mío, la embestida con fuerza y firmeza, besaba y mordía aquellas ricas tetas, mis manos se apoderaron de sus duros glúteos para apretarlos y darles nalgadas, sus movimientos de caderas arreciaron igual que los míos, pronto sentí sus estremecimientos.

—Ahhhh, que rico Óscar me encanta como me tomas— sus movimientos parecían una danza. —Me voy a venir, así que rico te mueves, no pares, sigue así...estoy muy caliente —Su voz era música para mis oídos, en realidad está mujer era toda una mujer en el sexo. Se comenzó a mover más fuerte, mis manos no soltaban sus duras nalgas, la levantaba en vilo con cada embestida. Abrí bien sus nalgas y metí mis dedos en su bello culo, sentí que se excito más y me di cuenta que le gustaba el sexo anal, así que la levante un poco y cambie de artificio, no sin antes cambiando el condón nuevamente, mi duro pene se forzó un poco para entrar, ella gimió de dolor, sus uñas se enterraron en mi espalda, me incline para que la penetración fuera completa, ella gritó y volvió a enterrar sus uñas en mi espalda.

Oscuras IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora