3: La chica rubia

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El auto de Jimin había aparcado en el estacionamiento de un restaurante en el centro de Seúl, pues había quedado con su novio para que cenaran juntos, ingresó al establecimiento preguntando por su reservación a nombre de Jeon Jungkook.

—Adelante, lo están esperando —dijo una amable muchacha.

—¿Me están esperando? solo quedé con una persona —respondió confundido mientras era guiado hasta su respectiva mesa.

La recepcionista solo levantó sus hombros en señal de no saber, pero cuando llegaron a la mesa todas sus dudas se resolvieron, efectivamente ahí se encontraba Jungkook y junto a él estaba Somi luciendo un conjunto de pantalón y camisa abierta animal print además de un pequeño top que dejaba al descubierto su perfecto abdomen plano, en la parte del cuello traía puesta una gargantilla de brillantes que no hacían más que resaltar sus bonitos ojos.

«¿Qué hace ella aquí?» pensó Jimin, se suponía que era una cita con su novio, pero ahora él había traído a otra persona más.

Desde que iniciaron su relación el pelinegro y el castaño salían cada viernes, como hoy, a cenar, al inicio era para que ambos se conocieran mejor pero con el paso del tiempo se les hizo una costumbre muy bonita y no quisieron dejar de hacerlo.

Hoy Jimin no había desayunado, ni almorzado y realmente tenía mucha hambre así que llegó al restaurante muy animado ya que vería también a su amado novio pero cuando visualizó la figura de la rubia todas sus ganas de tener una velada agradable se fueron a la basura.

—Jiminnie, llegaste —el pelinegro se levantó de su silla para dejar un beso sobre los labios del castaño y ayudarlo a acomodarse en el asiento que estaba a su costado derecho— te presento a Somi.

—Hola —dijo sin entusiasmo, algo que la rubia notó a la perfección.

—Mucho gusto —respondió ella forzando una sonrisa— Realmente eres muy lindo.

Jimin le respondió con un simple «gracias» y procedió a sentarse.

Durante todo la cena el castaño estuvo sin decir ni una sola palabra, solo se dedicó a comer, bueno a darle unas cuantas cucharadas a su comida ya que hasta el apetito se le había ido al ver como su novio y la rubia entablaron una conversación en la cual él no podía ser participe ya que no entendía de modelos, cámaras y otras cosas relacionadas al trabajo de ellos.

—Ay, Kookie eres tan amable —exclamó Somi cuando se le cayó la servilleta y Jungkook se agachó para recogerla— Quiero un novio como tú.

Y mientras eso le hizo gracia a Jungkook, a Jimin lo trajo al piso porque a diferencia del pelinegro, él si podía ver las segundas intenciones de la mujer, así que dispuesto a ya no soportar todo ese desagradable momento se puso de pie y sin decir nada salió del restaurante mientras unas cuantas gotas saladas adornaban su delicado rostro.

En el aparcamiento encontró su vehículo y se montó iniciando marcha hacia su casa.

—Oh, ¿qué pasó? —preguntó cínica Somi.

—No lo sé, pero tengo que ir con él —respondió Jungkook— Aquí te dejo el dinero de la cuenta —puso unos cuántos billetes sobre la mesa— Lo siento, no quería que la velada terminara así.

Fue lo último que dijo para salir corriendo tras el castaño, pero fue muy tarde ya que en el momento que él llegó a la salida vió el auto de Jimin desaparecer por las calles.

Inmediatamente se subió a su camioneta y comenzó a seguir a Jimin.

El castaño al llegar a su hogar directamente se tiró sobre su cama y comenzó a llorar con fuerza, no entendía del todo porque se estaba sintiendo así, si se suponía que Jungkook solo lo quería a él pero de repente en su vida apareció esa odiosa mujer que al ser tan bonita le hacía dudar sobre su propio aspecto e inclusive su relación.

Ella era todo por lo que Jimin era inseguro.

Entre sollozos creyó escuchar el timbre de su casa así que limpiándose las lágrimas fue a ver por si acaso, quizás era alguno de sus primos o algún amigo.

—¿Sí?

Preguntó Jimin al abrir la puerta, pero lo que no se esperaba era ver a Jungkook, quién por su parte podía ver los ojos cristalizados del menor además de su nariz roja.

—Vete Jungkook —dijo el castaño tratando de cerrar la puerta más le fue impedido por el pie de su novio.

—No me voy a ir hasta saber por qué estas así.

Jimin suspiró rendido y dejó pasar al pelinegro para luego ambos subir a la habitación del castaño y tener una no muy agradable conversación que quizás se volvería el motivo de esta y muchas discusiones más.

ººº

Otro capítulo más para que no me odien por dejarlas con la intriga, bueno ahora sí es todo por hoy bye bye <3

𝘋𝘳𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴 𝘓𝘪𝘤𝘦𝘯𝘴𝘦  //  𝒦𝑜𝑜𝓀𝓂𝒾𝓃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora