Pov's Jennie
El otoño predecía la temporada de frío que serían los siguientes meses. Le sonreí a mis recuerdos pintados con mis padres y hermano, en el contexto de aquella cabaña familiar que era el aposento en navidad. Y luego vino a mí la melancolía tomada de la mano de la tristeza. Eran épocas familiares con gran valor, pero yo siempre le daba otro sentido, uno donde estuviera alejada del mundo exterior, uno donde la seguridad fueran los abrazos sinceros de mi madre.
Rebuscando entre mi ordenado armario, di con lo que buscaba. La bufanda tejida por mi madre para mí. Era de color rosa bebé, quizás alarmante para los colores neutros y sombríos con los que usualmente las personas acostumbraban a vestir en Chicago. Pero era lo más cercano que podía estar de mamá, aparte de su voz cada cuanto que me llamaba por las noches y las falacias de estar bien me acompañaban luego en un remordimiento.
Al colocármela y mirarme en el espejo, todo a mi alrededor pareció desvanecerse, incluso ya no miraba a la Jennie de veintitrés años, miraba a la inseguridad hecha una adolescente de dieciséis años. Misma bufanda, mismo color de cabello, cuerpo más dejado, más delgado. Pero con un brillo especial en los ojos por la creencia hecha persona, por la mentira de lo que quería hacer verdad en él.
Mi primer y último novio. Kim Minseok.
Y si ese día pintaba bien, mis recuerdos tomaron una brocha con pintura negra con miras a ocultar los vestigios de pequeños pincelados de colores.
"Emocionada. Cada vez que lo iría a ver la emoción irradiaba en mis poros, así mi madre lo hacía constar con sus burlas por mis mejillas ruborizadas. El hecho de reunirnos siempre sobre el pequeño muelle de una laguna, cada atardecer que podíamos, me hacía un aspecto tierno y romántico.
—¡Min! —le llamé a la figura de espaldas a mí, recargada en las barandas del muelle. Amplié mi sonrisa al ver su rostro hacerse de mí tras una pequeña sonrisa.
Me acerqué hasta ubicarme a su lado, en silencio, en un silencio que era interrumpido por mis estornudos ante la bola de humo que salía de sus fosas nasales y boca. Odiaba los cigarrillos por lo que causaba en mí, pero más el hecho de que Minseok lo supiera y, sin embargo, no se disculpara o tomaría un poco de respeto y evitara fumar en nuestras citas.
—Minseok, sabes...
—Sí, Jennie. Lo sé. —Lanzó la colilla empujándola entre sus dedos hacía la laguna y luego me ofreció una de aquellas miradas. De esas que me hacían encogerme y sentirme tan pequeña—. Así como tú sabes que me encanta venir a fumar aquí.
—Pero, es nuestro lugar de encuentro y tú lo perturbas con tu vicio...
—¿Perdón? —me interrumpió escupiendo palabra y yo solo suspiré mirando al frente, encandilando mis ojos con el resplandor del sol sobre el agua—. Lo has perturbado tú.
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Flσɾeceɾ eɳ tʋs σjσs ❀Jeɳlisɑ❀
RomanceDos personas totalmente distintas. Desde lo más ordenado y meticuloso hasta lo más desordenado e improvisado, eran los extremos de sus acciones. Un encuentro a petición de alguien más, un amiga en común, las llevan al encuentro del significado de p...