LA VENGANZA 2/2

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Me desperté sobresaltada notando como el agua fría mojaba mi cara, intente levantarme, pero no pude, estaba tumbada en una mesa de madera, mis brazos estaban sujetos con correas de cuero por encima de mi cabeza, la mesa acababa a la altura de mi cintura, a partir de ahí mis piernas estaban abiertas y algo elevadas y se sujetaban por unas cadenas que partían del techo hasta mis rodillas, intente cerrarlas y no podía, a lo mismo que bajarlas, la tensión de las cadenas no lo permitía. Estaba desnuda, solo tenía puesto un brasier hecho con cadenas que cruzaban mis pechos en cruz y mis pezones se asomaban a través de unos eslabones de las cadenas, estaba tan sujeto que cualquier movimiento me apretaba los pezones produciéndome un corto pero intenso dolor en ellos. Luego miré hacia mi izquierda y vi a Rosa a unos tres metros de mí, ya no estaba en el potro, estaba en una mesa en una ángulo de noventa grados, sus piernas estaban sujetas a las patas de la mesa por correas y su estómago y sus senos estaban boca abajo, estos sobresalían por debajo de la mesa, sin duda había dos agujeros hecho para tal fin, sus brazos hacia delante y atados de forma que ofrecía su trasero en todo su esplendor, tenía la cabeza girada hacia mi lado y seguía con la pelota en la boca. Sus ojos inspiraban mucho terror.

—Pero miren a quién nos hizo el honor de acompañarnos. Nuestra bella detective por fin despertó— Reconocí la voz enseguida, aunque todavía estaba atontada, pero si la reconocía, era ¡Adriana! La cliente que me había contratado ahora era mi raptora. Se puso a mi lado y pude verla, llevaba un traje de cuero rojo ajustado que le tapaba desde el cuello hasta la cintura dejando dos agujeros por donde asomaban sus grandes y firmes pechos, en sus pezones llevaba dos pequeñas argollas atravesándolos, llevaba unas bragas de cuero rojo con unos corchetes metálicos que se abría desde su vagina hasta por detrás del trasero, dejando todo su sexo al aire, el cual tenía totalmente depilado, y unas botas negras altas que le llegaban hasta las rodillas. En sus manos llevaba unos guantes también a juego pero que dejaban los dedos al aire, sus uñas estaban pintadas de negro y eran grandes.

—¡¿Qué mierda significa esto?!— dije totalmente exaltada. —¡Suéltanos inmediatamente! ¿Qué es lo que quieres? — grité.

—Tranquilízate Núria, no grites que aquí nadie te escuchara, es inútil querida— soltó una risa macabra Adriana. Ella se aproximó hacia mí y comenzó a apretarme mi seno derecho, clavándome sus uñas y pellizcándome el pezón.

—¡Ayyyyy! Puta de mierda me duele— grité con desesperación, dolor y rabia.

—Eso es nada hija de puta para todo lo que te voy a hacer— risas —Así aprenderás a no meterte donde no te llaman— dijo muy cerca de mi boca

—Pero... no entiendo, ¿Qué carajos te hice? — estaba toda confundida, mi cabeza empezó a buscar su rostro a ver si la conocía de algún lado, pero no, no la registraba.

—Veras, detective... ¿Te acuerdas de la directora de la prisión? A la que tú mandantes a la cárcel con tu investigación encubierta con ayuda de tu putita que tengo ahí. La doctora Rosa — dijo.

—Sí, sí, claro que me acuerdo, era una traficante y prostituía a las reclusas, ¿Y qué con eso? 

En ese momento, sentí como Adriana apretaba y retorcía aún más fuertemente mi pezón produciéndome un indescriptible dolor y obligándome a gritar del dolor.

—No vuelvas a hablar así de mi hermana. Por tu culpa y la de tu amiguita está pasándola muy mal en una prisión y yo prometí vengarme— no podría creer lo que estaba escuchando, está loca hermana de la doliente de la directora del ¿Centro penitenciario? "¡Oh! Dios, esto será muy largo", pensé.

—Llevo meses preparando esto y pienso tomarme mi tiempo para divertirme con ustedes— al escuchar eso, mi miraba fue a parar a los ojos de Rosa que se le imposibilitaba hablar, pero sus ojos lo hacían por ella, me preocupaba lo que le pudiera pasar ya que todo esto era mi culpa.

Oscuras IntencionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora