Morgan abrió los ojos solo para descubrir que esta vez estaba en una espaciosa y elegantemente decorada habitación. Los muebles y el tapizado de la habitación eran exquisitos, el piso estaba cubierto por una alfombra, el mismo estaba sobre una enorme cama con dosel.
Esta vez no entró en pánico, permaneció con la vista fija en el patrón del dosel mientras aceptaba con lentitud lo imposible había sucedido. Había transmigrado. El hecho de que estuviera dispuesto a reconocerlo ahora se debía a la ola de recuerdos que habían llegado a él durante su estado inconsciente.
Momentos después jaló una de las campanillas junto a su cama. No mucho después hubo un toque suave en la puerta de la habitación.
Suspiró y pasó una mano a través de su cabello, ligeramente más largo de lo que estaba acostumbrado.
—Puedes pasar.
Una joven criada entró y al verlo pidió permiso para acercarse, al permitírselo llegó a la cama para apilar las almohadas tras su espalda y ayudarlo a sentar.
—Buena noche, joven maestro.
—Un vaso de agua... ¿Mi padre?
Tras beber regresó el vaso, viéndola depositarlo en la cómoda junto a la cama.
—El maestro aún esta en su despacho, me pidió le avisará cuando el joven despertara.
—... Puedes hacerlo. Gracias.
La sirvienta no lo vio a los ojos, luego de una pequeña reverencia con la cabeza gacha salió rápidamente de la habitación. El miedo y confusión escritos en su rostro. Era la primera vez su iracundo y grosero segundo joven maestro le agradecía. Un momento después la sirvienta se sonrojó al recordar las marcas en el cuello de su segundo maestro.
Al quedar solo Morgan se puso de pie. Se detuvo ante un bello tocador, ahí tomó un espejo de mano ornamentado. La imagen en el espejo era la de un atractivo hombre joven de cabello negro y piel blanca, su apariencia era un desastre cansado y ojeroso de piel pálida, a pesar de la falta de reacción en su rostro, sus ojos color violeta estaban intranquilos.
Era definitivamente Morgan, solo que unos años más joven, cinco años más joven, había vuelto a su delgaducha apariencia de diecinueve años. Acercó el espejo y tocó su rostro, la imagen en el espejo hizo exactamente lo mismo.
«He cruzado al mundo de una novela», tocó su reflejo, «mierda». Dejó el espejo y estudió sus manos, ligeramente temblorosas debido al shock interno.
Haber entendido lo que le había ocurrido no hacía más fácil el digerirlo.
Estaba en otro mundo, en el mundo de una novela, ocupando el cuerpo de un personaje con la misma apariencia y mismo nombre que él. Eso solo hacía todo más extraño.
Dejando atrás el impresionante hecho de que había transmigrado sin saber por qué ni cómo, estaba el hecho de que no solo había transmigrado a una novela de romance para chicas, sino que lo había hecho al cuerpo de un personaje carne de cañón, se había convertido en un villano, en realidad en su opinión llamar a Morgan Slorrance villano era demasiado, Morgan Slorrance solo era un personaje insignificante, un matón, alguien malicioso y estúpido que había terminado decapitado.
Volvió a soltar un suspiró, apretó sus manos en puños y levantó la mirada. Definitivamente no estaba dispuesto a arriesgarse y tener ese final, aún no sabía si existía alguna posibilidad de volver a su mundo, y si lo pensaba no había perdido nada que lo hiciera lamentarse, no tenía familia, ni ningún amigo verdadero o alguien que lo extrañará, su vida anterior parecía haber terminado. Se preguntaba que había pasado con Morgan Slorrance, sinceramente esperaba estuviera en un lugar mejor donde madurara para lograr tener una buena vida. Eso era justo lo que él haría. Si descubría podía regresar, bueno... lidiaría con eso en su momento.
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Transmigré y me convertí en esposo del príncipe desfavorecido(BORRADOR)
FantasiBORRADOR Morgan se convirtió en un atolondrado noble sin vergüenza que al igual que la mayoría de personajes masculinos se enamoraría de la protagonista femenina en una novela de romance con harén inverso, decidido a no tener el mismo final que el v...