CASO 3: EL ROBO DE UN DALÍ

579 12 0
                                    

Narra: Óscar Cáceres

"Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero".  

*************************

Unos de los casos menos habituales que me ha tocado  fue el caso del Sr. Efraín Contreras, un afamado médico y coleccionista de obras de Artes, caso que no dejaba de ser interesante por las circunstancias que como siempre me llevaron a una aventura erótica sin precedentes.

Todo comenzaría hace 2 meses, cuando recibí la visita de una persona mayor, de unos 70 años, era un señor muy elegante, con un porte bastante impactante para su edad, venía con un maletín negro y con un sombrero que me recordaba sin duda a las películas de cine en blanco y negro, le ofrecí sentarse, un café y me relató el motivo de su visita.

—Buenos días, Sr. Óscar, ante todo me presento, tome mi tarjeta, mi nombre es Efraín Contreras., el motivo de mi visita es porque necesito que una persona sagaz, valiente y listo como es usted me ayude a recuperar algo que me pertenece. Ante todo, le diré que soy viudo y que gozo de una situación económica confortable— escuchaba atentamente.

— Le explicó, hace cinco años mi hijo, Julián, que ahora tiene unos 39 años se casó con una con una mujer que ahora rondará los 25 o 26 años, no más, al principio parecía simpática, muy hermosa, hasta la fecha, pero con el tiempo descubrí que era una mala persona, egoísta, egocéntrica, engaño a mi hijo y le puso contra mí, solo quiere el dinero fácil y quedarse con todo lo mío. Mi hijo y yo tuvimos una fuerte discusión y justo un día después de esa discusión desapareció de mi galería un cuadro muy caro pintado por el mismo Dalí— seguía con mis anotaciones.

—Estoy con la plena seguridad que ellos lo tienen— deje de apuntar para preguntar.

—Sr. Contreras, cuando me dice, ellos lo tienen... ¿A quién se refiere? — espere su respuesta.

—Me refiero a mi hijo y a su esposa, ellos se lo llevaron, él seducido por su mujer a sabiendas de que la obra es valiosísima con un costó incalculable y la verdad es que no me importó hasta que me he enterado que lo van a vender, por eso quiero que usted lo robe para mí, para donarlo a un museo antes de que esa arpía se lleve el beneficio de esa obra— no podía creer lo que al final acababa de escuchar.

—¡Perdón! Pero usted quiere que yo robe un cuadro... ¿Por qué no lo denuncia a la policía? Es más fácil y coherente. ¿No lo cree? 

—Sr. Óscar, no quiero que mi hijo vaya a la cárcel. Solo quiero recuperar esa valiosa obra, yo se lo he pedido, le he ofrecido mucho dinero, él estaría dispuesto pero esa mujer no quiere— me dijo. 

La verdad el caso ya me había atrapado, pero quería estar seguro antes de tomar una decisión.

—Sr. Contreras, ¿Tendrá un documento legal dónde me demuestre que ese cuadro es de su propiedad y de verdad que es esa pintura es original? — pregunté.

—Pues claro, mire— mostrándome unos documentos con selló húmedo y firma notariada del Ministerio de la Cultura. —Aquí tengo los papeles que demuestran que el cuadro es mío y planos de la casa de mi hijo. Así como recortes de periódicos y revistas que hablan de él y de su mujer, ya que son bastante conocidos en la vida pública— me seguía mostrando fotos. —Y para que se haga una idea de cómo sobre todo es ella.

Deje toda la documentación y lo miré fijamente a la cara, captando a detalle lo que su lenguaje corporal me decía.

—¿Y por qué no contratar a un ladrón profesional, en vez de un detective? — le pregunté.

Oscuras IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora