Morgan es un soñador, a Lucian le gusta pensar con la cabeza fría. A Morgan le gusta mirar el cielo nocturno, Lucian piensa que mirar su rostro es mucho más interesante.
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Morgan soñó con ser un gran escritor desde que su madre le enseñó la...
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Existen lugares que son hermosos por sus grandes edificios y largas carreteras; la calidez de sus habitantes hace que otros se sientan mágicos sin importar la sencillez de sus calles. Sin embargo, esa es una opinión bastante subjetiva, puede que lo que para mí es hermoso para ti resulte horrible e insignificante.
Para mí, lo verdaderamente hermoso de un lugar son las memorias que guardas de él y las personas con las que compartes esos recuerdos. No importa si es una calle solitaria y mal iluminada o un parque descuidado por su abandono, su belleza radica en lo que recuerdas: una mirada brillante, un beso inesperado, un reencuentro... tal vez te parezca extraño, pero las despedidas y traiciones también me parecen preciosas, a su manera, por supuesto.
Dime, lector, ¿qué fue eso que logró convertir un lugar cualquiera en un sitio especial para ti? No quiero darte spoilers, pero puedo decirte que mi lugar especial es aquel donde me enamoré, bastante cursi, ¿no? Tendrás que perdonarme, siempre he sido así.
Esta historia nació de los recuerdos más felices y desgraciados de mi vida, con un niño riendo en el campo mientras jugueteaba con su madre y otro pequeño llorando en una fría silla de hospital por la muerte de la suya. Ya sabes, la vida y su curiosa forma de recordarnos que somos seres frágiles con momentos de fortaleza y cruel esperanza.
Deseo con todo el corazón que mis palabras no lograran desanimarte, te juro que no era mi intención. Espero que aún quieras leerme y, como yo, enamorarte un poquito de la vida, con todo y su divina crueldad.
Quédate conmigo y ayúdame a mantener vivo el recuerdo de mi amado.
Quédate un ratito y no dejes que mis palabras se pierdan con el tiempo.
Atrévete a conocerme y enamórate como lo hice yo.
Siéntate a mi lado y permite que te haga compañía, te aseguro que no te arrepentirás.
Si decides que no vale la pena, vete sin problema, te prometo que lo entenderé y no me enfadaré.
Si me diste una oportunidad ponte cómodo, prepara una taza de chocolate caliente, permite que te atrape entre mis líneas y recuerda.
Siempre recuerda.
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