Capítulo 17: El fin de las cadenas.

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Saludos otra vez, acá EX-T88 nuevamente para traerles el siguiente capitulo de este gran crossover, del cual poco a poco va retomando aquello que por un momento dejamos atrás.

También para decirles que este episodio va a estar lleno de la acción que tanto les avisé, y puede que el siguiente también, pero eso dependerá de la duración del cap. Por otro lado, les recuerdo que esta historia es compartida junto a mi compañero The_Real_Karu, así que si no están al tanto, pasen por su perfil para leer el capítulo anterior a éste.

En fin, sin nada más que decir, los dejo con el final de esta pequeña saga. Disfruten del capítulo, nos vemos abajo, y.... ¡¡¡GOZENLA!!! XD

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Ya unos días habían pasados, y los preparativos ya estaban hechos, y las estrategias para el enfrentamiento con el ejército del Rey Nash estaban por ponerse a prueba, lo único que quedaba ahora era esperar a la llegada del ya mencionado cúmulo armado de Coyotes.
Y entre la ciudad de los Topos que todavía estaban yendo y viniendo para asegurarse que todo fuera al pie de la letra, el Señor Blódemir supervisaba a cada guerrero que hoy mismo arriesgaría su vida en aras de su libertad, además de encabezar a todos los oficiales que ahora mismo lo estaban siguiendo para.

Pero lo más curioso en él, era que estaba portando una condecorada armadura de casi cuerpo completo, ajustándose perfectamente a su fina ropa de noble, y por debajo de la gabardina color azul marino que finalizaba su aspecto ahora completamente opuesto a lo que antes era, sin mencionar la expresión libre de temor. Y en su cintura, yacía la funda de un ornamentado sable de bien tamaño, forjado únicamente para él, al igual que su nueva armadura por los ancianos herreros que disfrutaban de su regreso a sus viejas forjas.

"¿Todos los guerreros están listos?" preguntó el noble, observando a un grupo de Topos corriendo hacia otro cargando un buen numero de jabalinas improvisadas.

"Listos y a la espera del enemigo, señor. Los Escuderos también bloqueando cada cuello de botella en la ciudad!" contestó uno de los veteranos, más específico el que antes fue algo escéptico a las tácticas del Sargento Edgar, mostrando ahora entusiasmo.

"¿Jabalineros?" volvió a preguntar Blódemir, claramente habiéndole dado nombre a sus nuevas unidades de ataque a distancia.

"¡Todavía están repartiendo la munición, pero notificaron que en cinco minutos ya estarán listos!" respondió otro oficial con seguridad.

"¿Qué hay de los Lanzafuegos?" fue la siguiente pregunta del líder de todos ellos, refiriéndose a las unidades que se encargaría de lanzar las bombas Molotov.

"¡Posicionados tanto en las ventanas de los edificios de las carreteras como detrás de los soldados!" en esta ocasión respondió Ernos, estando casi al lado del noble.

"De acuerdo.... Ahora sólo queda esperarlos. Caballeros, nos vemos en el frente" despidió Blódemir, recibiendo diferentes tipos de asentimiento por los veteranos.

"A la guerra, señor!" respondió Nork con entusiasmo, seguido de que cada uno se dispersara hacia su posición.

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Por otro lado, los cinco humanos estaban haciendo sus propios preparativos, estando frente a una mesa con todo el equipamiento que les quedaba, teniendo que hacer inventario de todo éste, siendo así el de un par de granadas para cada uno, un conjunto de tres cartuchos de munición en cada uno de ellos junto a los que tenían  sus rifles, sus pistolas reglamentarias, y un cuchillo de combate por si llegaban a necesitar entablar un enfrentamiento cercano, sin mencionar los kits de primeros auxilios que portaban Sara y Mary. No obstante, llegó un momento en el que los herreros Topo propusieron hacerles una armadura a a cada uno de los humanos, al pensar que no tenían equipamiento para la guerra, y viendo lo que tenían puesto como meras ropas extrañas. Y a los que más le atrajo la idea fueron a Démian, a Terren, y sorprendentemente a Mary por alguna razón, sin mencionar las armas que estaban dispuestos a hacerles junto a dichos protectores. Pero claramente esto fue rechazado por el mismo sargento, para infortunio de los tres jóvenes, o en parte, ya que tras una discusión con su superior, que casi se tornó en una súplica, al menos se les dio el permiso de recibir por lo menos las armas, aunque no fuera a usarlas al tener los rifles.

Destructores y Creadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora