Hermana de Haruno Sakura, a pesar de haber tenido una fuerte relación de pequeñas la envidia y el orgullo logran separarlas y ahora Sayuri debe encontrar su destino con las heridas del pasado que aún no sanan
¿Acaso la pequeña flor de konoha podrá c...
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Era hora de irse, eso lo sabía bien pero quería que no fuera así
Sonreía ante la ironía. Esa misma mañana no quería salir ni interrumpir su entrenamiento, y ahora, frente aquel lago que se pintaba de colores naranjos y rojizos al igual que el cielo por el atardecer, deseaba poder quedarse un poco más dejando de lado el entrenamiento de ese día
No le importaba, de cierta forma al estar ahí junto a Sasuke de pronto lo demás dejo de ser tan importante
Giró su rostro para observar el de él. Su expresión era relajado y sus párpados estaban cerradas dejando ver aquellas largas pestañas de las cuales hasta a ella le producían envidia. El chico sonreía levemente y cuando los últimos rayos de sol lo iluminaron Sayuri sintió cómo su corazón comenzaba a latir de forma rápida cuando la mirada de ambos se conectó
A pesar de sentir aquel revoltijo en su estómago y cómo los nervios la invadían no despegó su mirada de la suya
Observó aquellos ojos onix a profundidad mientras deseaba decifrar lo que transmitían
El brillo en los ojos de Sasuke tan sútil pero importante porque aquel brillo solo era por y para ella
Él observó los ojos azules de ella, rebosaban de emociones que el jamás podía entender por más que lo intentaba. Aquéllos ojos llenos de vida hacían contraste con los suyos que la mayor parte del tiempo permanecían apagados
No lo admitiría pero también había estado preocupado
Lo que había dicho hace tan solo unas horas se refería a eso
Todo el tiempo en el que no la pudo ver pasaba "deliberadamente" cerca de aquella finca deseando que ella saliera de esta o al menos el sonido de su voz se colara por aquellas paredes
Ahora ella estaba sentada a su lado, sus caras estaban una frente a la otra y se sentía de una manera mejor cuando miraba aquellos ojos zafiro de la forma en que le gustaba recordarlos y no de la manera en que los vió aquella noche
Sus ojos ya no estaban rojos por el llanto que no podía parar. Su cuerpo ya no estaba temblando, estaba bien, su respiración era tranquila y no entrecortada
Y cuando notó aquél rojo en sus mejillas sintió a su corazón latir. Observaba fascinado el cómo los ojos de ella podían reflejarlo de una manera tan cálida
Ninguno se dió cuenta que el atardecer ya se había acabado, ambos se sumergieron tanto en el otro que tampoco notaron las nubes de tormenta que se acercaban
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