▞ Beasts Within !

𝑻𝒉𝒆 𝑷𝒂𝒄𝒌 ( 𝐩𝐭. 𝟐)

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La Copa de Invierno había terminado y ganó Rakuzan.

—¿P-perdimos? —murmuró Kagami, mirando el marcador.

Fue un partido cerrado, pero no lo suficientemente cerrado. Rakuzan había soltado sus ataduras en el último cuarto y eso había sido suficiente: Akashi en The Zone era demasiado abrumador. Kagami había tratado de detenerlo, pero fue inútil. El Capitán del Kiseki no Sedai era más de lo que Kagami podía masticar.

112— 98

Seirin se quedó sorprendido. Habían dado todo lo que tenían, pero Rakuzan aún los abrumaba. Todos estaban en varios estados de conmoción y negación. Habían llegado tan lejos, más lejos que nunca antes, y aun así perdieron. El único, que estaba completamente imperturbable por su pérdida, era cierto jugador fantasma de cabello verde azulado.

Kagami frunció el ceño con enojo, mientras señalaba a Kuroko. Estaba en su semiforma, con la cola rayada moviéndose de un lado a otro con agitación y Kuroko se preguntó brevemente cuánto se resistía el tigre a un Cambio completo. Kiyoshi también estaba fuera de servicio, el enorme oso de pelaje oscuro en el que se convirtió ocupaba por completo el espacio libre junto a su banco.

—¡¿Cómo puedes estar tan malditamente tranquilo acerca de perder?! —el tigre gruñó. Varios jugadores de Seirin miraron hacia ellos.

Ninguno de ellos se sorprendió al ver a Kuroko completamente humano, sin importar lo cansado que estuviera el Fantasma, siempre contuvo sus instintos. Si no hubiera sido por esa vez, cuando conocieron a Tōō... bueno, Seirin no se hacía ilusiones. Si no hubiera sido por esa vez, todavía no sabrían qué tipo de carnívoro era el sexto Milagro.

—Te lo advertí, Kagami-kun. Les advertí a todos que estuvieran listos para esto —dijo Kuroko, con expresión en blanco, pero sus ojos recorrieron a su equipo, —Les advertí que Akashi Seijūrō no es una persona cuyas órdenes ignoran. Él les dijo a ti y a Koganei-kun que se fueran y tú no lo hiciste. Este es el precio de la insubordinación: la destrucción total y absoluta.

Varios miembros de Seirin se estremecieron y luego se arrastraron a su lado en silencio. Koganei y Kagami compartieron una mirada y luego miraron con culpa a sus compañeros de equipo. —Lo lamentamos.

Aida Riko suspiró y sacudió la cabeza. —Reunión interrumpida o no, podríamos haber perdido de todos modos. Son terriblemente buenos —dijo, —Aunque, podrían haber sido más amables en el último cuarto si Bakagami no hubiera provocado a Akashi.

Kagami maulló ante la aguda mirada que Aida le envió. —Lo siento, entrenadora.

—Pero, de nuevo, es un maldito buen estratega —Hyūga suspiró, —Jugó todo, como shogi y no creo que pudiéramos haber hecho algo contra eso...

—No pudiste haberlo hecho —dijo una nueva voz, sorprendiendo a Seirin. Todos se animaron, para ver a Akashi acercándose a ellos perezosamente, como un depredador acechando a su presa. —No podrías haber hecho nada, pero Tetsuya podría haberlo hecho.

El Fantasma se animó, sacudiendo la cabeza. —Ah, eso no es exactamente cierto, Seijū—

—¿No es así, Tetsuya? —el pelirrojo alzó una ceja, —Tú y Shintarō siempre fueron los que captaron mis estrategias primero. Incluso más rápido, a veces, que él. Podrías haberme detenido varias veces si Seirin hubiera prestado atención a lo que estabas haciendo en la cancha. Si hubieran prestado más atención, podrías haber sincronizado a todo el equipo a un nivel, eso habría cerrado tanto a Kōtaro como a Reo y lo sabes . Y si el tigre temerario te estuviera prestando atención, como no lo ha hecho todo este tiempo, podrías haberle indicado que me diera algún desafío, porque lo admito, está lo suficientemente cerca de las capacidades de Daiki, que con una estrategia decente, habría funcionado. Tú y Daiki no fueron nuestra mejor ofensiva en Teikō por nada. Incluso si algunos de los equipos vieron a través de mi estrategia, podrías dirigir a Daiki y, en ocasiones, a Ryōta, en el lugar para negar el problema. Tenía mis razones para ser tu mentor y lo sabes muy bien —miró a Seirin y luego sus ojos se detuvieron en Kiyoshi, —El único que tiene algo de sentido común es el Corazón de Hierro, al parecer. Trató de advertirte y tú ... —miró deliberadamente a Kagami, —también lo ignoraste. No solo ignoró la palabra de su supuesto compañero, sino que también ignoró la palabra de un estudiante de último año, que resulta ser un jugador consumado y conocido en el circuito japonés, a diferencia de ti.