Sleeptalk [Ziall]

⠀⠀⠀⠀「TALK 1O」

—Zayn, tienes una visita —murmuró—. Harry vino a verte.

El rubio le hizo una seña al castaño para que se acercara, el menor mordía su labio con fuerza, jugó con sus dedos por los nervios.

El mayor tomó su mano y la acomodó sobre la del pelinegro, haciendo que diera un respingo cuando sintió lo fría que estaba, aunque el otro no dejó que apartara su tacto de esta.

—Él sabe que estás aquí, sabes que le gusta tomar las manos de alguien —el rubio acomodó las manos de ambos para que sus dedos quedarán entrelazados—. Por favor, no le tengas miedo, sólo está durmiendo.

El castaño sorbió su nariz, un pequeño sollozo escapó de sus labios.

—Oh, Harry, no llores —el rubio lo abrazó—. Si lloras, Zaynie se va a dar cuenta y va a llorar también —murmuró.

El menor tenía una bruma en el pecho que le decía miles de cosas para hacer, entre las que estaban huir, llorar y gritar, o quedarse allí al menos un rato, como respeto, como consuelo.

No sabía qué hacer de todo aquello.

—Nialler... No me gusta estar aquí.

El menor retiró la mano de la del pelinegro, la llevó a su rostro, cubriendo sus ojos para no ver.

—Pero te gusta estar con Zayn, ¿No? Lo quieres, dilo —habló el rubio, bastante alto para estar tan cerca de él—. Harry, Zayn está triste porque nadie viene a visitarlo... Piensa que nadie lo quiere, demuéstrale que está mal. ¿Puedes quedarte un rato?

El castaño lo miró con tanta tristeza, tardó unos segundos en asentir.

—Háblale, Harry, él te escucha —murmuró el mayor—. Ya sé, iré a comprar unos buenos cafés, a Zayn y a ti le encantan, claro que estando dormido no puede beber café... Pero con unos cómodos cafés podemos hablar mejor, como antes.

El castaño hizo silencio unos segundos.

—Quizás cuando despierte... —murmuró Harry, con una pequeña sonrisa—. Cuando despierte beberemos café los tres. Pero quizás esté frío para entonces... Cuando despierte yo compraré los cafés.

El rubio sonrió ampliamente, cálido por la actitud del menor, lo movió un poco entre sus brazos con emoción.

—Ya regreso, háblale hasta entonces, Harry —dijo, liberando el abrazo—. Si lo halagas un rato sonríe, inténtalo. O cántale algo, le gusta, si le gusta lo suficiente también va a sonreír.

Antes de salir de la habitación, se volvió hacia el pelinegro, dando un apretón en su mano mientras dejaba un beso en su frente.

—Ya regreso, amor.